La realización de una mega-producción basada en la experiencia de los 33 mineros enterrados en el yacimiento San José era inminente. Una historia de supervivencia como la que vivieron los involucrados era demasiado atractiva como para quedarse fuera de la pantalla grande, y así lo percibió el productor estadounidense Mike Medavoy ("El cisne negro"), responsable del proyecto que llegará a las salas de cine el próximo jueves 6 de agosto bajo la dirección de la mexicana Patricia Riggen ("La misma luna")
El derrumbe del depósito de metales ya había sido llevado a la ficción por el español Antonio Recio a través de "Los 33 de San José", pero aquella coproducción hispano-colombiana no llegó a las salas comerciales. Se grabó en un tiempo récord (comenzó su rodaje sólo cinco días después del rescate de los verdaderos protagonistas) y se lanzó cuatro meses más tarde en el Festival de Cine de Berlín ante un público reducido de inversionistas ¿El resultado? Mediocre. Sólo logró estrenarse por DVD a comienzos de 2011.
Canales de cable, de TV abierta internacional y documentalistas también lanzaron reportajes sobre los obreros atrapados bajo tierra. Fueron tantos que con seguridad se puede pronosticar que verlos todos demoraría varios días—Basta con recordar que el rescate fue registrado en vivo por cámaras de los cinco continentes.
Pero ese festín de información no desmotivó a Hollywood. Al contrario. Sirvió para confirmarle que era una historia que todo el mundo (literalmente) quería ver. Fue entonces cuando Mike Medavoy puso manos a la obra junto a 20th Century Fox. Utilizando las entrevistas realizadas por un periodista ganador del Pulitzer, Héctor Tobar, la historia se puso en marcha. El guionista de "Dallas Buyers Club: El club de los desahuciados", Craig Borten, prestó su pluma para confeccionar la historia cinematográfica junto a otros dos escritores menos conocidos: Mikko Alanne ("5 Days of War") y Michael Thomas ("The Devil's Double". El resultado final es un largometraje que reúne el punto de vista de los mineros, de sus familias y de los rescatistas. Es importante recordar que el relato no considera a los 33 involucrados, sino que sólo a 10. Esto permite crear un relato más ágil y ordenado.
La producción comienza mostrando a los mineros un día antes del accidente en actividades que permiten identificar la personalidad de cada uno. El primero en aparece en pantalla es Mario Sepúlveda (Antonio Banderas) quien con sus colegas de trabajo— y sus respectivas familias— celebra la próxima jubilación de uno de ellos, Mario Gómez (Gustavo Angarita). Edison Peña (Jacob Vargas) musicaliza ese “carrete” cantando un éxito de Elvis Presley, mientras Mario ríe con su señora, Katty (Kate del Castillo) y con su hija Escarlette (Naomi Scott). El jefe de la mina, Luis Urzúa (Lou Diamond Phillips) ayuda a preparar la comida y el más chico del grupo, Álex Vega (Mario Casas) comparte con su esposa embarazada (Cote de Pablo). También están allí Franklin Lobos, (Alejandro Goic) y José Henríquez (Marco Treviño). La escena irradia alegría y compañerismo.
Si bien casi todos los involucrados en la historia son felices al comienzo del relato, hay excepciones. Una de ellas es María Segovia (Juliette Binoche), la mujer que luego sería conocida como la “alcaldesa” del campamento Esperanza. Ella se mantiene alerta a los movimientos de su hermano alcohólico, el minero Darío Segovia (Juan Pablo Raba). También es duro el inicio para el recién contratado minero boliviano Carlos Mamani (Tenoch Huerta), quien es objeto de comentarios xenófobos. Por otra parte, Yonni Barrios (Oscar Nuñez) engaña a su esposa con una amante sin ninguna culpa, y a sabiendas de todo el pueblo.
Conocer a cada personaje afuera del encierro hace más fácil entender sus posteriores acciones tras el desmoronamiento de la mina, pues en ese lugar salen a flote sus facetas más oscuras. Intentos de suicidio y crisis de abstinencia son parte del panorama, así como también actos egoístas e incluso narcisistas (Todo ello fue revelado por los verdaderos protagonistas al periodista Héctor Tobar).
El ambiente derrotista que en algunos momentos se apodera de de la mina es revertido por el personaje de Banderas. Él es el héroe...junto a Laurence Golborne (Rodrigo Santoro). El ministro es expuesto como un funcionario cercano y dispuesto a todo por lograr el rescate. Es capaz de imponerse al presidente Sebastián Piñera (Bob Gunton), de crear lazos verdaderos con las familias afectadas, y de aprender en un tiempo récord los conocimientos que maneja un ingeniero como André Sougarret (Gabriel Byrne).
El elenco de "Los 33" no decepciona. Tal como se espera de actores “clase A”— como Binoche, Banderas y Byrne—, las actuaciones (en inglés con acento latino) constituyen una de las fortalezas del filme, al igual que los aspectos técnicos. Los efectos especiales utilizados en el derrumbe son inmejorables, al igual que la fotografía. Esto no es menor para una cinta que transcurre mayoritariamente en espacios cerrados. Fundamental es, además, la musicalización del recién fallecido ganador del Oscar James Horner (Titanic)
Otro de los logros de Patricia Riggen son las locaciones. La mexicana exigió rodar dentro de minas reales, no de sets creados para la ocasión. Eso elevó bastante los costos de producción, pero los resultados demuestran que no fue capricho de la cineasta.
La mexicana es reconocida por trabajos emotivos, y "Los 33" no es una excepción. La película se esfuerza por conmover a la audiencia, pero a ratos lo hace de manera extremadamente explícita. No obstante, logra con éxito un objetivo difícil: tocar la fibra sentimental de una audiencia que, evidentemente, conoce desde un comienzo el desenlace.
