Acorralada por la escasez de dólares necesarios para importar insumos, partes y piezas; por la caída de la actividad económica, la retracción de las exportaciones y una inflación que el consenso de los analistas ubica este año en torno a 25%, la industria en su conjunto atraviesa un momento delicado, que se traduce en caída de la producción, bajos niveles de inversión, capacidad instalada ociosa y perspectivas negativas para el futuro cercano.
Según el último informe del Indec, la actividad industrial en mayo registró una baja interanual del 0,9% con estacionalidad y 0,3% en términos desestacionalizados. Esta es la foto del último mes relevado, en una secuencia en la que la industria ya lleva 22 meses consecutivos de caída en la comparación interanual. Al cotejar los primeros cinco meses de 2015 con el mismo período del año anterior, se observa que la actividad industrial disminuyó 1,7% (con estacionalidad) y 1,5% en forma desestacionalizada.
La producción automotriz, por caso, muestra un verdadero desplome el último año, en parte derivado de la disminución de exportaciones al mercado brasileño. En mayo pasado se registró una caída de la producción del 9% respecto del mismo mes de 2014 y en el acumulado enero-mayo el bajón fue de 15,8%. Según datos de ADEFA, las exportaciones totales en los primeros cinco meses del año se redujeron 24% respecto de 2014.
Como no podría ser de otro modo, en este contexto se advierte también una menor utilización de la capacidad instalada en la industria, que se ubicó en mayo en 69,3%, tomando el promedio de las actividades relevadas por el Indec, aunque con resultados mixtos según los sectores. Entre las industrias con uso intensivo de su equipamiento están la refinación de petróleo (86%), minerales no metálicos (83,5%), sustancias y productos químicos (81%) o papel y cartón (80,5%), mientras que vehículos automotores (45,5%), metalmecánica –sin sector automotriz– (56,4%), y alimentos y bebidas (66,8%) trabajan con gran capacidad productiva ociosa.
Los propios datos oficiales indican que en los primeros cinco meses de este año el uso de la capacidad instalada de la industria promedió el 67,9%. Hay que remontarse a 2003 (61,8%), en plena crisis postconvertibilidad, para encontrar un nivel más bajo de utilización de la capacidad productiva en el período enero-mayo de cada año. Así, el actual estancamiento y la caída de la producción llevaron a la industria a porcentajes de uso de la capacidad instalada semejantes a los de 12 años atrás.
Jorge Todesca, ex viceministro de Economía y titular de Finsoport, sostiene que tras el fin del 1 a 1, “en un primer momento había una capacidad instalada ociosa que permitió una reacción y nuevas inversiones, pero al cabo de un tiempo eso se frenó. Hoy llevamos cuatro o cinco años sin inversión porque no hay incentivos para eso”. En su opinión, “la inversión debería llegar al 24% como era al principio del gobierno de Kirchner pero hoy está 6 o 7 puntos por debajo”.
Escenario incierto “El uso de la capacidad instalada en la actualidad refleja una economía estancada”, asegura Enrique Dentice, analista de la Escuela de Economía y Negocios de la UNSAM, para quien “el último año con buenas expectativas a nivel de la industria fue 2010; ya 2011 tuvo un comportamiento inercial”. Asegura que hoy hay poca inversión y menor uso de la capacidad instalada “en un mercado que está en wait and see , porque los empresarios esperan al cambio de gobierno”.
Por su parte, Dante Sica, director de abeceb.com, sostiene que la industria viene cayendo hace casi dos años pero “este trimestre va a encontrar una meseta, porque el ajuste fuerte de producción ya se hizo el año pasado”. Sica señala que “en algunos sectores el uso de la capacidad instalada es bueno, pero el problema es que tenemos una economía estancada, con apreciación cambiaria, problemas de competitividad y pérdida de mercados de exportación”. Esto hace que “la inversión esté por debajo del potencial de la industria”.
Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de Orlando Ferreres y Asociados, destaca que “puede haber una fluctuación en la inversión y el uso de la capacidad instalada pero dentro de una tendencia declinante que se ve en la industria, por lo menos desde 2010”. Pero para Spotorno es clave saber si el menor uso de capacidad instalada se debe a la caída de la demanda o a falta de insumos para producir más.
Al respecto, la última encuesta de expectativas realizada por el Indec revela que el 80% de las empresas no prevé cambios en su capacidad instalada, mientras que 15,6% considera que bajará. Además, el 95,5% de los consultados no proyecta cambios en su dotación de personal durante el mes en curso y el 85,1% dice que no se mantendrá la cantidad de horas trabajadas (11,9% prevé una baja).