Sumida en una crisis política que no cede, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha anunciado este lunes que reducirá tanto el número de ministerios del Gobierno, de los 39 actuales a 29, como los cargos de confianza, unos 22.000 en todo el país. El Ejecutivo también ha confirmado que intensificará el programa de reducción de gastos administrativos (transporte, agua, energía eléctrica, etcétera) y la venta de algunas propiedades del Estado.
Con este mensaje de austeridad, la mandataria pretende atenuar las críticas a su gestión y la creciente preocupación por la crisis económica que castiga al país. Una protesta en la que participaron aproximadamente 800.000 personas en varias ciudades exigió la destitución de la presidenta el domingo 16 de agosto y, la semana pasada, el banco central reconoció que el final de la recesión se aleja cada vez más.
La recuperación no llegará en 2016, como esperaban los analistas, sino un año más tarde, según las previsiones de la autoridad monetaria. Mientras, los empresarios se resisten a invertir, la actividad económica se contrajo un 1,89% en el segundo trimestre del año, el peor resultado desde 2009, y el desempleo alcanza el 7,5%.
Cuando el expresidente Fernando Henrique Cardoso (Partido de la Social Democracia Brasileña, PSDB) acabó su segundo mandato, en 2002, Brasil tenía 24 carteras. El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva creó 15 nuevos ministerios en poco más de una década.
Hasta ahora, Rousseff había defendido que todos los ministerios eran necesarios, pero la reducción era una antigua exigencia de la mayoría de los ciudadanos brasileños y también de la oposición y del presidente de Senado, Renan Calheiros, el nuevo aliado político de Rousseff. El anterior era el líder de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, que rompió relaciones con el Gobierno en julio tras verse implicado en el escándalo de corrupción de Petrobras y acusar al equipo de Rousseff de intentar perjudicarlo políticamente.
Si la reforma administrativa logra la aprobación, la presidenta tendrá por delante una tarea difícil, la de acomodar las exigencias de los nueve partidos que forman la base aliada del Gobierno.
Entre los ministerios que tienen más posibilidades de sufrir recortes están tres (Puertos, Aviación Civil y Pesca) bajo el mando del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). La formación, a la que pertenece el vicepresidente Michel Temer, controla también la cartera de Turismo, la de Agricultura y la de Minas y Energía.