“Me sorprendería más ver un precio del cobre a niveles de US$3 la libra que uno bajo US$2 la libra”, señaló a comienzos de la semana pasada el académico del MIT Ricardo Caballero, en una entrevista con PULSO, dando cuenta de la mirada pesimista que existe en un amplio sector del mercado respecto de la evolución futura del metal rojo, que el viernes cerró en US$2,32 la libra.
En ese contexto, Credicorp Capital delineó en un reciente informe qué pasaría con las principales variables macroeconómicas del país si efectivamente la cotización del cobre desciende en el corto plazo hasta US$2 la libra y permaneciera en torno a ese nivel hasta fines de año.
Los economistas Paulina Yazigi y Andrés Osorio, autores del estudio, aclaran de entrada que si bien ese no es el escenario base que prevén para los próximos meses, no es descartable y tiene la posibilidad de ocurrir.
Así, el primer efecto de un cobre en US$2 la libra sería sobre el tipo de cambio, que se vería fuertemente afectado por la menor entrada de retornos al país. Con ello, la divisa norteamericana que el viernes cerró en $677,40, podría experimentar un incremento adicional de hasta unos $55, situándose entre $710 y $735.
“El mayor tipo de cambio afectaría positivamente al sector agrícola e industrial contrarrestando parte de la caída de las exportaciones mineras. Sumando ambos efectos los envíos en términos reales presentarían un crecimiento de 0,5% menor en 2015”, dice el informe.
Ahora, como consecuencia del alza del tipo de cambio, la inflación tendría un aumento de 0,4 punto porcentual (pp)en el caso de que sea una baja del precio del cobre transitorio, y de 1,4 pp en los siguentes doce meses si es que es permanente. “Este efecto sobre la inflación ocurriría en los doce meses siguientes al alza cambiaria, aunque con mayor incidencia en los primeros tres meses”, indica el reporte. Es decir, si el precio del metal rojo se mantiene en los niveles actuales, la inflación podría cerrar el 2015 en 4,1%, mientras que si cae a US$2 la libra los precios terminarían en 4,5%. Ahora si el valor de metal se recupera hacia niveles de US$2,6 la libra, la inflación cerraría en 3,8% en 2015.
Actividad e ingresos fiscales
Un cobre en niveles del orden de US$2 la libra el resto del año, también tendría efectos en el Producto Interno Bruto (PIB), según Credicorp Capital. “El mayor tipo de cambio y peores expectativas desincentivarían al consumo privado. Por otra parte, la inversión en minería se vería debilitada en caso de que el shock se perciba como permanente o bien algunas se pospondrían para dilucidar qué sucedería con el cobre a futuro”, expresa el estudio.
Asimismo, el texto agrega que “el incentivo del mayor precio del dólar sobre las exportaciones puede llevar a un impulso en la inversión en los sectores no mineros, pero el impacto es más bien marginal, por ahora, ya que el sector transable representa menos del 10% de la inversión total”. Así las cosas, “esta caída en el precio del cobre tendría un efecto negativo de 0,9 pp sobre el crecimiento del país en 2015”, describe Credicorp Capital, lo que lo situaría no sólo por debajo de 2%, sino también inferior al 1,9% registrado en 2014.
Sobre el impacto en los ingresos fiscales, dependería del efecto de esta caída sobre la producción de la minería estatal y privada. Al respecto, lo primero que hace el estudio es desmitificar la importancia del cobre sobre los ingresos fiscales: en 2014 Codelco aportó 4,4% de los ingresos al Gobierno y las grandes mineras lo hicieron en 4,7%. El resto de los ingresos del Fisco provino de impuestos. De esta manera, “un cobre a US$2 la libra durante el resto del año tendría un impacto negativo de US$900 millones por menor aporte de la minería. Si a eso le sumamos el efecto de menor crecimiento, podríamos encontrarnos con menores ingresos efectivos para el Fisco por un total de US$1.424 millones para este año”, indica el estudio.
¿Y la política monetaria?
Según describe el informe, “si el movimiento del precio del cobre es transitorio, las presiones inflacionarias por el tipo de cambio serían un elemento extra para normalizar la política monetaria chilena, sumando la incidencia que tendría el alza de tasas externas”. Ahora “si la baja fuera permanente, la caída en la producción local llevaría a una fuerte disminución en las expectativas inflacionarias a dos años. De esta manera, el nivel actual de la tasa de interés de 3% sería poco expansivo, con lo que podríamos observar movimientos a la baja en la TPM, tratando de reactivar la demanda interna”. Para Credicorp Capital “el Banco Central seguiría enfrentando la dualidad actual de actividad decaída con precios altos, pero creemos que el impacto en actividad sería percibido como fuerte, por lo que la inflación tendería al rango meta antes de lo esperado, a pesar de tener un tipo de cambio depreciado”.