El miércoles, México subastará los derechos para explorar en busca de petróleo en 14 bloques de aguas poco profundas en el Golfo de México. Los ganadores de la licitación firmarán contratos para compartir la producción con el gobierno. Subastas subsecuentes este año y el próximo ofrecerán oportunidades en reservas comprobadas y probables de petróleo, gas natural, yacimientos de crudo extra pesado, esquisto y exploración en aguas profundas.
Este es el momento económico más importante para México desde que en 1993 firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés). Permitir que las empresas adquieran la propiedad y accedan a las ganancias de su producción de petróleo y gas rompe con una prohibición de 55 años en México sobre la participación privada en el sector energético, y un tabú cultural. Nuevos capitales impulsarán la producción de petróleo y gas, generarán riqueza e incrementarán la competitividad, todos desarrollos bienvenidos para la economía de lento crecimiento.
La liberalización también podría llevar a un mercado energético continental integrado capaz de “desatar beneficios mutuos económicos, de empleo y geopolíticos; una colaboración al estilo de NAFTA”, como señaló Mark Millen, investigador adjunto del Manhattan Institute, en un informe de 2012.
Sin embargo, quedan abundantes dificultades en el camino. La tendencia bajista en los precios del petróleo ha planteado preguntas sobre si el nivel de interés de los inversionistas será suficiente como para que la primera rueda de ofertas tenga éxito. Los términos ya tuvieron que ser endulzados una vez luego de que contratos borrador divulgados en diciembre generaron poco entusiasmo.
Los mayores riesgos son el débil imperio de la ley en México y la incertidumbre en torno a los derechos de propiedad. El presidente Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), ha gastado un importante capital político en reformar la Constitución para terminar con el monopolio estatal del gobierno. No obstante, deberá seguir gastándolo para asegurarse de que su principal logro tenga éxito.
Incluso hace 10 años, sugerir que las empresas privadas —y extranjeras— pudieran sacar ganancias de la perforación petrolera era un suicidio político. El presidente Lázaro Cárdenas expropió los activos de petroleras extranjeras en 1938 y nacionalizó la industria. En 1960, el presidente Adolfo López Mateos fue más allá y prohibió la participación del sector privado en la producción petrolera. Eso le dio al monopolio estatal, Petróleos Mexicanos (Pemex), un enorme peso político y económico.
México llegó a depender fuertemente de los ingresos de Pemex, desviando las ganancias para expandir programas sociales y financiar una burocracia federal que no dejaba de expandirse. Sin poder realizar las reinversiones necesarias, la producción de Pemex bajó de forma constante. Los pasivos de pensiones sin fondos crecieron a US$100.000 millones y la corrupción se propagó ampliamente. Para cuando Peña Nieto fue electo en 2012, México, en su momento entre los principales actores del mundo petrolero, se encaminaba a la irrelevancia en los mercados de crudo.
Esto presentó una oportunidad para el joven y pragmático presidente, ansioso de ganarse un nombre. Encontró aliados reformistas en su rival orientado al mercado Partido Acción Nacional (PAN) en el Congreso. La Ley de Hidrocarburos, que permite compartir la producción y las ganancias del petróleo y el gas, nació el 11 de agosto de 2014.
En una publicación en el sitio web de Energy Intelligence Group este mes, Jason Fargo informó que se prevé que las principales petroleras estén más interesadas en los bloques de aguas profundas “debido a su alto potencial de descubrimientos significativos”. Con acceso a “infraestructura existente” y más cerca de casa y en un “lugar mucho más estable y agradable para hacer negocios” que Medio Oriente, México es atractivo para estas empresas.
“Es más”, dice Fargo, “fuentes en las principales empresas señalan que básicamente no hay ningún otro lugar en el mundo donde un potencial de recursos tan alto esté disponible a través de una subasta competitiva”.
Quedarse aguas adentro podría ser otra motivación. El año pasado, una empresa propiedad de Altos Hornos de México (AHMSA), la mayor siderúrgica del país, desafió el plan del gobierno para subastar los derechos de contratos de gas natural sobre tierras donde la empresa tiene una concesión de minería de carbón.
En noviembre, un juez federal concedió el pedido de AHMSA de una orden judicial. Y el mes pasado, la Comisión Nacional de Hidrocarburos quitó al campo Anáhuac, en el estado de Coahuila, de la lista de propiedades en la subasta de gas natural.
Cualquiera que sea la decisión sobre el caso es probable que sea apelada y con el tiempo podría llegar a la Corte Suprema. Aún si se impone el gobierno, podría llevar años. Sin embargo, como escribieron en un informe del 20 de junio consultores de Mexico Energy Intelligente, con sede en Houston, “si se permite que la orden judicial quede firme, el desarrollo de los recursos de esquisto del norte de México probablemente esté en riesgo”. Podría surgir más incertidumbre en zonas con tierras comunales administradas por tribunales agrarios.
AMHSA también ganó en junio un caso antidumping contra China y está presionando con énfasis para lograr un nuevo arancel de 15% sobre todo el acero que llegue del gigante asiático. Esto presente otra amenaza para la liberalización energética. Un mayor proteccionismo dificultará la construcción de oleoductos, elevará los costos de otros proyectos energéticos y socavará la competitividad mexicana.
El legado de Peña Nieto como reformista que abre caminos está en juego si no puede superar los obstáculos de intereses especiales a la modernización energética.
Este miércoles, se llevará a cabo la primera convocatoria de la Ronda Uno, lo que ayudará a la apertura del sector energético trayendo consigo cerca 62 mil 500 millones de dólares para 2018; estas licitaciones determinarán si el presidente Peña Nieto puede doblar el ritmo de crecimiento económico para ese año.
Enrique Peña Nieto, Presidente de México, ha recargado el éxito de su administración en la atracción de inversión privada para revivir en la nación el negocio del petróleo y su economía. Esta semana comienza la puesta en marcha.
Este miércoles, el gobierno sostendrá la primera de una serie de licitaciones que ayudarán a lograr la apertura del sector energético trayendo consigo un estimado de 62 mil 500 millones de dólares para 2018 y aumentando la producción anual de barriles diarios a 500 mil.
El éxito de las licitaciones también determinará si Peña Nieto puede revertir una década acumulada de decremento en la producción petrolera y mostrar su cumplir su compromiso de doblar el ritmo de crecimiento económico cuando se retire del bastión presidencial a finales de 2018.
La producción ha caído y los precios se hundieron casi 50 por ciento en el año pasado, lo que ha forzado al país a realizar recortes en el gasto gubernamental y a endulzar los términos del contrato en las licitaciones para los productores privados.
El expresidente Vicente Fox señaló que "El proceso es vital; esta es la gran oportunidad que México tiene para movilizar su economía y alcanzar tasas de crecimiento del 5 por ciento, algo que no ha sido posible de lograr en los últimos 30 años”.
En el evento del miércoles licitará 14 bloques de aguas poco profundas en el sureste del golfo de México. Siete consorcios y 17 compañías (incluidas dos de las más grandes del mundo en la industria: Exxon Mobil y Chevron) han precalificado a la licitación. México otorgará campos terrestres más tarde este año, seguido de licitaciones para aguas profundas y yacimientos tipo shale. Fox dijo que está trabajando con una compañía privada que tratará de participar eventualmente.
RECUPERAR EL MOMENTUM
La estrategia da a Peña Nieto, que tomo posesión de cargo en 2012, una posibilidad de recuperar el impulso que disfrutó de la mayor parte de sus primeros dos años en el cargo, antes de que la violencia ocasionada por las drogas y las acusaciones por el conflicto de interés arrebataran la atención principal de sus reformas económicas.
La iniciativa energética también fue diseñada para impulsar la actividad en el gas natural, ayudando así a bajar los precios de la electricidad en los hogares y manufacturas, así como comenzar la revolución en la producción de shale en el norte de la nación.
“Este es un cambio muy, muy importante” dijo Angel Gurría, un exsecretario de hacienda, que ahora dirige la Organización para la cooperación y el desarrollo económico (OCDE). “Esto puede detonar un gran flujo de inversiones."
Mientras el gobierno dice que los cambios ayudaran a impulsar la producción y las captaciones fiscales, que representan un tercio del gasto federal, la administración también aprobó un paquete de incrementos en los impuestos, para reducir la dependencia del petróleo.
La mezcla mexicana de crudo se derrumbó 46 por ciento en el último año, para cerrar en 51.37 dólares el barril el viernes pasado. Los incentivos para la licitación lo forzaron a recortar el gasto público en enero, después de que la producción de Pemex cayó por décimo año consecutivo y los precios del petróleo registraban descalabros.
El gobierno, que proyectó una caída en la producción este año, ofreció más incentivos para atraer potenciales licitadores al evento de este miércoles. Esta caída ha reducido a México a ocupar el lugar décimo en los países productores de crudo, de un quinto lugar en 2004 cuando estaba por debajo sólo de Arabia Saudita, Rusia, Estados Unidos e Iran.
Abriendo su industria energética al sector privado, México se está sintonizando con otros países en desarrollo, incluido Brasil, que implemtó una ley a finales de los noventas para acabar con su monopolio petrolero. Petroleo Brasileiro vendión 70 mil millones de dólares de reservas en una oferta de 2010, la más grande del mundo. Pemex no tiene planes inmediatos para vender acciones, dijo la compañía.
MODERAR EXPECTATIVAS
El gobierno de México en los últimos días ha comenzado a moderar las expectativas para la subasta de esta semana, ya que algunos licitadores potenciales, como Glencore Plc y Ecopetrol SA decidieron no participar, sin dar una razón. El secretario de Energía Pedro Joaquín Coldwell dijo que el Gobierno tendrá en cuenta que el evento sea un éxito si el 30 a 50 por ciento de los bloques se otorgan, en línea con el promedio de las subastas similares en todo el mundo.
Algunas compañías pueden esperar a pujar en las rondas posteriores en los campos de aguas profundas más lucrativas, lo que sería "la prueba de fuego", dijo Duncan Wood, director del Instituto de México en el Centro Internacional Woodrow Wilson para Académicos en Washington.
Las ofertas de esta semana todavía probablemente será un éxito político de Peña Nieto, incluso después de la derrota de los precios del crudo en el último año, dijo Alexis Milo, el economista jefe de México en Deutsche Bank AG en la Ciudad de México. "
A los precios actuales del petróleo, estos campos de aguas poco profundas son atractivas", dijo. "Las subastas serán positivos para la administración Peña Nieto porque van a mostrar de una manera emblemática que la reforma energética se está moviendo hacia adelante.