Wall Street se desinfló en la recta final y borró las ganancias acumuladas durante el día tras las medidas anunciadas por China, y el Dow Jones cerró con un descenso del 1,3% un día después del desplome de los mercados mundiales.
Ese índice perdió 204,91 puntos y terminó en 15.666,44 unidades, mientras que el selectivo S&P500 retrocedió un 1,3% hasta 4.506,49 enteros y el índice compuesto del mercado Nasdaq bajó un 0,4% hasta 1.867,62 unidades.
Los operadores en el parqué neoyorquino terminaron en números rojos por tercer día consecutivo pese a que durante la mayor parte de la sesión se anotaron importantes ganancias en lo que parecía una jornada de rebote tras el desplome de los mercados el día anterior.
Los tres indicadores de Wall Street arrancaron con fuertes subas animados por las medidas anunciadas en China para intentar atajar la crisis bursátil que ha sacudido los mercados y que ha acentuado las dudas sobre la segunda economía mundial.
El Banco Popular de China bajó los tipos de interés de los préstamos, inyectó u$s 23.400 M en el sistema financiero, y redujo el encaje exigible a bancos.
Los mercados siguieron apuntando a una jornada de rebote tras conocerse, además, un buen dato sobre la confianza del consumidor en agosto y un aumento de las ventas de viviendas nuevas en julio.
Sin embargo, en la última media hora se borraron los avances y todos los sectores cerraron a la baja, como el industrial (-1,2%), el de materias primas (-0,9%), el energético (-0,8%), el financiero (-0,6%) o el tecnológico (-0,6%).
La decisión de China no terminó de convencer a los inversores, que habían iniciado la rueda con mayor optimismo.
En cambio, las medidas del gigante asiático sí llevaron algo de alivio a los mercados europeos, que recuperaron en parte las bajas sufridas en la vísipera: Milán ganó 5,9%; Fráncfort 5%; París 4,1%; Madrid 3,7%; Londres 3,1% y Atenas 9,4%.
En China, la bolsa de Shanghái se desplomó otro 7,6% a 2.965 puntos, por debajo de la marca simbólica de los 3.000. También cayó el Component de Shenzhen, que retrocedió un 7% hasta los 10.198 enteros.
Desde el inicio del crac bursátil a mediados de junio las autoridades han intentado estabilizar los mercados con la inyección de miles de millones. Este martes, la autoridad monetaria china inyectó un total de 23.400 millones de dólares en el sistema financiero del país para aumentar su liquidez.
El banco central chino explicó, en un comunicado publicado por la agencia oficial Xinhua, que la reducción de la liquidez disponible en el mercado, causada por la devaluación del yuan, ha hecho necesaria esta intervención. El ente emisor abrió una línea de financiación a los bancos chinos a través de acuerdos de recompra inversa, por los que se venden valores condicionados a un compromiso para recomprarlos posteriormente, con un vencimiento a siete días y un interés de un 2,5%.
Además, el banco central chino anunció una rebaja de 0,25 puntos en los tipos de interés de los préstamos para dejarlo en un 4,6% y de otros 0,25 puntos en los tipos de interés de los depósitos, que quedan en un 1,75%.
También redujo en medio punto porcentual el ratio de reservas exigido a los bancos, en el segundo "doble recorte" (de tipos y coeficiente) que adopta en los últimos dos meses, después del anunciado el pasado 28 de junio.
Tokio
El índice Nikkei de la Bolsa de Tokio cerró con una caída de casi 4%, no lejos de las pérdidas de la víspera, pese a un repunte durante la sesión que parecía indicar una vuelta a la calma de los inversores.
El Nikkei de los 225 valores principales cedió 3,96%, es decir, 733,98 puntos, hasta 17.806,70 puntos, al día siguiente de un desplome de 4,61%, debido al descalabro de las bolsas chinas.
La caída de 8,5% de la bolsa de Shangai el lunes hizo desplomar las bolsas de todo el mundo, provocó la caída de los precios de las materias primas e hizo depreciar monedas. Las pérdidas bursátiles en Europa y Estados Unidos fueron de tal magnitud que se perdió lo ganado en lo que va del año.
El impacto que tiene China en el mundo es incuestionable y por esto resulta fundamental comprender las últimas medidas con las que el gigante asiático intenta respaldar su debilitada economía, para atemperar las turbulencias económicas que por estos días tiene en vilo a los mercados.
El Banco Popular de China (BPC) anunció ayer que recortará la tasa referencial de préstamos bancarios a un año en 25 puntos básicos a 4,6%. El recorte de tasas será el quinto desde noviembre y entrará en vigencia a partir de hoy. Según el BPC, la medida busca estimular la actividad de la economía "reduciendo los costos de financiación y promoviendo un desarrollo sostenible de la economía real". Con esta decisión, se espera que sea más barato para las compañías chinas pedir prestado dinero.
Al mismo tiempo, la entidad decidió relajar su encaje bancario en 50 puntos básicos a 18% para la mayoría de las entidades grandes, con el objetivo de inyectar liquidez a un sector bancario que se volvió reacio a prestar. El cambio, que se pondrá en marcha el 6 de septiembre, permitirá al gobierno chino volcar 678.000 millones de yuanes ($ 105.700 millones) al mercado financiero. Si bien el escenario de fondo continúa inestable, los inversores esperan que el relajamiento monetario estabilice al mercado de acciones chino, que ya perdió más del 15% en lo que va de esta semana.
El BPC también relajó el control sobre los intereses de depósitos bancarios. La entidad monetaria anunció una rebaja de 25 puntos básicos en el interés aplicado a los depósitos a un año, que pasará a ser del 1,75%. En tanto, el techo de depósitos bancarios por más de un año fue disminuido aún más para liberar al mercado de tasas de interés. Esto supone un incremento en la competencia de un sistema bancario que en su mayoría se encuentra dominado por prestamistas estatales. De hecho, la medida supone un paso más del gobierno chino para flexibilizar el sistema financiero.
A través de la implementación de las medidas mencionadas, China busca apuntalar la economía. En un comunicado, el BPC dijo que enfrenta la "ardua tarea" de mantener el crecimiento económico mientras continúa implementando reformas. De hecho, la entidad monetaria redujo las tasas de interés en los últimos meses para cumplir con su objetivo de crecimiento de 7% para este año. De acuerdo a la agencia Reuters, un sondeo privado mostró que la actividad del sector fabril de China se contrajo a su ritmo más veloz en casi seis años y medio en agosto, ante una disminución de la demanda doméstica y de exportaciones, lo que incrementó el temor de que la economía se esté desacelerando mucho más de lo previsto.
China utiliza sus reservas para mantener la estabilidad del yuan, que en dos semanas la llevó a una devaluación cercana al 5%. Pese al caos que reina a su mercados financiero, el país cuenta con unos u$s 3600 billones en reservas internacionales para enfrentar episodios de volatilidad en su moneda. Dentro del gobierno chino, algunos vieron la estrategia del banco central de combinar la depreciación del yuan con las reformas de mercado como una decisión inteligente que podría contener las críticas de los detractores de China. Asimismo, el BPC inyectó ayer el equivalente a u$s 23.400 millones en el sistema financiero del país para aumentar su liquidez