Si bien es una actividad de alta especialización, la labor de los ingenieros de minas es variada: “Tenemos colegas que están en la conducción de las empresas, en cargos tan importantes como country manager de multinacionales como Yamana Gold o AngloGlod, o de la Mina Pirquitas -destaca Mario Capello Magnin, secretario del Colegio Argentino de Ingenieros de Minas (CADIM)-. Pero también hay otros en el frente de explotación, en las tareas de campo con los empleados, en las universidades ejerciendo la docencia y transmitiendo el conocimiento a futuras generaciones, en organismos de control, en la policía minera, y en la explotación minera no metalífera sino la que está ligada a la fabricación de cales y cementos”, dice Capello. Su último ejemplo habla de una ramificación no tan conocida sobre la labor de los ingenieros.

La minería no sólo es la explotación de minerales (cobre, plata, oro) sino que también hay una actividad cada vez más requerida relacionada con la cal, que se usa cada vez más para levantar el ph de los suelos. Por la agricultura intensiva, hay una acidez creciente en la pampa húmeda (algo corroborado por el INTA) y esa acidez no puede bajarse sólo con fertilizantes o urea. La cal y la dolomita aparecen entonces como alternativas para ese problema, con los ingenieros de minas al comando de las operaciones de una planta de ese tipo.

La minería es también una actividad que culturalmente está ligada a los hombres (incluso la cultura ha generado una superstición respecto de las presencia de las mujeres en una mina, las pocas que trabajaban hace años solían recogerse el pelo en el casco, para evitar problemas), pero es cada vez más frecuente la influencia de las mujeres en las minas. “Hay incluso puestos de gran importancia en los que ha quedado comprobado que la precisión y la disciplina de las mujeres resulta muy superior a la de los hombres. Por ejemplo en el manejo de equipos de carga, alguno de más de 270 toneladas”, destaca Capello. También tienen tareas destacadas en las plantas de tratamiento de minerales.

En una mina como Yamana Gold (una de las multinacionales que operan en el país, de origen canadiense), un día normal de trabajo consta de dos turnos (de 07 a 19 y de 19 a 07), aunque las jornadas de cada trabajador no superan más de 7 horas 50 minutos en el interior de la mina, completando las 12 horas con capacitaciones y descansos.

“Al inicio de cada turno se reúne personal en general, Supervisión, Prevencionistas, Jefe de Mina y Superintendente en Charla de seguridad con duración de no más de 30 minutos, en la cual se refrescan los conceptos generales, procedimientos y situaciones particulares observadas en los trabajos planificados. Luego se continúa con la coordinación del día, dentro de las actividades diarias, tanto Prevencionistas como Supervisores realizan charlas y capacitación en terreno sobre los riesgos asociados a los distintos trabajos y sectores”, destaca Guillermo Serafini, superintendente de mina subterránea de Yamana Gold. “Estos trabajos se llevan adelante con un seguimiento importante de carga horaria y trabajo de toda la supervisión. El 70 % del tiempo es dentro del túnel restando un 30% para realizar trabajos de oficina”.

“El desafío diario es el cumplimento del Plan presentado por Planificación. El mismo nos exige un rendimiento de avance lineal de metros, galerías de desarrollo, avance de perforación y voladura por parte de Producción. Cuando hablamos de Desarrollo se contempla un ciclo normal de avance de perforación de tope, carga y voladura, ventilación, saneamiento y fortificación resultando un avance promedio 3 metros lineales por disparo, llevamos de 7 a 10 frentes de trabajo lo que nos da un rendimiento de 20 a 30 metros diarios”, explica el jefe de mina subterránea, ingeniero Ernesto Fernández.

“Respecto a la Producción se trabaja con el método de explotación de Sublevel Stoping en rasgos de explotación de 30 metros de alto, por 13 metros de ancho y por 100 metros de largo, con relleno, el cual una vez sacado el mineral se procede a rellenar con el mismo estéril que sale de las galerías de preparación. Se comienza la explotación del mismo con la construcción de una apertura denominada VCR (chimenea vertical) continuando con perforación y voladura de zanjas, estas desde el nivel inferior, luego el caserón se perfora y se vuela desde el nivel superior, respetando secuencia de avance y relleno de los mismos. Esto lleva trabajos en conjunto con las áreas de Geo mecánica y Topografía para lograr avances propuestos y con los menores riesgos”, amplía Fernández. 

Las principales universidades para estudiar Ingeniería en Minas están en las provincias de mayor tradición minera.

En San Juan (siguiendo el impulso de Domingo Faustino Sarmiento) estuvieron las primeras escuelas de minería, pero ya con título universitario la carrera se dicta también en Jujuy, Catamarca, La Rioja y San Luis. “Viajan cada vez más estudiantes de todo el país para capacitarse”, dice Capello, que es casualmente un ejemplo de eso: nació en Santa Fe y se recibió en San Juan. 

A diferencia de la industria del petróleo, en donde la riqueza natural se extrae de manera mecánica, y el trabajo del hombre sólo está presente en las tareas de explotación y en las de mantenimiento, en la industria minera, la presencia del capital humano aparece y permanece en todos los ciclos de la producción.

La minería puede resumirse en pasos básicos: perforación para la exploración, voladura para desplazar la roca, transporte de la roca, trituración para una primera reducción, moliendo para una reducción más intensiva y flotación para purificar esa última etapa del mineral.

En una mina a cielo abierto, como La Alumbrera, para la extracción de material hay que excavar un pozo. No hay más secretos que ese para obtener el material. En las minas subterráneas hay mejores concentraciones de minerales, pero en las de cielo abierto hay que desplazar más roca. En algunos casos, hablamos de hasta 100 mil toneladas de roca que se vuelan todos los días.

De esa roca se extrae material que no tiene valor (material estéril) y el mineral valioso puede ser cobre u oro (en el caso de Alumbrera). De esa roca, el cobre tiene una ley del 0,5% del total (ley es la forma de expresar en qué porcentaje aparece dentro de la roca). Toda esa planificación previa fue realizada por geólogos y por ingenieros de minas, que determinan en qué lugar se harán las voladuras para extraer el material.

El material volado, de a 200 toneladas, viaja en camiones hacia la planta que realizará la primera parte de la reducción. “La roca puede tener tamaños de hasta un metro de diámetro, depende de la voladura. Se transporta en camión hasta la sección de trituración, que es una planta similar a un gran cono, que en el interior va fraccionando la roca hasta llegar a un diámetro mínimo de siete pulgadas de diámetro”, explica Pablo Dagnillo, ingeniero de La Alumbrera. Una vez triturado, va por cinta transportadora hacia otra molienda, que reducirá la roca de 7 a 2 pulgadas de diámetro.

“Cuando se llega a un tamaño más pequeño, a un polvo, se va hacia la zona de flotación. En grande tachos, y con el agregado de espumantes y con cal para que flote el cobre, se logra que mineral vaya rebalsando. Así es como se obtiene el concentrado de cobre. Este sistema de flotación sirve para concentrar el cobre. En la mina estaba al 0,5% y se llega a un concentrado del 25%”, dice Dagnillo. “En todos los procesos de producción de una mina hay presencia de Ingenieros de Minas, desde la planificación hasta la ejecución de los procesos, desde dónde hacer la voladura, qué es lo que van a sacar, en la elaboración de los informes de lo que se envía a la planta procesadora, en el orden de la flota, en cuántos cargadores se van a necesitar, en el diseño de los caminos (teniendo en cuenta que se desplazan 100 mil toneladas de roca por día), cómo hacer las escombreras. En la parte previa a la explotación también están presentes para planificar a largo plazo cómo se va a realizar la extracción y cuáles son los planes de esa explotación”, explica Dagnillo. En las plantas de producción, los ingenieros en minas especializados en metalurgia son los que dan la receta del tamaño que hay que moler, los reactivos que hay que agregar. Se los llama ‘alquimistas’ en la jerga interna, porque siempre están calculando las fórmulas que permiten el trabajo final.

La realidad del sector

Según Capello, la Argentina nunca tuvo la necesidad de explotar todo su potencial minero, gracias a que tiene una pampa húmeda como pocas en el mundo, que le permitía satisfacer la mayoría de sus necesidades económicas. Pero vale el ejemplo de Chile, que en 2013 exportó 42 mil millones en cobre, mientras que el pool sojero de nuestro país realizó exportaciones por 24 mil millones de dólares. “La desinformación que se produjo con toda la cuestión ambiental, y el prejuicio que generó en la gente, perjudicó a la imagen del sector”, asegura Capello.

Pero la industria minera ya está consolidada como una de las actividades que garantiza más puestos de trabajo y como una fuente de divisas permanente para la economía argentina. A principios de este año, el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, estimó que las inversiones en el sector alcanzaron los 3.858 millones de dólares durante 2014. “Este sector es hoy el tercer exportador de la Argentina”, dijo De Vido. “En este momento la minería significa en el PBI 15.200 millones de dólares, lo que significa un crecimiento del 117% desde 2003, y es un sector que posee un salario bruto mensual promedio de $26.500.-”, agregó el ministro.

La minería significa el 3,2% del Producto Interno Bruto del país; el 6% de la ocupación, el 7,4% de las exportaciones y un 1% de las empresas radicadas en la Argentina, convirtiendo a la actividad minera el tercer factor productor de divisa extranjera. Pero además el plan oficial es que sustituyan importaciones por otros 800 millones de dólares. “Vamos a trabajar en la incorporación de valor agregado local que es muy importante para la economía argentina”, completó De Vido.

Por otra parte explicó que, en el período 2003 /2013, el sector energético posee un superávit de USD 1.425 millones, y que si bien, en el balance anual se están importando cerca de USD 9.000 millones en insumos, en vista de los descubrimientos que se realizaron en materia de exploración de hidrocarburos esa situación se va a revertir.

Además, consultado en rueda de prensa por la repatriación de utilidades, De Vido sostuvo que “la minería es una actividad que está en pleno proceso de inversión más que en repatriación de dividendos, este problema no es central y no está en una situación enojosa o de enfrentamiento con el sector”.

En cuanto a posibles estímulos impositivos al sector el titular de Planificación señaló que no se planean estímulos de ningún tipo: “los números hablan en favor de lo que sostengo y está claro que no amerita el estímulo, cuando lo comparamos a nivel internacional la actividad minera en la Argentina está de normal a muy positiva, y esto también va a depender de la demanda que tengan los grandes países industriales como China; estamos muy conformes con el desarrollo de la actividad y es beneficiosa para ambas partes”. Sin embargo, en el último año las grandes empresas han tenido que frenar el desarrollo de alguno de sus emprendimientos. Vale, por ejemplo, suspendió las inversiones para la extracción de potasio en Río Colorado. La mayoría apunta a los crecientes costos locales y a una retracción de los precios a nivel internacional. También influyen en la discusión el pago de regalía y la imposibilidad de girar las ganancias al exterior, por el tipo de cambio complejo del mercado local.

Aún así, sobre el futuro de la actividad en el país, los empresarios del sector coinciden en destacar el cambio de paradigma que se produjo en el país: Argentina pasó de ser un país con un gran potencial minero a un país con una realidad de exploración e investigación mucho más desarrollado. Y eso también se manifiesta en las carreras de ingeniería, que tienen una matrícula cada vez más importante. En particular, la ingeniería de minas encuentra un problema con el tema de los alumnos que no logran terminar la carrera: “Como todavía hay pocos estudiantes en un grado avanzado, las empresas se los llevan ni bien completan el cuarto o quinto año de la carrera. Tenemos que lograr que nuestros ingenieros se reciban. Y así no vamos a necesitar ingenieros de Chile o de Perú, como está pasando actualmente”, dice Capello. Como podemos observar, al valor de las riquezas naturales se le suma el valor de los ingenieros argentinos. 

La vara ambiental

Por tratarse de emprendimientos multinacionales, todos los desarrollos de explotación minera que están en el país siguen los parámetros ambientales equivalentes a los requeridos por países líderes en producción de cobre, oro y demás metales (por ejemplo, la ISO 9001:2008 para el tratamiento de efluentes y potabilización del agua), como así también de acuerdo con los lineamientos establecidos por el Banco Mundial para la industria minera. Si la minería tiene una imagen diferente respecto de otras industrias es porque su actividad está regida en muchos casos por legislaciones provinciales, que entran en conflicto con disposiciones nacionales. A eso se suman algunos problemas en la comunicación de las acciones de las empresas, según reconocen en privado. Hay, sin embargo, un trabajo continuo que apunta a achicar la brecha entre las comunidades cercanas a las minas y la sociedad en general. Entre las actividades se destacan la incorporación de tecnología para las escuelas rurales de la zona, la capacitación del personal civil de esas comunidades (bomberos, defensa civil, policía local), y los aportes en los centros de salud de la región.

* Esta nota fue publicada en la edición 1011 de Revista CAI (marzo 2015)