En los últimos 25 años, Chile se ubicó en la novena posición mundial entre los países con la mayor expansión del Producto Interno Bruto (PIB) por habitante. La revisión de las cifras muestra un alza de más de 300% entre 1990 y 2015. Si en 1990 el PIB per cápita chileno era de US$ 5.847, un cuarto de siglo después subió cuatro veces hasta alcanzar los US$ 23.556, el más alto de América Latina.
La ubicación de Chile incluye a todos los países de los que existen datos desde 1990 y que en 2015 superaron los US$ 10 mil de PIB per cápita a paridad de poder de compra.
En 1990, el año de la restauración de la democracia, Chile estaba situado como el 59° país con mayores ingresos por habitante en el mundo. Esa ubicación era incluso peor que la que tenía en 1980, cuando estaba en el puesto 56. Con el transcurso de los años en democracia, sin embargo, la economía chilena despegó. Los aranceles disminuyeron, sobre todo con la mayor red de acuerdos comerciales del planeta; la política monetaria afianzó su autonomía en el Banco Central, se abrió el mercado para el influjo de capitales, la inversión privada prosperó y la política fiscal comenzó a institucionalizarse para apuntar a un equilibrio a largo plazo.
Así, el crecimiento económico se expandió y con ello el PIB por habitante. Según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2015 los casi US$ 24 mil per cápita que exhibirá Chile situarán al país en el puesto número 56, pero ahora de un universo mucho mayor de países de los que había en 1980 cuando no había estadísticas de Europa oriental. Para ponerlo en perspectiva: el PIB por habitante de Venezuela hoy (US$ 16.346) tiene a ese país en la posición 76, mientras que su ingreso por US$ 7.838 de 1980 lo ubicaban en el puesto 32 del mundo. Venezuela era, en esa época, el país con el PIB por habitante más próspero de América Latina.
En el caso de Chile, los primeros tres gobiernos de la Concertación consiguieron saltos relevantes en el indicador. Al finalizar el período de Patricio Aylwin (1990-1994), el PIB por habitante era casi 33% mayor a cuando empezó. Con Eduardo Frei (1994-2000), que enfrentó la crisis asiática, el incremento fue de 31%, y con Ricardo Lagos aumentó en otro casi 33%.
La pausa vino durante la primera administración de la presidenta Michelle Bachelet (2006-2010), cuando el mundo se enfrió por la gran recesión global. Al cierre de su primer período, el PIB por habitante creció menos de 10% comparado con cuando empezó. En el caso de Sebastián Piñera (2010-2014), durante su mandato el PIB por habitante en Chile recuperó algo de dinamismo al subir casi 19%.
Debido a la disminución general de su actividad, entre 2000 y 2015 el PIB per cápita chileno anotó una expansión de 107%, lo que lo ubicó en el puesto 34 del mundo para el período mencionado.
Nadie podría sorprenderse con el dato de que China ha liderado ya por décadas el crecimiento económico mundial. Eso naturalmente se extiende a sus indicadores por habitante.
Entre 1990 y 2015, el PIB per cápita chino pasó de paupérrimos US$ 954 a casi US$ 14 mil. Es decir, los recursos del producto chino, divididos entre sus habitantes, se multiplicaron 14 veces en solo 25 años, un fenómeno inusual en la historia económica. El panorama es incluso más impresionante al revisar cuánto era el PIB per cápita en 1980: apenas US$ 302. Es decir, en 35 años los chinos multiplicaron por 46 su riqueza.
Aunque la expansión económica china ha comenzado ahora su inminente fase de ralentización, lo hace a una velocidad superior 6% anual, una tasa que parece imposible para países como Chile en la actualidad. Eso significa que el PIB por habitante chino seguirá su ascenso de vértigo pese a la desaceleración de su PIB.
En América Latina, entre 1990 y 2015 un pequeño país centroamericano ostenta la mayor alza de su indicador por habitante: Panamá. La economía panameña, abierta al mundo y con una fuerte política de atracción de capitales, consiguió pasar de un producto por habitante de US$ 7.200 en 1990 a más de US$ 20 mil este año, según las estimaciones del FMI. Es el indicador más elevado de América Central y el cuarto más alto de toda América Latina, tras Chile, Argentina y Uruguay.
Un caso más comparable al chileno es Corea del Sur.
En 1980, el PIB por habitante en Corea del Sur llegaba a los US$ 2.183, equivalente al 64% del de Chile entonces. Entre ese año y 2015, los coreanos multiplicaron sus ingresos 17 veces. Chile lo multiplicó casi siete veces en el mismo lapso. Los resultados muestran cómo la consistencia de la política económica y el rol del capital humano hicieron que las posiciones se dieran vuelta: el actual PIB por habitante de Corea del Sur es de US$ 36.600 y es Chile, hoy, la economía que llega al 64% de esa cifra.
