Tras la fuerte interna que había paralizado el accionar de la empresa en los últimos meses, los sectores “devidista y camporista” que conviven en el manejo de la estatal ENARSA hicieron las paces y ahora quieren sacar contrarreloj una megacontratación de pequeñas y medianas usinas térmicas que implicará una inversión estatal del orden de los US$ 1.000 millones en los próximos tres años.
Cuando todas las miradas están puestas en el proceso electoral, la conducción bifronte de ENARSA que comparten el presidente Walter Fagyas (el referente del ministro de Planificación, Julio De Vido) y el virtual vicepresidente, Juan José Carbajales (el camporista que reporta al titular de Economía, Axel Kicillof) resolvió avanzar con un nuevo llamado a licitación del plan de “Generación de Energía Eléctrica Distribuida (GEED)”.
Se trata del GEED VIII que había quedado en las gateras hace dos meses por los cortorcircuitos internos y con el cual los funcionarios buscan reforzar la oferta de generación eléctrica para el invierno de 2016.
Con el aval de la Secretaría de Energía que controla la camporista, Mariana Matranga; los responsables de ENARSA tienen previsto licitar en los próximos días la provisión de unos 1.000 MW de potencia para cubrir entre 20 y 25 puntos críticos de abastecimiento eléctrico que fueron identificados en la región metropolitana, el interior bonaerense, Santa Fe, Córdoba y el NEA.
Los oferentes deberán cotizar la instalación y operación de pequeñas y medianas usinas térmicas que puedan funcionar tanto con gas, como con gasoil común y mezclado con biodiesel. La exigencia de que sean máquinas duales está anticipando que el próximo año, otra vez, la producción local de gas natural no será suficiente para atender la demanda de las centrales de generación y que se deberá recurrir a los combustibles líquidos que son más caros y contaminantes.
El pliego licitatorio en juego prevé que los contratos por el “servicio de generación de energía eléctrica” tendrán una duración de tres años y que las usinas que se traigan del exterior van a ingresar de manera definitiva y no como una importación temporaria.
El precio que pagará ENARSA por la potencia disponible se ubicará en torno de los US$ 30.000 por MW/mes y el plazo de habilitación de los equipos generadores será de 180 días a partir de las adjudicaciones de los contratos que se estarían concretando en octubre.
Si bien las bases y condiciones serían similares a las utilizadas en los anteriores capítulos del plan GEED –también conocido como “Energía Delivery”—, los especialistas del sector sostienen que aún quedan por aclarar algunas cuestiones significativas que podrían alterar el marco de competencia y transparencia entre los oferentes.
Un punto clave tiene que ver con los costos adicionales de conexión a los gasoductos que demandarán las usinas para poder funcionar con gas. En principio, ese gasto no está incluido en el precio de la potencia puesta a disposición que remunerará ENARSA. El costo de esa obra lo cotizará cada oferente y lo más probable es la que empresa estatal termine abonando una suma superior a la real del mercado. Una situación parecida se daría también con las líneas eléctricas que se deben instalar en algunos lugares para poder vincular los equipos con las redes regionales de distribución.
La segunda cuestión está vinculada con una cláusula del pliego por la cual los funcionarios de ENARSA podrán “reubicar” de los equipos ofrecidos por los generadores en cualquier lugar del listado que saldrá a licitación. Como esa “reasignación” dará lugar a un “reajuste” de los costos y precios originales, podría darse el caso de que alguna empresa conozca de antemano esta posibilidad y saque ventaja ganando un lugar con una cotización baja que luego vería mejorada tras la “reubicación” de la usina.
La tercera arista que despierta dudas es el plazo acotado que se fijaría para la presentación de las ofertas. Sería entre 30 y 40 días para poder definir las adjudicaciones antes de las elecciones presidenciales de fines de octubre.
En principio, esta limitación temporal podría reducir la cantidad de oferentes que se vino registrando en las anteriores versiones de “Energía Delivery” donde han competido—con distintas suertes—las empresas Energyst, APR Energy, So Energy, Sullair, Aggreko, Elektrogen, Secco y UENSA.