El primer encuentro diplomático y político internacional sobre minería y empleo, que se celebró ayer en el marco del Congreso Internacional de Minería, Energía y Metalurgia, sirvió a uno de los países organizadores, Perú, para sacar pecho, reconocer debilidades y dibujar un atractivo paisaje para los inversores españoles, en general, y asturianos, en particular. El embajador de Perú ante la OEA y expresidente del consejo de ministros, Juan Jiménez Mayor, fue el primero en destacar algunas de las ventajas competitivas del país latinoamericano. Se refirió a su solidez macroeconómica, al trato no discriminatorio al inversor extranjero y al acceso a los mercados que facilitan sus veinte tratados de libre comercio. Pero también destacó su estabilidad jurídica y tributaria y su alta competitividad, en la que influye, detalló, que el precio de su energía sea más barato que el de sus vecinos chilenos y colombianos.
El boom minero en Perú comenzó en 2008 y en 2013 alcanzó su récord máximo de inversión, con 9.719 millones de dólares. En 2014, la inversión minera se situó en los 8.643 millones, cifra parecida a la que se prevé que se registre este año. Según explicó Jiménez, «el potencial de crecimiento» de esta industria es innegable. Y, para el 2017, se espera duplicar la producción de cobre de hace un par de años. Para todo ello, China es uno de sus principales socios estratégicos. De los 63.000 millones de dólares que suma su cartera de proyectos mineros, el 35% lo ha aportado el gigante asiático. Pero eso no quiere decir que no quede sitio para los demás: «Existe una brecha de infraestructuras de más de 53.000 millones de dólares que es una gran oportunidad de negocio para las empresas españolas».
En la misma línea se mostró el viceministro de Minas de Perú, Guillermo Shinno, quien recordó que su nación es la tercera productora mundial de zinc, estaño, cobre y plata. Sin embargo, Shinno mostró también la otra cara de la moneda y habló de la caída de los precios de los metales, de los retrasos de algunos proyectos en marcha y de los conflictos sociales provocados, en parte, por la falta de desarrollo de las comunidades. Añadió a la lista de problemas la caída de las exportaciones mineras, que han pasado de suponer más del 60% de las ventas totales al exterior a un 55%, y del aumento de los costes, que ha provocado que la rentabilidad de estas empresas ya no sea la misma. Desventajas que, cree, podrían paliarse con una simplificación de las trabas administrativas y planes de viabilidad social de las inversiones. Aunque «el trato no discriminatorio al inversor extranjero y el marco legal favorable» seguirán siendo sus ases en la manga.
En el turno de preguntas, compañías asturianas como Zitrón o Impulso se interesaron por las condiciones del terreno para los asentamientos empresariales y los programas de desarrollo de parques tecnológicos. Un intercambio de preguntas y respuestas que apuró las últimas horas del congreso, clausurado a continuación por el director general de Minas y Energía del Principado, Isaac Pola; el presidente de la Cámara Minera de Perú, Julio César Gallardo, y el decano del Colegio Oficial de Graduados e Ingenieros Técnicos de Minas y Energía, Fernando Hernández.