En medio de la maraña de lianas del Parque Nacional Aguaragüe, el petróleo de antiguos pozos que se ha filtrado durante décadas satura el suelo y ha dejado manchas oscuras en el lecho rocoso de los arroyos que llevan agua a los indígenas guaraníes de las cercanías.
El hedor del petróleo en el terreno alrededor de lo pozos viejos es abrumador. David Benítez, quien vive en el parque y pastorea su ganado entre los pozos, pasa entre sus dedos un poco de tierra contaminada.
"El olor es mucho más fuerte en el verano, cuando no hay agua para pasar el petróleo por las quebradas hacia abajo", dijo el campesino de 47 años.
Los guaraníes luchan desde hace tiempo por defender sus tierras en este parque estrecho de 110 kilómetros de longitud que bordea los yacimientos de gas natural más ricos de Bolivia. Francisco ha dicho que los pueblos indígenas son los mejores guardianes de la naturaleza, porque para ellos la tierra es sagrada, y que los gobiernos deben buscar mejores relaciones con ellos.
El respeto a los pueblos originarios, el alivio de la pobreza y la disminución del derroche son parte del llamado de Francisco a pasar a la acción. Pero sus detractores deploran lo que llaman la falta de realismo de esas recetas, tratándose de economías en desarrollo como Bolivia y Ecuador que dependen en gran medida de la minería, el petróleo y el gas.
Caso boliviano
Morales, a quien muchos consideran un héroe ambientalista por exigir a las naciones ricas que tomen medidas contra el calentamiento global, es criticado por los ambientalistas locales, quienes dicen que valora más la extracción de recursos que el agua limpia y los bosques.
Desde que asumió en 2006, Morales renegoció los contratos para dar a Bolivia una participación mayor en los ingresos por gas natural, que constituyen la mitad de las exportaciones del país, lo cual le ha permitido reducir la tasa de pobreza casi en un 50%.
Pero en momentos que la demanda supera la producción, Morales quiere ampliar las perforaciones en busca de petróleo y gas. Un decreto sancionado en mayo permitirá las perforaciones en las 22 regiones bolivianas de tierras vírgenes protegidas, a pesar de las objeciones de las comunidades indígenas.
La falta de grandes industrias no le deja opción a Bolivia, sostiene Morales. "Si no explotamos el gas, ¿de qué va a vivir Bolivia?", preguntó en un discurso a los trabajadores de la petrolera estatal.
Los guaraníes, el tercer grupo indígena del país, creen que las perforaciones significarán mayor pobreza para ellos. El parque Aguaragüe es la única fuente de agua para los 150.000 habitantes del Gran Chaco, la región más calurosa y seca del país.
La prueba está, dicen, en lo que han dejado los pozos de la compañía estatal YPFB en la cresta estrecha sobre la cual se encuentra el parque.
El petróleo empezó a filtrarse de los pozos en la década de 1980, cuando se había dejado de bombear, pero no se hizo nada hasta 2010, cuando las protestas guaraníes impulsaron al gobierno a aceptar una operación de limpieza. Las tareas comenzaron en serio apenas este año y no han concluido. Falta retirar toneladas de tierra impregnada de petróleo. Falta sellar pozos.
Los funcionarios que defienden la extracción ampliada dicen que las nuevas tecnologías permiten una producción limpia. Pero los guaraníes no lo creen. La protección ambiental es débil en Bolivia. Las minas en las montañas arrojan residuos tóxicos a los ríos sin que nadie lo detenga y las multas son tan irrisorias que los contaminadores prefieren pagar en lugar de limpiar, dicen los ambientalistas.
El papa Francisco podrá escuchar ese mensaje directamente en la vecina ciudad de Santa Cruz. Tanto Morales como Rafael Correa han tomado medidas para limitar la acción de los ambientalistas. Con ambos se reunirá el Papa como parte de su gira regional que empieza hoy. Primer punto de su visita es Ecuador y luego Bolivia.
Entregará la encíclica a Evo Morales y a Rafael Correa
El pontífice argentino, conocedor de los problemas ambientales de la región, hablará de ellos en privado con Morales y Correa, dijo el arzobispo peruano Pedro Barreto,coordinador de una red católica para combatir la deforestación y la contaminación en la amazonía.
Barreto dijo que el Papa dará a cada uno un ejemplar de su encíclica, que acusa a los políticos de prestar mayor atención a la industria petrolera que a las Escrituras, el sentido común o el clamor de los pobres.
En diciembre de 2013, Ecuador suprimió el grupo no gubernamental Pachamama, que se oponía a la decisión de buscar petróleo en el Parque Nacional Yasuni y defendía a los grupos indígenas que se enfrentan a los proyectos mineros canadienses y chinos en la amazonía. El gobierno lo acusó de incitar a la protesta violenta.
El mismo mes, Morales expulsó de Bolivia al grupo no gubernamental danés IBIS, al que acusó de generar divisiones entre los grupos indígenas.
Evo Morales acusó recientemente a los países ricos de imponer injustamente zonas protegidas a países como Bolivia.
Después de destrozar sus propios bosques, quieren ser los guardianes de los nuestros, dijo Morales.
Ricardo Lagos*
Expreso a la querida población de Ecuador, Bolivia y Paraguay mi alegría de encontrarlos en su casa” dijo el Papa Francisco a poco de iniciar su gira por este continente. Una frase simple y cordial, pero tras la cual hay una definición de fondo: hay alegría cuando los seres humanos pueden mostrar su entorno, su casa, en equilibrio con los fundamentos de la vida y el futuro. Equilibrio con el medio ambiente, al cual el Papa acaba de llamar a entenderlo en todos sus alcances.
Es simbólico que Francisco haya entregado al mundo su Encíclica Laudeate Si justo antes de esta visita a tres países con fuerte población indígena y con culturas originarias donde el respeto a la Tierra, a la Pacha Mama, es centro de su cosmovisión. Ha sorprendido a todos con ese texto que, si bien, es sobre el cambio climático, en su contenido profundo va mucho más allá. Apoyado en la certeza de lo que dice la ciencia y en las verdades de su religión, es categórico en señalar que el cambio climático es obra del ser humano y en gran medida por la explotación de los combustibles fósiles.
La fuerza de la argumentación del Papa es muy grande. Incorpora, además, el tema de la preservación del agua. ¿Cómo preservarla? ¿Cómo dar prioridad al agua para consumo humano? ¿Cómo señalar y cuidar este elemento que está llamado a ser lo que fue el petróleo en el siglo 20? Si es urgente reaccionar ante el cambio climático, si hay que preservar el agua, estamos hablando de esa espiral donde hemos entrado en la cual se degrada la biodiversidad en nuestro planeta. Y Francisco indica la región del Amazona, que se deforesta; la cuenca fluvial del Congo, que no se respeta; y el retroceso de los glaciares en el Polo Norte y Sur.
Por supuesto, este es un tema clave en el futuro de nuestra región, tanto para ella misma como para sus vínculos con el mundo. Sólo un dato: el Acuífero Guaraní es un reservorio de agua dulce que se extiende por debajo de la superficie de partes transfronterizas del Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay con un volumen de agua estimado de 37.000 Km3. Y por la superficie van los grandes ríos y sus afluentes, en las cuencas del Orinoco, el Amazona y el Rio de la Plata. Si a ello agregamos las reservas de los hielos patagónicos, se constituye un todo que llama a recibir esa reflexión del Papa con especial cercanía. Sobre todo si tomamos nota que al 2030 el 47% de la población mundial estará viviendo una fuerte escasez de ese elemento.
Francisco señala con gran convicción que la degradación ambiental obliga también a prestar atención a lo que llama la degradación humana. Es aquella derivada del vivir cotidiano de los pobres y excluidos de este mundo. Son consecuencia de esa otra contaminación: la que hace ciudades irrespirables, la que genera concentraciones urbanas con crecimiento desordenado, la que hace aparecer favelas y poblaciones callampas. Cuando el Papa vincula esa degradación humana con la crisis del medio ambiente, siembra las bases de lo que denomina una ecología integral, esto es un todo compuesto por la ecología ambiental, la económica, la social y la cultural. Una ecología de la vida cotidiana ya ineludible en el presente de cada uno de nosotros. Pero la historia no se alimenta sólo del presente. Y, en ese marco, el Papa introduce el concepto de la justicia entre generaciones. ¿Cómo hago yo en mi breve paso por la tierra para disfrutar de lo que recibí de mis antepasados, pero garantizar que el disfrute que yo tuve se lo dejo a las generaciones venideras? Es un típico tema de la forma cómo los pueblos originarios a los que visita ahora entienden su relación con los antepasados y el mundo que buscan dejar a los que vienen detrás de ellos.
En el texto de esta Encíclica predomina un espíritu que me atrevo a llamar “político”, entendido en el origen de la palabra: la polis y la vida de los ciudadanos. Es un claro mensaje sobre la “raíz humana de la crisis ecológica”. Sobre cómo se fue produciendo ésta y qué es lo que ha ocurrido en este mundo cada vez más globalizado como resultado de la nueva tecnocracia. A partir de allí cuestiona lo que llama el paradigma tecnocrático, que ejerce su dominio y subordina la economía y la política: “La economía asume todo el desarrollo tecnocrático en función del rédito, sin prestar atención a eventuales consecuencias negativas para el ser humano. Las finanzas ahogan a la economía real”. Dirá, citando Benedicto XVI, que “el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social” y que “la política debe dar una respuesta entendida ésta como la expresión de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos”. En otros términos, que la economía debe estar a su vez subordinada a la política.
Francisco se apoya en quienes lo precedieron en Roma para levantar la voz con energía nueva al tratar los grandes temas del siglo 21: ¿Cómo se crece sin destruir el planeta y sin aumentar las emisiones? ¿Cómo aprovechamos los recursos naturales preservando estos o sus beneficios a las generaciones venideras? ¿Cómo ese crecimiento lo hacemos sin dejar a millones de excluidos por el camino?
Tal vez no exista otra región en el mundo donde sus palabras puedan encontrar un eco más profundo. Son nuestras preguntas cuando aún estamos a tiempo de no cometer los errores que otros registran en su desarrollo avanzado. Y eso reclama una actitud: “La grandeza política se muestra cuando en momentos difíciles se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo. Al poder político le cuesta asumir este deber en un proyecto de nación”. Y es también ese poder el que debe ejercerse a nivel internacional para resolver aquellos grandes desafíos como el calentamiento global del planeta y los efectos que este produce afectando la futura supervivencia del ser humano en nuestro planeta. Por ello, el suyo es un llamado urgente a cuidar nuestra casa común, ahora, cuando aún estamos a tiempo para ello.
*Ricardo Lagos es ex presidente de Chile