En la Argentina hay 14.500 glaciares relevados, y la mayoría está sufriendo la furia del aumento de la temperatura atmosférica, perdiendo superficie y volumen de manera cada vez más acelerada. Esta información surge del trabajo del Instituto de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), la institución encargada de elaborar el inventario nacional que ordenó confeccionar la Ley de Glaciares, sancionada en 2010.
Pierre Pitte, geógrafo del IANIGLA y corresponsal del Servicio Glaciológico Mundial -una institución dependiente de la UNESCO que centraliza la información de glaciares de todo el mundo-, indicó a Clarín que los glaciares en situación más crítica son los de Tierra del Fuego, algunos de los cuales, como el Martial Este, corren riesgo directamente de desaparecer.
Según Pitte, hasta el momento se han podido relevar 5.600 kilómetros de glaciares, usando básicamente información satelital -la mayoría de los cuerpos de hielo se encuentra en zonas inaccesibles-, aunque también se ha hecho trabajo de campo. Si bien sólo los resultados correspondientes a la provincia de Mendoza están publicados y accesibles online, ya se han completado los estudios de todas las cuencas, con excepción de la región Norte -Jujuy, Salta y Catamarca-, que tiene glaciares pequeños por encima de los 5 mil metros, menos afectados por el cambio climático. Faltan también los estudios de la provincia de Neuquén, que tiene glaciares en montañas y volcanes, como el Lanín.
El geógrafo explicó que toda la información tiene que ser validada ahora por el Instituto Cartográfico Nacional y la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación, como parte del trámite que establece la ley. En algunos sitios, como en la provincia de Santa Cruz, hay problemas de demarcación por los límites con Chile, por lo que se necesita que la Cancillería apruebe los mapas.
Sin embargo, Pitte aseguró que se llegará en tiempo y forma a completar el estudio de glaciares para mediados del año que viene, cuando se cumpla el plazo que estipula la Ley de Glaciares. Esto preocupa mucho a las ONG, a las que los organismos oficiales les han dado información contradictoria.
Después del inventario, señaló Pitte, viene otra etapa de investigación para determinar datos más finos, entre ellos cómo han fluctuado los glaciares en los últimos 50 años y a qué velocidad están retrocediendo hoy. Si bien se necesitan esas investigaciones más profundas, ya se sabe que la mayoría de los glaciares -que son reservorios clave de agua en algunas provincias- está en retirada.
“Hubo un retroceso muy pronunciado en el siglo XX, que tiene mayor intensidad en el siglo XXI”, señaló el experto. “Están perdiendo superficie y masa”, agregó.
Por ejemplo, en los Andes Centrales, en las provincias de Mendoza y San Juan, hay glaciares grandes, como el de los cerros Aconcagua, Tupungato y Mercedario, que han retrocedido entre un 10 y 20 por ciento. Esto se sabe porque datos históricos permiten hacer las comparaciones entre ayer y hoy. En los años 60 y 70 se hicieron fotografías aéreas experimentales que sirven ahora de base para estos importantes estudios.
Como las imágenes satelitales son relativamente nuevas, la información para determinar la fluctuación de un glaciar es variada: fotografías, registros de viajeros, pinturas y -por supuesto- estudios de sedimentos.
En épocas estivales, cuando no hay precipitación nívea, el derretimiento de los glaciares es el que garantiza el suministro de agua a los ríos. Si los glaciares desaparecen, también desaparecen las fuentes de agua para la población y la agricultura. Por eso tienen una importancia estratégica.
Santa Cruz, que concentra el mayor número de cuerpos de helados en la Argentina. En esta parte de la Patagonia se encuentran los dos campos de hielo: el Norte y el Sur. El primero corresponde a Chile, el segundo se divide entre los dos países: el 75 pertenece a la nación vecina, el resto a la Argentina. Aquí los datos son contundentes. De los 48 glaciares que contiene la región, se sabe que sólo uno avanzó -está en el lado chileno- y hay otro que se mantiene estable: el famoso Perito Moreno. El resto retrocedió.
El derretimiento de los campos de hielo contribuye a la suba del nivel del mar, no así el resto de los glaciares más pequeños. Uno de los más afectados es el Upsala, que cedió 3,5 kilómetros en los últimos 20 años. Cada año, su frente pierde un equivalente a un edificio de 7 pisos de hielo, indicó Pitte.
La situación en Tierra del Fuego es crítica, aun peor que en Mendoza, porque allí hay glaciares pequeños, de medio kilómetro o menos. Con la disminución de las nevadas todo se complica mucho más. “Si la temperatura sube, no tienen dónde ir”, dijo Pitte. El Martial Este, un cuerpo de hielo muy estudiado, ha perdido 15 metros de espesor en 15 años.
Los glaciares de Neuquén, Río Negro y Chubut también han perdido entre 10 y 20 por ciento. Se espera que con estas tendencias de temperatura todos los glaciares pierdan otro 10% más en la próxima década.