HUGO BILBAO*
La historia de la Doctrina Social de la Iglesia en relación con el medio ambiente comienza con Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica Postsinodal del 22 de Enero de 1999 del Encuentro con Jesucristo vivo, camino para la conversión, la comunión y la solidaridad en América. Un poco más acá en el tiempo, otro máximo representantes de la Iglesia, Benedicto XVI -considerado el “Papa Verde”-, ha obrado en sintonía con la valoración medioambiental de la existencia.
Pero quien hoy es el sumo pontífice, el Papa Francisco, ha sido el responsable de plantear una nueva dimensión del tema medio ambiental. Con motivo de dar a conocer las razones de la elección de su nombre Papal, señaló: “Me llegó a mi corazón San Francisco de Asís. Para mí es el hombre de la pobreza, de la paz, el hombre que ama y cuida la creación…”. Por eso nos enseña Francisco “la vocación de custodiar toda la creación” y su “belleza”, así como el respeto “por las criaturas de Dios y el entorno en que vivimos”.
Redobla nuestro compromiso en esta tarea a quienes ejercemos funciones de Estado: “Quisiera pedir, por favor, a todos lo que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social (…) seamos ‘custodios’ de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del medio ambiente…”
Siguiendo la línea de reflexión de la Iglesia, creemos que nuestra obligación moral es trabajar todos juntos en defensa de la Tierra. Para esto, las ideas de la Doctrina Social y, especialmente, de las palabras del Papa Francisco son fundamentales por su capacidad de ordenar nuestras prioridades sobre un tema tan sensible y difícil. Por esto, esperamos con ansiedad una nueva Encíclica del Sumo Pontífice, destinada a las cuestiones ambientales. ¿Qué efectos puede tener una “encíclica medio ambiental”?
En primer lugar, podría activar un cambio de paradigma que nos permita interpretar de otra manera los temas medio ambientales. Creemos que después de esta Encíclica ya nada será igual en la forma en que el mundo pensará el cuidado del medio ambiente.
Porque la historia universal del catolicismo nos ha dejado como enseñanza suprema que todas las encíclicas –independientemente del tema a que se avoquen- constituyeron puntos de quiebre históricos y variaciones conceptuales en torno a la concepción del mundo.
Y segundo, más mundano si se quiere, pero igualmente importante para nosotros: somos connacionales del hombre que puede generar una verdadera revolución también en la forma en que se percibe y se vive el cuidado del medio ambiente. Y habría que estar a la altura de los acontecimientos históricos, los argentinos en general y especialmente aquellos que tenemos responsabilidad específica sobre la materia.
*Titular Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible de la Prov. de Buenos Aires.