Hasta el próximo lunes 10 de agosto se extendió la definición de la conciliación entre Glencore y Antofagasta Minerals (AMSA), a raíz de que Los Pelambres construyó un botadero de estériles por error en Argentina, en terrenos del proyecto El Pachón.
Tras una solicitud de medidas precautorias realizada por la minera suiza, el viernes pasado se realizó la audiencia de conciliación, la que avanzó en algunos acuerdos, aunque estos deberían cerrarse oficialmente la próxima semana.
En la mesa hubo tres actores: además de las mineras, se sentó la Fiscalía de San Juan, que representa al Estado de la provincia, que en las últimas semanas ha tomado un rol más activo pidiendo que se tomen medidas para evitar cualquier daño ambiental.
Aunque en un principio no se había logrado un acuerdo, el juez pidió tomar unos días más para cerrar un entendimiento.
En esa línea, AMSA habría mostrado su disposición de hacer un cierre ambiental del lugar, lo que comenzaría con retirar los 470 neumáticos de camiones mineros que hay depositados en la zona y luego con la construcción de canales de contorno para evitar que las aguas que escurren se mezclen con otras del sector.
Además, se aceptó hacer mediciones independientes de calidad del agua.
En este sentido, la provincia habría manifestado su disposición a colaborar con la obtención de permisos para hacer las obras más expeditas.
Un tema que quedó por resolverse es por qué país se realizarán las obras de cierre. Pelambres señaló que lo óptimo sería hacerlo por Chile, aunque según fuentes consultadas el acuerdo no incluiría un pronunciamiento directo respecto al tema. De todos modos, para que se pudiera concretar algo así, sería necesario que instancias binacionales autorizaran el traspaso de la frontera, algo que pareciera no generar acuerdo entre las empresas por el tiempo que podría demorar esto.
Otro tema que no se resolvió y que, por lo tanto, seguirá su curso en la arista civil de esta disputa, lo que también implica si las obras son transitorias o permanentes. En ese sentido, Glencore sigue solicitando que se retiren los estériles, que suman 50 millones de toneladas.