“Se terminó la época dorada”, dictaminó el senador y líder de los trabajadores petroleros, Guillermo Pereyra, quien dejó caer la frase con la contundencia de un profeta. Pereyra lo reconoció esta semana apuntando tanto a los beneficios de las empresas como a los de sus propios compañeros de sindicato. El recurso humano en los pozos, dueño de altos salarios, será una de las variables de ajuste en los próximos meses, subrayó Pereyra.
En estas semanas las empresas del sector despidieron a 180 trabajadores. Los que se suman a los 250 operarios ya cesanteados a fines de mayo por las proveedoras de servicios petroleros Schlumberger, Waetherford y Halliburton. También se registraron despidos en Santa Cruz. Varias empresas que ofrecen servicios para Pan American -entre ellas Weatherford- cesantearon casi a un centenar de operarios en el marco de un plan de reducción. Los trabajadores, liderados por Carlos Reynoso, uno de los referentes del Sindicato del Petróleo y Gas Privado provincial, mantuvieron piquetes en los almacenes de YPF y Pan American en Río Gallegos, Cañadon, Caleta Olivia y Las Heras.
“El panorama es incierto ya que Weatherford y pese a las seis o siete audiencias que se realizaron en Buenos Aires, nunca dieron respuestas favorables para nuestra gente”, dijo Reynoso. Pereyra, por su lado, advirtió que el verano petrolero está alcanzando su final empujado por la caída del valor del barril de crudo en el mundo. Si se mantiene el presente escenario, aseguró, podría haber 1.500 despidos de aquí a diciembre.
Existe otro elemento. Empresas como YPF utilizan modernos sistemas de perforación que, en definitiva, implica menores dotaciones de trabajadores pero más especializados. La industria apunta a reducir al máximo los costos y la velocidad de las operaciones en los yacimientos no convencionales.
Desde hace años los trabajadores vienen recibiendo altos salarios básicos que son engrosados. Las mensualidades de $ 100.000 no son raras entre los petroleros.
Una cifra que quizás deje de verse en el futuro. “Las empresas quieren reducir costos y hay compañeros que tienen una situación muy especial: que cobran horas taxis, horas extras mientras duermen, mientras comen. Tenemos que buscar el punto de equilibrio”, reconoció. “Les dijimos que no tengan faltas injustificadas para no generar motivos de despido”, contó Pereyra a Clarín.
Entre Neuquén y Río Negro la industria tiene 28.000 empleados que ocupan una masa salarial de 800 millones de pesos por mes.
Según distintas fuentes, las petroleras y sus empresas adjuntas quieren aprovechar este momento de mercado para “sacarse de encima los casos conflictivos en un sector donde las adicciones y malos comportamientos afectan la productividad”.
Vaca Muerta: proponen una fiduciaria para las obras
Lmneuquen.com.ar
El gobierno provincial baraja la posibilidad de crear un fideicomiso que administre todos los fondos que se destinen a las obras de infraestructura necesarias para acompañar el impacto de Vaca Muerta en las ciudades y en el corredor petrolero.
Según explicó el ministro de Energía, Alejandro Nicola, se necesitan unos 300 millones de dólares para obras eléctricas, rutas, agua potable y saneamiento en la zona de influencia del corazón de la actividad del shale, con epicentro en Añelo.
La idea es crear un fideicomiso similar a la Fiduciaria Neuquina (administradora de los fondos de la renegociación petrolera de la Ley 2615), que maneje el dinero que destine Provincia, Nación y las operadoras.
El funcionario señaló que las petroleras “tienen que hacer aportes”. Como ejemplo mencionó el parque industrial de Añelo, que necesita de infraestructura, y consideró que debe ser financiada por las empresas.
El plan incluye, además de la creación de un fideicomiso, que las firmas provinciales ejecuten las obras. Dijo que el Estado neuquino está en condiciones hacerse cargo a través del EPEN, EPAS, Hidenesa y Vialidad Provincial. “Tenemos empresas estatales que pueden ayudar al desarrollo en torno a Vaca Muerta y equipos técnicos que no tiene ninguna otra provincia”, comentó Nicola, y agregó: “Nos falta la herramienta financiera para volcar los recursos”.
El impacto de Vaca Muerta se ve a diario en las rutas, donde en los últimos meses se incrementaron los accidentes, muchos de ellos con desenlaces fatales. Por eso, la mayor parte de los fondos en infraestructura deberá destinarse a la red vial del corredor petrolero.
Una de las obras más importantes es la duplicación de la calzada de la Ruta 7 entre la rotonda de Centenario y la intersección Ruta Provincial Nº 51, en Vista Alegre, y en el tramo entre esa última carretera y el empalme de la Ruta 8, en la zona del dique compensador. También se repavimentará la Ruta 7 entre El Chañar y Añelo.
Por otro lado, Vialidad Provincial construirá una rotonda que permitirá tomar un desvío hacia la meseta de Añelo que se conectará con la Ruta 17, detrás de la ciudad, para llevar el tránsito pesado a Loma Campana y evitar que pase por la ciudad. En paralelo, se planea la vinculación de la Autovía Norte con la Ruta 51. El objetivo es abrir una traza que conecte la rotonda de Pluspetrol para impedir que el movimiento petrolero pase por lugares como Centenario y Vista Alegre y descongestionar la Ruta 7.
El ingeniero civil Bruno Agosta que cursa una maestría en Ciencia del Transporte en el Instituto Tecnológico de Massachusetts analizó en su tesis los puntos de inversión necesarios para la infraestructura que demandará el desarrollo del shale nacional y llegó a la conclusión de que el tren debe estructurar todo el transporte de cargas.
Agosta reconoce que la línea de ferrocarriles Roca debe ser la columna vertebral del desarrollo no convencional en la Cuenca Neuquina porque descargaría de camiones la ruta 22, donde conviven el petróleo, el transporte de fruta y los vehículos particulares y permitiría bajar costos, ganando en seguridad para las cargas.
Según la entrevista realizada en el diario “Río Negro”, una de las desventajas del transporte en tren es que las vías atraviesen la mayoría de las principales ciudades de la región. Por ese motivo no descarta que, además de las inversiones necesarias en mantenimiento, también podrían necesitarse nuevos tramos o trayectos para desviar las frecuencias de la zonas con mayor movimiento urbano.
Según explicó Agosta, en la actualidad pasan alrededor de cinco formaciones de carga a la semana. En caso de optimizarse el transporte ferroviario y teniendo en cuenta las proyecciones actuales, al tránsito por las vías podría multiplicarse hasta tener más de dos formaciones de carga diarias surcando la traza hacia Vaca Muerta.
Además los trenes deberían ser de mayor capacidad de carga y con más vagones, para garantizar traslados a menores costos.
En cuanto a los encargados de la inversión para poder transportar la producción de shale,
Agosta considera que más allá de que puedan incorporarse en un mix estatal y privado, deben analizarse con tiempo. "Hay que planificar y cuánto más rápido se consigan conclusiones mejor será porque todo lo que se retrasa cuesta más caro a futuro", explicó.