Antonia Eyzaguirre A.
Aumentar la capacidad instalada, diversificar su cartera de inversiones y ser reconocidos como referente de altos estándares ambientales y sociales, son los objetivos de Colbún en el corto plazo.
Desde que la empresa ligada al grupo Matte se privatizó, en la década del 80, han pasado de tener 527 MW a 3.200 MW instalados. Pero quieren más y en ese contexto se enmarca el reingreso al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) del suspendido proyecto hidroeléctrico San Pedro, de US$ 650 millones en la Región de Los Ríos.
Thomas Keller, gerente general de Colbún desde octubre de 2014, adelanta que buscarán sumar al portafolio 800 MW en los próximos cinco años, además de duplicar su Ebitda y aumentar la presencia en el negocio de Energías Renovables No Convencionales (ERNC), donde hoy participan con algunas minihidros y el parque eólico Punta Palmeras, ubicado en la Región de Coquimbo.
"Estamos mirando la energía solar en varios puntos del país", revela Keller, quien anteriormente fue presidente ejecutivo de Codelco.
El atractivo de esta fuente radica, principalmente, en que considera tiempos de construcción más acotados, bajo impacto ambiental y escasa oposición social, comenta.
El ejecutivo no descarta ninguna alternativa, es decir, podrían comprar o desarrollar directamente los proyectos. Pero Keller sabe que, por su característica de intermitencia, este tipo de fuente de energía también tiene costos para el sistema. "Es importante asegurar el ingreso de ERNC de manera equilibrada", advierte.
En su carpeta de proyectos, la compañía también considera la termoeléctrica Santa María II, ubicada en Coronel. Ya cuenta con permiso aprobado, pero la firma está estudiando variables sociales y financieras para su desarrollo. "Queremos entrar por la puerta ancha y no por la ventana", indica.
Colbún tiene, además, 500 MW de energía hidráulica en estudio, principalmente en la Región del Maule, y podrían potenciar sus ciclos combinados. "En general, vamos a impulsar todas estas alternativas", señala Keller.
A la vez, asegura que la opción de desarrollar un buque de GNL en conjunto con Gener, no se ha descartado. Pero explica que por ahora -sobre todo por la ralentización del crecimiento económico- la demanda eléctrica no registra niveles de crecimiento muy auspiciosos.
La hidroeléctrica San Pedro obtuvo su Estudio de Impacto Ambiental (EIA) en 2008, pero en los próximos 15 días reingresará al Sistema de Evaluación Ambiental (SEA) con algunas modificaciones. Keller comenta que la principal adecuación implica trasladar la casa de máquinas -originalmente al costado del río- al pie de la represa, con el objetivo de reducir el área de intervención.
La central de 170 MW y de una inversión de US$ 650 millones, incluyendo la línea de transmisión, ya había comenzado su construcción y estuvo detenida algunos años, donde se analizaron estos cambios.
En un principio, el proyecto concitó cierto rechazo en la zona, pero Colbún se dedicó a intensificar la socialización con las comunidades. "El desarrollo de un buen proyecto, además de otras cosas, implica buscar oportunidades junto a las comunidades para que la iniciativa agregue valor al entorno", comenta Keller.
Y tal como lo hicieron en la central Angostura, en San Pedro, buscarán desarrollar el lugar como una zona de atractivo turístico. "Los buenos proyectos no dependen de su tamaño, sino más bien de que sean bien diseñados, socializados, y ejecutados", sostiene el ejecutivo.
Thomas Keller coincide con el ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier, quien advirtió que las empresas tienen la mayor parte de la responsabilidad en la baja aprobación de proyectos, aunque reconoció que hay espacios para mejorar tanto dentro de las compañías, como en la institucionalidad ambiental.
"Mientras mayor es el tiempo de aprobación y construcción de un proyecto, menos rentable es. Y eso afecta la competitividad del país", Thomas Keller.
El proyecto hidroeléctrico San Pedro, obtuvo la aprobación de su Estudio de Impacto Ambiental (EIA) en 2008. Las obras de construcción se iniciaron en 2009. En 2011, las obras constructivas se suspendieron temporalmente con el objeto de realizar estudios geológicos adicionales, los cuales concluyeron en 2014.
Hoy Colbún se encuentra en el proceso de socialización de las adecuaciones del proyecto a las particularidades del terreno y se están preparando todos los antecedentes necesarios con el objeto de someter dichas modificaciones al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental.