La caída de la rentabilidad debido al congelamiento que durante años sufrieron los precios de las naftas, y los constantes aumentos de costos vienen provocando una sangría en el mercado de las estaciones de servicio del país. En lo que va de la era K, se cerraron 3500 bocas de expendio provocando que la oferta de naftas y gasoil se fuera concentrando cada vez más, en especial en manos de los principales jugadores de este negocio. Según varios relevamientos realizados por las cámaras empresarias del sector, en el 2000 había 7000 estaciones de servicio. Cuando estalló la crisis del 2002 quedaron 6500, y 13 años después sobreviven 3000. Es decir, durante el gobierno K se cerraron al menos 2500 establecimientos, o lo que es lo mismo, 115 por año u 11 por mes. En donde funcionaban esos locales, hay edificios o simplemente terrenos baldíos o cerrados.
La reducción de este negocio se da en un contexto en el cual se sumaron al tránsito más de tres millones de vehículos y en el último año. Hoy por las rutas transitan 9,4 millones de autos, camionetas, colectivos y camiones que deben ser abastecida por los locales que aun operan.
De esta forma, mientras en 2001 había una estación de servicio por cada 974 vehículos, ahora hay una por cada 3000. Esto sin tener en cuenta el parque de motos, que se duplicó en los últimos cinco años. Los aumentos de precios de las naftas que se vinieron sucediendo tras la reestatización de YPF lograron en parte frenar esta sangría. Aunque no impidieron la fuerte concentración del sector, que se evidencia en que el 40% de las estaciones de servicio que sobreviven opera en Capital Federal y el Gran Buenos Aires (GBA). De hecho, según un trabajo de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha), "el proceso de concentración profundizó la participación de las grandes compañías en el negocio, interesadas en abrir centros de venta propios, justamente en áreas en las que todavía se necesita incrementar las mangueras".
Es que las más afectadas por esta tendencia son las estaciones de servicio sin marca. Las que no pertenecen a una empresa. Las llamadas de bandera blanca.
Tan sólo el año pasado desaparecieron del mapa argentino de los combustibles 110 bocas de expendio de este sector. Y en la actualidad hay 566 establecimientos, la mitad que en 2004. Según Manuel García, presidente de la Asociación de Estaciones de Servicios Independientes (AESI), "las bocas blancas están en inferiores condiciones de mercado, en desfavorables condiciones de comercialización porque no tienen marca". Según el dirigente empresarial, esto hace "que la gente tenga cierta desconfianza". El tema precio también influye en la caída de los establecimientos sin marca. Es que, al no tener el respaldo de un grupo también productor o refinador, deben adquirir los combustibles a un intermediario, trasladando ese costo al valor de los combustibles que despachan al público, que termina siendo más caro que el de una estación de bandera.
Según el trabajo de AESI, esta concentración del mercado "fue dando paso a la aparición de las mega-estaciones que ofrecen todo tipo de servicios, con precios inferiores a los de las de bandera".
De todos modos, el relevamiento de Cecha también da cuenta del cierre de locales de las grandes marcas como YPF, Petrobras, Axion energy (ex Esso) y hasta de Oil Combustibles, la empresa del grupo Indalo que adquirió la mitad del negocio local a la petrolera estatal brasileña. De acuerdo al estudio, en 2013, Shell cerró 26 bocas; YPF, 10; PDV Sur, 13; Petrobras, 9; Axion 7 y Oil Combustibles, 5.
Sin embargo, desde su reestatización, YPF fue desarrollando un plan de aperturas de nuevas bocas de ventas. Así, hoy tiene 1536 estaciones entre propias y abanderadas. Esto le da el control sobre el 58% del mercado, sumando naftas y gasoil. Según datos de la propia petrolera, en ventas de nafta premium tienen el 63% de market share, tras el lanzamiento de Infinia.
Por su parte, Shell tiene 616 Estaciones de servicio activas en Argentina. En el canal retail, se venden 2.800 millones de litros por año (un poco más de la mitad son naftas, el resto es gasoil) y se realizan en promedio 500 cargas de combustible por minuto en las bocas de expendio.