Vaca Muerta guarda secretos que poco a poco van develando los ingenieros. Una de las informaciones más cuidadas está vinculada con las respuestas que la formación shale tiene a la estimulación hidráulica. La inyección de agua y arenas a altísima presión, en distintas etapas, constituye la idea general, pero no explica los detalles que terminarán definiendo el éxito o el fracaso de un pozo.
El agente sostén, arenas y cerámicos, es el componente fundamental para la fractura. Es lo que permite mejorar la permeabilidad de la roca generadora para que el hidrocarburo, contenido en ella, pueda liberarse y ser extraído. En la actualidad y pese a que YPF tiene 360 pozos en el yacimiento Loma Campana –el único proyecto no convencional fuera de EE. UU.– y ya está consolidada como la segunda área productiva del país, los ajustes sobre este insumo siguen siendo decisivos.
Desde la compañía nacional reconocieron que ya se encuentran fracturando con un porcentaje cercano al 50% de arena nacional cuando en términos generales se utiliza un 30%.
El dato importa desde lo económico y técnico. Para fractura en una perforación no convencional se utiliza –en distintos momentos y de menor a mayor granulación– un 75% de arenas y un 25% cerámicos. La reducción de insumos importados tiene un impacto central en la disminución de costos para la rentabilización de un proyecto, como el shale, que va en busca de un petróleo caro, alojado a más de 2.500 metros de profundidad.
La escala, como llaman al desarrollo masivo los ingenieros de producción, es la que pone en perspectiva la economicidad de Vaca Muerta. La cuenta dice que uno de cada tres dólares por perforación se lo lleva la estimulación hidráulica. Y sobre ese costo, el agente sostén es el que se anota con una gran porción ya que, en promedio, se necesitan 3.000 toneladas para unas 15 etapas de fractura, algo que representa el 15% del valor total de un pozo.
Las arenas utilizadas se dividen en naturales y resinadas. El resto de lo que en conjunto se llama agente sostén son cerámicos, manufacturados, que aportan la mayor resistencia en el proceso de fractura. A diferencia de los reservorios de EE. UU., cuna del shale, la presión de Vaca Muerta no permite recortar los porcentajes en el uso de cerámicos, un insumo que si bien se estudia en el país para su producción masiva, hasta el momento no se encontraron canteras de calidad para obtener la materia prima a costos razonables.
Además del precio para importar el agente sostén, existe otro factor que YPF busca mejorar con la puesta en marcha de una cantera nacional: el volumen y el tiempo de entrega. Las arenas y cerámicos importados llegan a tardar hasta cuatro meses desde que se realiza la compra y principalmente llegan desde China, Brasil y Estados Unidos.
Si bien YPF está desarrollando una cantera en Chubut y tiene pensado una planta de acopio para Añelo, por el momento sólo utiliza arenas extraídas de Entre Ríos, pero por ahora el volumen nacional no alcanza a cubrir toda la demanda.
Las noticias para el desarrollo de arenas nacionales son dos, una buena y una mala. La buena es que técnicamente tienen la calidad que el shale requiere. La mala, que existe un vacío legal sobre este tipo de explotación minera porque se requiere de grandes desarrollos de infraestructura.