Según un reciente informe sobre la demanda de oro publicado por el Consejo Mundial del Oro (World Gold Council) , las compras realizadas en Alemania –en forma de lingotes y monedas- ascendió a las 24,1 toneladas métricas ™, en este segundo trimestre de 2015. Una cantidad que representa el 40% de las compras totales realizadas por el resto de países occidentales.
Según el estudio, tras Alemania se sitúan los Estados Unidos con 12,5 tm. Suiza está en tercer lugar con 11 toneladas y después se suceden distintos países europeos –con un total de 7,7 toneladas-. Austria (2,5 tm), Reino Unido (1,9 toneladas) y Canadá (0,5 toneladas) cierran la lista de países compradores. Francia se sitúa en números rojos tras desprenderse de algo más de media tonelada de oro físico en los mercados, durante este mismo periodo.
Las adquisiciones alemanas de oro físico tendrían explicación en el descontento con la situación financiera vivida en Grecia y que se hace extensiva con el actual sistema financiero de la propia Unión Europea. Un hecho que ha generado un intenso debate en la opinión pública alemana. Una actitud que se contrapone, curiosamente, con el comportamiento de los franceses, que han optado en este mismo tiempo de turbulencias por vender oro como la mejor estrategia financiera.
Si sumamos del informe sólo las adquisiciones realizadas por países europeos, podemos comprobar cómo las compras alemanas representan el 52% del total de las compras de lingotes y monedas de oro. Sin embargo, la mayoría de las compras de oro a nivel mundial siguen estando lideradas por los países orientales. Si comparamos ambos datos vemos como estos han aumentado sus reservas de oro en 115,9 toneladas por las 59,6 de los países occidentales. Y eso que el informe no puede asegurar que las compras de países como China o India no sean mayores.
Sólo entre el 1 y el 2% de la población mundial invierten en oro físico. En un cálculo conservador, estas personas acaparan cerca del 30% de la oferta total de oro –en lingotes y monedas- que existe en el mundo. Así que la pregunta que surge es qué podría pasar cuando otro 1% de la población mundial también se interese por el oro. A tenor de los números mostrados, en esta nueva situación, esta nueva demanda, podría impactar abrumadoramente sobre el mercado de oro físico.