Urge empezar a ver a la minería desde una perspectiva más integral. El radicalismo ecológico o fundamentalismo ambiental no desmaya en su intento para que la población peruana se oponga a la minería pero sin presentar alternativa alguna de desarrollo. Es por este motivo que recurren a medidas de fuerza en sus protestas ante el desarrollo de importantes proyectos mineros. Son protestas carentes de todo sustento técnico desde el punto de vista ecológico y ambiental. A ellos les falta asimilar el concepto de costo social del desarrollo y comprender que el extractivismo es una necesidad global. No son capaces de reconocer los beneficios de la minería.
Tenemos que tomar conciencia que la minería moderna, con el debido cuidado del ambiente, genera crecimiento económico y proporciona parte de los ingresos que el Estado necesita para cumplir con su rol. La minería formal en el Perú no sólo dinamiza la economía del entorno social en donde desarrolla sus operaciones, dinamiza además toda la economía nacional. Actualmente contribuye con el 14% del PBI y el 55% de las exportaciones.
Hay otros beneficios que no son percibidos y consecuentemente no son valorados por la sociedad peruana. A continuación señalo algunos: para operar productivamente, las empresas mineras traen al Perú tecnología de última generación: en maquinarias, equipos, diseños, laboratorios, métodos de extracción, software, control de costos, automatización de procesos, etc. Los ingenieros y técnicos peruanos que se encargan de optimizar el funcionamiento de tan sofisticados activos son profesionales altamente competitivos que saben lo que es trabajar con calidad y dominan como mínimo dos idiomas. Esto a su vez obliga a las universidades e institutos superiores a mejorar sus currículas para poder cumplir con las necesidades de un mercado laboral cada vez más exigente.
En el aspecto personal, el comportamiento de quienes trabajan en una mina es totalmente ordenado. En una mina todo está normado y, se cumplen las reglas, los trabajadores se desempeñan con total disciplina, es decir, la forma de trabajar en una mina ayuda a las personas a mejorar su comportamiento. Por ello, sin temor a equivocarme la minería nos acerca al primer mundo.
Desde la perspectiva del desarrollo profesional, antes, en las empresas mineras los gerentes y jefes eran extranjeros, hoy no es así. Los peruanos hemos aprendido a trabajar en las minas con estándares internacionales de seguridad y salud ocupacional, con productividad, calidad, eficiencia y eficacia. Se ha producido una transferencia de conocimiento desde los países desarrollados hacia nosotros.
Otro aspecto a tener en cuenta es que las empresas mineras desarrollan no sólo actividades productivas. El relacionamiento que tienen con sus entornos sociales genera el concurso de diversas profesiones además de la gran variedad de profesionales que tradicionalmente ha empleado. Finalmente, la remuneración que reciben quienes trabajan en las empresas mineras ha generado una saludable competencia profesional entre quienes desean trabajar en ellas y esto es bueno, al final de cuentas, es un ejercicio de la meritocracia.
