En el ambiente minero local, la montaña de escombros y residuos que la empresa chilena Los Pelambres generó sin autorización en tierras calingastinas no ha pasado desapercibida. DIARIO DE CUYO consultó a 4 expertos que aseguraron tajantemente que es más conveniente retirar la escombrera que remediarla para que no tenga efectos contaminantes. Así, los especialistas refutan el argumento de la compañía, que viene sosteniendo su rechazo a la remoción argumentando que "la mejor solución" ambiental es el cierre.
Los profesionales consultados fueron Ricardo Martínez y Jaime Bergé, autoridades de la Cámara Minera; Mónica Ramírez, ingeniera de Minas, y Julio Ríos Gómez, titular de la entidad que nuclea a las empresas exploradoras. En síntesis, afirmaron que el traslado no producirá un impacto significativo en el ambiente y que es más riesgoso dejar un cerro de escombros, que no se sabe si se construyó teniendo en cuenta las normas de control y que puede generar drenaje ácido.
La polémica se debe a que Los Pelambres arrojó, desde 2004 a 2011, 50 millones de toneladas de roca de un yacimiento que tiene en Chile en casi 53 hectáreas de suelo sanjuanino. La firma Glencore, que planea explotar el emprendimiento Pachón, es la propietaria de la zona en la que se levantó la escombrera en el lado argentino y recién radicó una demanda civil por daños y perjuicios el año pasado. En la causa está interviniendo el Juzgado Federal Nº1, que convocó a las partes a una mediación (ver recuadro).
La minera chilena se opone al traslado porque sostiene que implica la operación, durante años, de camiones y otros equipos mineros, generando emisiones de polvo, gases de efecto invernadero y otros daños a la flora y fauna.
Sin embargo, expertos rechazaron esa postura. Ramírez dijo que "hay medidas que se pueden aplicar para que esos impactos sean mínimos, se puede hacer un plan controlado. Es más riesgoso mantener la escombrera que trasladarla". Bergé resaltó que "la mejor alternativa es sacarla para evitar riesgos a futuro y recomponer todo". Ríos Gómez negó que se produzcan impactos graves, ya que dijo que "el polvo va a ser rápidamente absorbido por el ambiente", mientras que Martínez remarcó que la remoción no producirá daños, "salvo que se haga mal".