Molesto por la última movida que llevaron adelante las petroleras encabezadas por el titular de YFF, Miguel Galuccio ante los precandidatos presidenciales Daniel Scioli y Mauricio Macri; el ministro de Economía, Axel Kicillof decidió frenarles los pagos de las deudas de las distribuidoras de gas que estaban a punto de cobrar.
Por instrucciones de Kicillof, los funcionarios del Enargas procedieron a pisar los desembolsos de los nuevos subsidios que se habían otorgado hace un mes a las distribuidoras privadas que prestan en el servicio de gas a nivel nacional.
Presentada como una “asistencia económica transitoria”, la nueva ayuda estatal de $ 2.590 millones anuales fue concedida a las gasíferas para que, básicamente, se pongan al día con las facturas impagas que tienen con las petroleras por el suministro del combustible. Según los números en juego, las deudas acumuladas del 2014 rozarían los $ 1.500 millones. A eso se sumarían otros $ 500 millones que se habrían sumado en el primer cuatrimestre de este año.
A principios de junio, la resolución 263 de la Secretaría de Energía estableció que la nueva compensación económica para las gasíferas se iba a pagar en forma retroactiva desde marzo y en 10 cuotas mensuales hasta diciembre de 2015.
Con esos recursos, las empresas Metrogas, GasBAN, Litoral Gas, Gasnor, Camuzzi Gas Pampeana, Gas Cuyana, Gas del Centro, Gasnea y Camuzzi Gas del Sur tenían que empezar a saldar sus deudas con las petroleras y afrontar los gastos corrientes y salariales que no pueden cubrir con sus ingresos tarifarios.
La rápida instrumentación de los pagos que esperaban tanto las gasíferas, como las petroleras se vio frustrada por dos decisiones sorpresivas de Kicillof.
En primer lugar, al ministro de Economía no le cayó bien el acercamiento que tuvieron las petroleras en las últimas semanas con Scioli y Macri.
De la mano del titular de YPF, Miguel Galuccio –que busca asegurarse su continuidad en el cargo después de diciembre—, las principales petroleras del país se reunieron con los dos precandidatos presidenciales y sus asesores energéticos para hacerles conocer la situación del sector y los principales problemas que deberían resolverse en el corto y mediano plazo.
El canal elegido para esos encuentros fue el IAPG, el Instituto Argentino de Petróleo y Gas que cuenta con el financiamiento de las todas las empresas pero que responde a las grandes líneas que bajan YPF, Panamerican Energy y Tecpetrol de Techint.
Tras calificar a esa jugada como un “lobby perjudicial para el Gobierno”, Kicillof contraatacó a las petroleras usando como ariete a las gasíferas.
Además de postergar los giros de los subsidios destinados al pago de las deudas con las petroleras, Kicillof le ordenó al Enargas que extienda el plazo de cancelación de las facturas impagas que se había fijado en junio.
Inicialmente, las gasíferas debían pagar los saldos pendientes de 2014 en 10 cuotas mensuales. Pero, por una modificación reciente del ente regulador ese plazo se amplió a 36 pagos mensuales. De esta manera, las petroleras van terminar de cobrar las deudas del 2014 de las gasíferas en los primeros meses de 2018.
La segunda decisión de Kicillof que trastocó el normal desembolso del nuevo subsidio a las distribuidoras de gas tuvo como protagonista a las empresas Gas del Centro y Gas Cuyana que están bajo la órbita de la compañía Ecogas.
El esquema de subsidios diseñado por la administración kirchnerista preveía que los pagos se iban a efectuar a todas las gasíferas al mismo tiempo luego de que presentaran una serie de datos e informes contables y financieros.
Al analizar los papeles de Gas del Centro y Gas Cuyana, los técnicos de Economía detectaron que ambas empresas habían tenido ganancias y reparto de dividendos en 2014.
Por esos “detalles”, Kicillof mandó a congelar el pago de los subsidios a las dos empresas, lo cual terminó afectando a las restantes gasíferas que tampoco pudieron cobrar las primeras cuotas de la “ayuda estatal”.
Mientras los directivos de Gas del Centro y Cuyana tratan de destrabar el tema, en el sector energético no descartan que este hecho se encuentre vinculado con el último cambio de accionistas que se registró en esas compañías.
Las dos distribuidoras que prestan servicios en las provincias de Córdoba, Mendoza, San Juan, San Luis, Catamarca y La Rioja estaban en manos de los grupos ENI de Italia y E.ON de Alemania.
A mediados de año pasado, los paquetes accionarios de ambas fueron adquiridos por el grupo local Sadesa, que tiene entre sus principales accionistas a Guillermo Reca, Federico Tomasevich y Nicolás Caputo, el íntimo amigo y principal asesor económico de Mauricio Macri.
Estos mismos empresarios son los que se quedaron a principios de 2013 con la porción accionaria de Edesur que había puesto en venta la brasileña Petrobras.
En el caso de las gasíferas, los dueños de Sadesa aún están esperando la aprobación regulatoria de la compra que debe aprobar el Enargas.