Un enorme camión lleva montañas brillantes a una red de cintas transportadoras en una gran mina en el este de Brasil, unos cientos de toneladas más de mineral de hierro que son buenas noticias para su propietario Anglo American pero malas para un golpeado mercado global.
Los yacimientos de Minas-Rio, parte de una nueva generación de enormes minas que contribuyen al exceso de suministro, tienen el tamaño y diseño moderno para producir mineral de hierro, el principal ingrediente para el acero, bien por debajo de los costos de proyectos más tradicionales.
"Seremos competitivos cualquiera sea el precio", dijo Paulo Castellari, director de Anglo en Brasil, en una reciente visita.
Pero a apenas unas cuatro horas, en la localidad de Itatiaiucu, los trabajadores de minas de hierro más antiguas están siendo despedidos.
Casi todos en la localidad de 12.000 personas siguen el precio del mineral de hierro y en el último año lo han visto caer a la mitad, a cerca del menor nivel en una década.
Con ese desplome, casi un 20 por ciento de los trabajos de minería en el pueblo fueron recortados, según el sindicato local.
"Voy a trabajar todos los días preguntándome si seré el siguiente", dijo José Roberto, de 55 años, quien ha trabajado durante 27 años en una mina local ahora propiedad de ArcelorMittal, donde el sindicato dice que 30 de sus 300 empleados fueron despedidos en los últimos meses.
Un portavoz de Arcelor confirmó que casi 20 personas perdieron su trabajo en abril debido al fin de un proyecto conjunto.
Un crecimiento económico más lento en China, el mayor mercado para el mineral de hierro, y la nueva producción de minas como Minas-Rio, ha llevado al mercado global a tener exceso de suministro.
Mientras gigantes como Rio Tinto, BHP Billiton y Vale SA aumentan la producción, las minas más costosas de Australia a Sierra Leona están cerrando.
Minas Gerais, un estado del tamaño de Francia, ha sido durante tres siglos el corazón de la industria minera de Brasil, con su tierra rica en esmeraldas, oro y otros minerales. Pero ahora, mientras se acrecientan las pérdidas de puestos laborales, algunas áreas están perdiendo su principal fuente de ingresos.
En las afueras de Itatiaiucu, la mina de MMX Mineração, fundada por el magnate Eike Batista, ya cerró, con la consecuente pérdida de 800 puestos de trabajo.
Otra mina, propiedad de la metalúrgica brasileña Usiminas, despidió a unos 300 de sus 1.300 trabajadores, según el sindicato. La empresa no confirmó el número pero dijo que constantemente evalúa el tamaño de su fuerza laboral con las demandas del mercado.
Ferrous Resources, de propiedad privada, recortó 350 puestos desde enero en su mina del vecino pueblo de Brumadinho, según un miembro de un sindicato. Ahora opera con unas 90 personas y en una visita a su entrada se vio poca actividad. La compañía declinó hacer comentarios.
Afuera de la mina cerrada de MMX, José Santos, de 49 años, ahora trabaja como guardia de seguridad vigilando el lugar en el que trabajó por 12 años. "Fui uno de los que tuvo suerte, me quedé después de que todos se fueron. Pero ¿quién sabe cuánto tiempo más necesitarán guardias aquí?", se preguntó.