FABIÁN RUOCCO*
Hace unos días recibí una invitación a un Seminario que se realizará en la Provincia de San Juan. Fue su introducción la que disparó en nuestro Centro de Estudios diversas cuestiones que por experiencia sabemos que aún no se han planteado en profundidad: inersiva vs hipervelocidad.
"La minería es una actividad estratégica capaz de desarrollarse bajo los criterios de sustentabilidad, generando legítimas oportunidades para vastos sectores del país, y garantizando la dinamización de las economías regionales. Favorece las condiciones para una mejor calidad de vida, para el progreso de las comunidades locales, para la generación de empleo registrado directo e indirecto, y para la puesta en marcha de encadenamientos productivos y mejoras en infraestructura. Al mismo tiempo permite obtener divisas y recursos genuinos para estimular el crecimiento de nuestro país. El potencial minero de Argentina permitirá intensificar los beneficios derivados del sector, siempre y cuando las actividades se lleven a cabo con el debido cuidado del ambiente. A través de innovaciones productivas y una amplia participación social se podrá asegurar el respeto a las comunidades aledañas en los emprendimientos mineros". cfr. Seminario Internacional Minería y Desarrollo Sustentable
Marchar con la corriente de la multitud no exige pensar. Actualmente, las provincia del país se esfuerzan por construir, a distintas velocidades, economías avanzadas. Lo que todavía no han entendido claramente la mayoría de los líderes empresariales, políticos y sociedad civil, es un hecho muy simple: que una economía avanzada necesita una sociedad avanzada, pues cada economía es producto de la sociedad en que se encuentra inserta y depende de sus instituciones básicas.
Sabemos por experiencia de los últimos cincuenta años que si un país se las arregla para acelerar su avance económico, pero deja atrás sus instituciones básicas, su potencial para crear riqueza se verá finalmente muy limitado. Igual que las instituciones feudales obstruyeron por doquier el avance industrial, las actuales burocracias de la era industrial están frenando el movimiento hacia un sistema de creación de riqueza más avanzado, basado en el conocimiento.
El viejo sueño de crear una sociedad maquinizada, perfectamente sincronizada, tendó a muchos de los"modernizadores"
La idea de crear un Estado y una sociedad que funcionaran con la eficiencia de una máquina no consideró cuestiones mínimas. Los seres humanos y particularmente los argentinos, son de hecho sistemas desordenados e imperfectos. Ya sea en nuestras vidas como en nuestras sociedades, las zonas de caos y azar conviven, y hacen surgir, otras zonas de estabilidad temporal. Necesitamos ambas cosas.
La compleja realidad minera de Argentina no se escapa de estas categorías. Por ello, mientras los políticos ya comienzan a enfrentarse por la ocupación de futuros cargos vacantes por el cambio de gobierno nacional el próximo 10 de diciembre; los inversores propios y extranjeros están midiendo la sincronización de cada postulante ante sus planes; la sociedad civil está ajena a la cuestión hasta que la publicidad más creativa con mayor tiempo de recurrencia en los diversos formatos y pantallas la pongan a favor o en contra.
Luego de una década de fuerte auge, la actividad minera de Argentina comenzó a sentir hace unos dos años el desplome de los precios internacionales de las materias primas y las consecuencias de medidas domésticas como el control de cambios que restringe el giro de utilidades al exterior.
Pero sabemos que la estabilidad y la sincronización proporcionan el grado de previsibilidad que necesitamos para funcional en una actividad de largo plazo como la Minería. Sin algo de estabilidad y coordinación temporal, la actividad se reduce a la opresión de la anarquía y el azar para todas las partes involucradas.
¿Qué ocurre cuando una institución va a tan alta velocidad que deja a kilómetros atrás las otras instituciones básicas de la sociedad?
Nadie puede responder científicamente esta pregunta. Pero rememorando la frase del General Perón "La única verdad es la realidad" vemos los siguientes escenarios:
En el mundo de los negocios, la tecnología va a toda marcha, con frecuencia a un ritmo mucho más rápido de lo que directivos y empleados pueden controlar.
Las finanzas también se están transformando a velocidades desorbitadas, en respuesta no solo a la tecnología, sino a los nuevos escándalos (ej. FIFA), las nuevas regulaciones, la diversificación de los mercados y la volatilidad financiera. Entretanto, la contabilidad y otros sistemas luchan por mantener el ritmo.
Por otra parte la sociedad civil es un sector en expansión, formado por miles de ONG´s variopintas y fluctuantes. La mayoría de estos grupos se dedican a exigir cambios en el medio ambiente, las regulaciones gubernamentales, el gasto en seguridad, los derechos humanos y mil causas mas. Muchas están totalmente en contra de la Minería y hacen todo lo posible para evitarla o, al menos retrasarla. Mediante querellas, piquetes y otros medios, han logrado que en siete provincias se prohiba la minería a cielo abierto. Las ONG´s tienden a estar constituidas por unidades flexibles, pequeñas y rápidas, organizadas en redes, pueden formar anillos alrededor de gigantescas instituciones empresariales y gubernamentales.
Al final, como circulando por un carril lento, encontramos a las burocracias gubernamentales y agencias reguladoras. Hábiles a la hora de ignorar las críticas y retrasar los cambios, las burocracias piramidales gestionan los asuntos cotidianos de los gobiernos de todo el país sin importar el partido político de turno que lidere.
Asimismo, muchos políticos saben que es mucho más fácil poner en marcha una burocracia nueva que clausurar una vieja, por obsoleta y carente de objetivos que sea.
Al examinar estos escenarios y como interactúan estas instituciones, queda claro que hoy día Argentina no se enfrenta simplemente a un cambio de gobierno nacional, sino también a una inadecuación entre las exigencias de la nueva minería mundial y la inercia de la estructura institucional.
Pero la paradoja oculta de la ley de desincronización es que, cuanto más sincronizado esté un nivel de un sistema, más desincronizado estará otro nivel.
Tomar lo mejor de las últimas tres décadas en materia minera y energética es lo que haría falta, justamente, para superar, el fracaso sistémico de las instituciones -Estado, Empresas y Sociedad Civil- en las que confiamos todos los días de nuestra vida.
(*) Presidente del Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica - CEDyAT. Organismo UVT - Ley 23.877 Tiene Convenios con más de 20 Universidades Nacionales e Internacionales. Desarrolla actividades en Recursos Naturales, Energías Limpias, Energía Nuclear.