Alejandro Bianchi
En los tiempos de Guillermo Moreno como guardián de la inflación no hubiera sucedido. De hecho, el exsecretario de Comercio fue el gestor del famoso piquete a las estaciones de servicio de Shell por haber aumentado los precios en los surtidores sin su consentimiento.
Cuando Repsol controlaba YPF, no se tocaban los precios sin la venia de Moreno, que llegó a congelar este valor casi un año entero. Desde la expropiación del 51% de la petrolera nacional, en abril de 2012, cambió la política de precios.
Desde ese mes a la fecha, el precio del litro de la nafta súper en la ciudad de Buenos Aires aumentó 124,8%, 111% el de la nafta premium y 99% el gasoil (grado 2), según los registros de la secretaría de Energía, contra una inflación medida por el INDEC de 51,3% en el mismo plazo de tres años y medio (10,8% en 2012, 10,9% en 2013, 23,9% en 2014 y 5,7% entre enero y mayo de este año). Sin embargo, al medir el aumento en el resto de las provincias, donde los combustibles cuestan más por cuestiones de logística y menor cantidad de estaciones, el incremento llega al 215% en la súper y 200% en el gasoil, según datos de la consultora Montamat & Asociados.
El mayor aumento de la súper se justifica porque es la más consumida. "Se busca más renta y más caja", le dijo a TN.com.ar, Luis Malchiodi, presidete de la cámara que agrupa a los estacioneros de la provincia de Buenos Aires. Según datos de la secretaría de Energía, la súper concentra el 72% del mercado de combustibles del país, seguida del gasoil premium con el 24 por ciento.
Semejante giro en la política de precios en el surtidor tiene varias razones: la necesidad de YPF estatal de recaudar más para invertir más y así revertir la caída de la producción de gas y petróleo; engordar las ganancias de la empresa y cubrir los mayores costos de un inflación real que desde 2012 en adelante supera el 20% anual.
Y de rebote, el gobierno recauda más ya que en concepto de impuestos (impuesto a la transferencia de combustibles (ITC); IVA; la tasa hídrica, impuesto a débitos y créditos bancarios; Ingresos Brutos) el Estado nacional se queda con el 50% del precio minorista del litro de nafta. Además, algunos municipios como Vicente López, San Isidro o la provincia de Córdoba cobran una "tasa vial" que oscila entre 30 y 75 centavos por litro para obras en rutas y caminos. Una baja en el valor de la nafta implicaría menos recaudación en un momento en el que el déficit fiscal es cada vez más preocupante.
Otras costumbres vinculadas a la venta de combustibles cambiaron en estos años gracias al incremento de precios. Al ser más rentable el negocio,desaparecieron las colas en las estaciones de servicio para cargar nafta por los cuellos de botella que se producían en los días de más consumo debido a una oferta insuficiente. Cabe reconocer que los precios de los combustibles estaban un poco atrasados con respecto al valor de otros productos por el férreo control de Guillermo Moreno.
YPF, brazo ejecutor de la política energética del gobierno, ahora es la primera de las petroleras que aumenta y el resto de las empresas la sigue. Bajo el control de Repsol, la presión o directamente la suba la aplicaban las otras empresas (Shell, Esso, Petrobras) e YPF no tenía otra opción que seguirlas sino toda la demanda se le trasladaba porque tenía el precio más barato, algo que hoy ya no sucede.
La baja del precio internacional del barril de US$ 111 dólares a menos de US$ 50 en el último semestre de 2014 hizo caer el precio minorista de los combustibles en todo el mundo entre un 30% y 40 por ciento. En Argentina, la Presidenta anunció con bombos y platillos una rebaja de 5% a partir del 1 de enero de este año que duró apenas un mes.
A partir de febrero volvieron los "microaumentos" de entre 0,8% y 1,5%, que ya acumula seis en el año y que borraron la rebaja de enero. La inflación local, los aumentos salariales y el endeudamiento caro que paga YPF (8,5% de tasa anual de interés) cuando emite bonos en dólares, obligan a YPF a ir a contramano del planeta.
Si bien el precio del barril aumentó en los primeros meses del año y llegó a los 68 dólares en mayo, la vuelta a la incertidumbre financiera por la crisis griega y el desplome de la bolsa de China hicieron bajar este valor internacional a los actuales 51,5 dólares. Pero lamentablemente, esta baja no se refleja para los consumidores argentinos sino todo lo contrario.