Albemarle compró Rockwood y se quedó con 3.344 pertenencias mineras en el Salar. La semana pasada llegó hasta La Moneda y preguntó por riesgos en pugna Corfo-SQM.
Menos de 24 horas estuvo en Chile el jueves pasado el CEO de Albemarle Corporation, Luke Kissam. Aunque poco, el tiempo alcanzó para que se reuniera con el gobierno, firmara un convenio con la Pontificia Universidad Católica (PUC), revisara sus inversiones en el país y se actualizara de la batalla legal entre Corfo y SQM por el Salar de Atacama.
El nombre de Albemarle puede sonar desconocido. Pero desde el 12 enero de este año la compañía, con sede en Louisiana, Estados Unidos, empezó a sonar en Chile. Fue en esa fecha cuando la multinacional concretó la adquisición del 100% de Rockwood Lithium, firma que tiene 3.344 pertenencias mineras en el Salar de Atacama, justo al lado de las otras 16.384 pertenencias mineras que explota SQM Salar, y que por estos días atraviesa por una disputa con Corfo por el contrato de concesión.
Ese conflicto ha escalado a un alto nivel, haciendo peligrar la concesión de SQM. De hecho, la propia Corfo ha dicho que planea crear una comisión para buscar un nuevo socio que explote las pertenencias de la empresa que controla Julio Ponce. El “pero”, es que arribar ahí sale caro. Por eso los ojos del mercado viraron hacia Albemarle, justo en medio de un proceso de consolidación que vive la firma en Chile.
La firma, que se dedica al desarrollo y fabricación de diversos productos a partir de, entre otros minerales, litio, reportó al cierre de 2014 ventas por US$ 2.450 millones. Además, tiene “en caja” para 2015 otros US$ 2.500 millones. Eso no es todo, pues este año estará operativa la inversión de cerca de US$ 220 millones que realizan en la planta La Negra en Antofagasta, y que les permitirá producir baterías de litio para vehículos eléctricos.
La jugada que hizo Albemarle al comprar Rockwood no fue menor. De partida, significó un desembolso de US$ 5.600 millones y le permitió quedarse inmediatamente con el tercer lugar a nivel mundial en producción de litio. El primero lo ostenta la australiana Talison y le sigue SQM. Superar a su “vecina”, estaría dentro de sus planes. De hecho, en su memoria 2014 habla de buscar todas las oportunidades en sus operaciones mundiales.
Pero Luke Kissam no es la primera vez que viene a Chile. Ya lo hizo en enero pasado, cuando Albemarle compró Rockwood. “Las operaciones en Chile representan el corazón del negocio del litio y estamos muy contentos de dar inicio a nuestro trabajo”, afirmó en la oportunidad.
En esta visita, sin embargo, fue más sigiloso. Además de sostener una serie de reuniones con ejecutivos chilenos para conocer los detalles de las obras en Antofagasta, Kissam y el gerente general de Roockwood en Chile, Stephen Elgueta, llegaron hasta La Moneda.
Fue en el Salón Matta donde los recibió el jefe de Atracción de Inversiones del Comité de Inversiones Extranjeras, Vicente Mira. En la cita, el principal punto que trataron fue el plan de inversiones que tiene la firma en el país. Pero también, dicen conocedores del encuentro, el CEO de Albemarle demostró su preocupación con el tema Corfo-SQM y si ese conflicto podría afectar su propia operación en el Salar de Atacama o en su planta en Antofagasta. Las autoridades nacionales lo descartaron.
Las 24 horas de Kissam en Chile, en todo caso, alcanzaron para más. El mismo 2 de julio firmó un convenio marco con la PUC, que va a permitir desarrollar investigación para mejorar e implementar nuevos procesos en la operación en Chile. Entre los temas en lo que se espera trabajar, dice una fuente de la firma, está el desarrollo de tecnologías y optimización de procesos.