Hace sólo dos años, se informó que Gazprom -el gigante energético ruso- gastó US$1.000 millones para celebrar sus 20 años, con presentaciones de Sting y el ballet Bolshoi para entretener al presidente Putin y a ejecutivos de la compañía.
Entonces había mucho que celebrar. Rusia era el indisputado rey del gas, el mayor productor del mundo con las más grandes reservas y exportaciones.
Pero los festejos desde entonces se han disipado.
La disminución en la demanda en Europa y la caída en los precios del gas natural han golpeado los ingresos, y las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea por las acciones del país en Ucrania están golpeando al sector energético ruso.
Si se añade a esto la acusación de la UE de abuso y monopolio, la mayor competencia de Qatar y el potencial exceso de gas licuado (GLP) de Estados Unidos inundando el mercado el próximo año, las amenazas son tanto numerosas como reales.
Y no hemos mencionado la posible apertura de los vastos recursos de gas de Irán si se retiran las sanciones tras un acuerdo nuclear con Estados Unidos.
Debido a que la estatal Gazprom, que domina la industria de gas de Rusia, es una de las principales herramientas de influencia de política exterior de Moscú, los riesgos que enfrenta no pueden ser mayores.
Siendo el mayor abastecedor individual de gas a Europa, ¿se reducirá la influencia de Rusia en el continente? y, ¿coqueteará más con China para compensar esa reducción?
La mayoría de los contratos de gas están indexados al precio del petróleo, que ha caído más de 40% desde el verano pasado arrastrando con ello los precios del gas.
El clima templado y la reducción del abastecimiento a Ucrania, después de una disputa contractual, agravaron el problema: Gazprom vio un desplome de sus ganancias de casi 90% el año pasado, de más de US$20.000 millones a US$3.000 millones.
Y con la probabilidad de que en un futuro cercano el precio del petróleo siga relativamente débil, las ganancias seguirán estando bajo presión.
Tal como explica Michael Moynihan, de la firma de consultores energéticos Wood Mackenzie, "el precio del gas está bajo y no va a regresar a los niveles altos de hace dos años".
Pero los precios bajos están golpeando a todos los productores de gas. De hecho, Moynihan afirma que la debilidad del rublo está ayudando a que las compañías de gas rusas, que también incluyen a grandes productores como Rosneft y Novatek, sean más competitivas, permitiéndoles que tengan los mismos márgenes de ganancia a pesar de la caída de precios.
La pregunta para Gazprom ahora es si reducirá sus exportaciones para combatir el sobreabastecimiento, y por lo tanto apoyando los precios, o mantendrá volúmenes altos para proteger su participación de mercado.
Igual que Arabia Saudita en el mercado de petróleo, la compañía es perfectamente capaz de soportar un período prolongado de precios bajos.
Y hay muchas otras razones por las que el panorama de la industria de gas rusa es mucho más brillante de lo que se ve a primera vista.
"La industria de gas rusa tiene mejor potencial de producción (que su industria de petróleo) ya que sus campos de gas natural son mucho más jóvenes y están en las primeras etapas de desarrollo".
Entonces hay mucho potencial para incrementar la producción cuando se firmen nuevos contratos, como se espera que ocurrirá.
Las sanciones de EE.UU. y la UE están principalmente dirigidas a la industria petrolera del país, por razones muy obvias. Rusia abastece cerca de 30% del gas de Europa, así que simplemente no está en el interés de la UE comprometer la capacidad de Gazprom para producir y exportar gas.
El acuerdo de este mes con la británica Centrica para incrementar los abastecimientos de gas en 70% a más de 4.000 millones de metros cúbicos (Mm3) al año ofrece amplia evidencia de esto.
Igualmente, las sanciones están diseñadas para obstacular el financiamiento y evitar que las compañías rusas importen nuevas tecnologías.
Pero los vastos recursos rusos de gas natural convencional significan que no necesita desarrollar nuevas técnicas para fracturar las rocas de esquisto, y ya tiene amplio conocimiento sobre cómo extraer gas y construir gasoductos.
Si las sanciones continúan a largo plazo, obtener financiamiento podría convertirse en un problema, pero ahora mismo están teniendo poco impacto en los productores de gas rusos.
También es poco probable que la acusación de la Comisión Europea del mes pasado de que Gazprom abusó de su posición dominante en los mercados de gas de Europa central y del Este, socaven el control absoluto de la compañía en las importaciones de gas europeas.
Tal como explica John Lough, del centro de investigaciones Chatham House en Londres: "La Comisión vaciló sobre si perseguir esto ya que estaba más preocupada en no dañar su relación de gas (con Rusia)".
"Gazprom presentará una robusta defensa y después tratará de buscar algún tipo de acuerdo".
Es probable que se acuerde una pena financiera para que los negocios regresen a su curso normal.
Pero mientras las acciones de Europa están teniendo poco impacto directo en la industria de gas de Rusia, las repercusiones indirectas son profundas, y están empujando a Moscú hacia una relación más cercana con Pekín.
"Rusia ha estado hablando con China durante 10 años sobre exportación de gas, pero por varias razones no han podido encontrar un punto de convergencia" dice John Lough.
"No ha estado dispuesta a hacer un esfuerzo extra, pero la presión para acercarse a China ahora ha incrementado".
Al sentirse aún más aislada en Europa y con el impacto de sanciones económicas más amplias, Rusia firmó dos acuerdos de gas importantes con China el año pasado.
El primero, valuado en ese momento en US$400.000 millones, ofrece 38.000 Mm3 al año a partir de 2018. La construcción de un gasoducto para transportar el gas desde el este de Siberia comenzó en septiembre.
Un acuerdo provisional para otros 30.000 Mm3 se firmó un mes después, con una entrega de gas potencial desde el oeste de Siberia a través de la región de Altai en el sur de Rusia.
Parte de este gas podría venir de los campos que actualmente exportan a Europa.
Los combinados 68.000 Mm3 son la mitad de los 140.000 Mm3 que Rusia actualmente entrega a Europa, pero cuando los gasoductos estén listos, ese número podría aumentar significativamente.
La demanda de energía de China para satisfacer su economía en rápida expansión y a su población cada vez más rica, está aumentando rápidamente, mientras que las preocupaciones ambientales, principalmente la contaminación y escasez de agua, significan que el país necesita reducir su dependencia de carbón.
El potencial de China excede con mucho el de Europa. Y los recursos de Rusia son tales que no tendrá problemas en abastecer a ambos.
También está la tentadora posibilidad de un acuerdo con India, otro mercado potencialmente gigantesco para el gas ruso.
Cualquier acuerdo de ese tipo, sin embargo, parece muy lejano y no existe una ruta fácil para construir un gasoducto entre los dos países.
La industria de gas de Rusia, entonces, dominada por la estatal Gazprom y con sus vastos recursos y ubicación ideal, parece perfectamente posicionada para superar los numerosos obstáculos que enfrenta.
Como asegura John Lough, "Yo no subestimaría a Gazprom. Es una compañía sumamente capaz".
A pesar de las relaciones gélidas con Europa, Rusia continuará abasteciendo gas a un continente que, por ahora, tiene pocas alternativas viables y, al mismo tiempo, ayudará a satisfacer el voraz apetito de China para una alternativa más limpia al carbón.
Con serias dudas sobre si Europa puede en realidad desarrollar una industria de gas de esquisto viable, y la lenta adopción de tecnologías de energía renovable, genuinamente limpias, en muchos países, Gazprom, y por lo tanto Moscú, continuarán manteniendo las cartas de triunfo en cualquier negociación con la UE.
El gas de Estados Unidos y de Irán podría ofrecer otra salida, pero esto sólo ocurrirá cuando los países europeos sean capaces de dejar de depender del gas ruso.