Un equipo de OjoPúblico recorrió los campamentos de producción de mineral ilegal en Huepetuhe y La Pampa, la mayor zona de deforestación del Perú; navegó los ríos Madre de Dios, Beni y Madeira en busca de dragas bolivianas y brasileñas; alcanzó las minas en las montañas de la Cordillera del Cóndor en la frontera con Ecuador y viajó hasta las profundidades del Caquetá y el Amazonas, regiones dominadas por las FARC y el narcotráfico en la selva de Colombia. Esta excursión a los centros de la fiebre del oro de cinco países ha permitido identificar a las compañías de EE.UU., Suiza y Emiratos Árabes Unidos que financiaron la extracción de toneladas de oro de procedencia ilícita en Sudamérica
La selva más rica del sur peruano está atravesada por una cicatriz desértica que da la idea de un planeta a punto de partirse: de un lado está la Reserva Nacional Tambopata, en Madre de Dios, una de las regiones con mayor diversidad biológica del mundo; del otro, el último bosque que debía amortiguar cualquier amenaza exterior. En esa zona media ya no hay árboles, sino troncos caídos; tampoco ríos, sino piedras y tierra con lagunas pestilentes. Le llaman La Pampa, y es el mayor campamento de la minería ilegal del Perú. El epicentro de la fiebre del oro que depredó miles de hectáreas en esta parte de la Amazonía se ubica a pocas horas de la frontera con Bolivia y Brasil, pero a miles de kilómetros de las corporaciones que han recibido el mineral extraído de estos territorios en la última década
OjoPúblico –luego de viajar a los centros de extracción de mineral en Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia, acceder a los documentos judiciales y policiales sobre el tráfico ilegal de metal y analizar las exportaciones auríferas salidas de esta región– identificó a los financistas de la fiebre del oro que devastó extensos territorios de Sudamérica en los últimos años: un grupo de compañías de EE.UU., Suiza, Italia y Emiratos Árabes Unidos, asociadas o vinculadas a través de otros grupos empresariales al London Bullion Market Association (Lbma), el gremio que fija el precio del oro a nivel internacional y que concentra a los principales comerciantes de este activo en el mundo.
Estas corporaciones –Metalor Technologies y MKS Finance, de Suiza; Northern Texas Refinery (NTR Metals) y Republic Metals Corporation (RMC), de EE.UU., Italpreziosi de Italia y el grupo Kaloti del emirato de Dubái– además son sospechosas de lavar cientos de toneladas de oro de presunto origen ilegal que han sido enviadas por exportadoras sudamericanas dirigidas por operadores de esta actividad ilícita vinculados al blanqueo de dinero, el crimen organizado y el contrabando transfronterizo de metal.
Las autoridades judiciales del Perú tienen en la mira a las compañías del circuito londinense (que también adquieren oro en Medellín, La Paz y Guayaquil) por los 25 casos penales originados tras la incautación de una tonelada de metal en el Callao entre el 2013 y el 2014, y por otros procesos por lavado de dinero de la minería ilegal. También se investigan los verdaderos capitales de estas corporaciones, sus millonarias transferencias de dinero para comprar oro en zonas de extracción del sur del Perú en los últimos años, así como los contactos que los ejecutivos de estas empresas establecieron con los dueños de las exportadoras en Lima y otros países amazónicos para despachar las cargas de origen ilícito a sus filiales en Miami, Zürich y Roma