POR BRUNO ALBERTO DONATI
Si nos referimos a los pesticidas y herbicidas (generadores de cáncer), a las baterías de los automóviles con plomo y ácido sulfúrico de las cuales se tiran mínimo 50 mil al año en San Rafael y nadie sabe dónde van, a los aceites quemados, a los abonos de fosfatos que pueden tener altos tenores de radiactividad y nadie los controla, a la mala disposición de los residuos patológicos, a pesar de la amplia legislación que los comprende, también las hormonas en los productos cárneos que consumimos. También el uso del ácido fosfórico en el riego por goteo que se lo maquilla de bueno porque produce fosfato bueno para el agro, y el ácido nítrico para nitratos y no se considera que el sulfúrico al contacto con el suelo produce sulfatos que lo contienen todas las aguas que incorporamos en forma natural.
Que el uranio es un componente natural de la corteza terrestre con un contenido aproximado de 3 gramos por tonelada y de las aguas del planeta en un contenido aproximado de dos a tres microgramos por litro y que recibimos por el solo hecho de vivir en el planeta tierra.
Que los países con energía nuclear incorporadas a sus arsenales, son los que establecen las reglas como el caso de nuestra guerra de Malvinas, y otras que vemos a diario. Que los países con energía nuclear de uso pacífico son los proveedores a los países que han pretendido suplantarla totalmente (Alemania e Italia compran energía a Francia, país nuclear). Aquí vemos que el uso de la plataforma energética debe ser variado y de acuerdo a las condiciones de cada sitio, teniendo en cuenta el ambiente en que se va a desarrollar y los problemas globales ambientales como es el calentamiento global y la producción de basura per cápita.
Señores los problemas nuestros debemos estudiarlos no con egoísmos regionales, no con criterio de isla, ya que están en un contexto de globalización, tener en cuenta que nuestras debilidades son las puertas del dominio foráneo desde el punto de vista económico, industrial, del agro y fundamentalmente de la libertad de nuestro pueblo.
Los países fuertes económicamente, evolucionados industrialmente, organizados y con objetivos claros de su futuro, son los que se sientan a discutir en el contexto de intereses globales de las naciones, los débiles reciben lo que les toca.
Acordémonos de la antigua frase romana "Si vis pacem, para bellum"; si quieres la paz, prepárate para la guerra. No es una frase agresiva sino todo lo contrario, es decir, que para que una guerra sea impedida o un país dominado por otro, lo mejor es estar bien armado, armado económicamente, industrialmente, y con la fortaleza necesaria para evitar ser atacado o sobrepasado sobre sus intereses como país y la libertad de sus habitantes.
El Plutonio es un remanente del Uranio enriquecido, utilizado en armas de aniquilación masiva. Al incentivar en el tercer mundo la tecnología nuclear, el primer mundo se hace de Plutonio sin necesidad de ser su productor directo, y deberemos entregarlo a los países autorizados para su manipulación, por ejemplo EE.UU., Francia, Inglaterra.
La radiactividad es una energía sutil. Sin humo sin olores, incolora, sin sentido alguno que la pueda captar. Sin embargo, si una millonésima parte de un gramo de plutonio penetra en nuestro cuerpo ocasionará cáncer. Las minas de explotación de uranio son letales. El gas radón emitido durante la explotación es radiactivo y viaja 1000 Km. con un viento de 16 Km. por hora, antes de que decaiga a la mitad su cantidad original.
El centro Nacional de Estadísticas de la salud de EEUU. Concluyó que "el número de defectos en bebes que habitan en zonas `próximas a minas de uranio explotadas en Utha, Nuevo México, Colorado y Arizona es de 10 a 150 % más que el promedio nacional en el resto del país.
La actividad de las plantas de energía nuclear es de 30 o 40 años. Luego se las decomisa sellándolas herméticamente. Se convierten así en un basurero nuclear eterno. Por tanto: No fabriquemos más plantas nucleares. Durante años arrojaron tambores con residuos radiactivos de corta y mediana actividad a los océanos garantizando su hermeticidad por 200 años. Hoy muchos ya están abiertos soltando el flagelo mortal.
En Argentina las explotaciones de uranio realizadas hasta el momento han dejado daños ambientales catastróficos. Según la propia CNEA las minas han quedado sin remediar. En el Complejo Fabril San Rafael (en Sierra Pintada, Mendoza), quedaron 1.700.000 toneladas de colas de uranio, 5.340 tambores radiactivos, 153.000 metros cúbicos de residuos líquidos. En Malargüe quedaron 700.000 toneladas de colas; en Huemul quedaron 19.500 metros cúbicos de estériles de explotación y 2.500 metros cúbicos de marginales.