MARIANGEL MARCOS
Para el próximo 31 de mayo, comuneros de San Juan de Cañaris iniciaran realizarán una protesta en contra del proyecto de cobre Cañariaco, propiedad de Candente Copper.
Los comuneros advierten, por un lado, que la empresa no ha cumplido con las obras prometidas, pero tampoco el gobierno ha avanzado con las obras que se acordaron en la Mesa de Diálogo en 2013.
Y es que esta práctica inventada por este gobierno, ha dejado muchos sinsabores. “El gobierno viene, arma una mesa, promete cosas, y después los ministros no vuelven más y la población se siente engañada”, confiaba un empresario minero a Mining Press.
Y es que las famosas Mesas (de diálogo y de desarrollo), muchas veces entorpecen en vez de dar soluciones. Ya lo advirtió hace poco el defensor del Pueblo, Eduardo Vega Luna, en una misiva enviada al presidente de la Republica, Ollanta Humala.
Para el presidente de la Comunidad, “las Mesas de diálogo no llevan a ningún lado, nos engañaron, el distrito sigue olvidado”.
Más allá de esto, Cañariaco es un proyecto que ha sufrido varios conflictos a lo largo de los años, hasta que un cambio en la head office replanteó la estrategia y parecía que el proyecto se encaminaba.
Pero la crisis golpeó las finanzas de Candente quien puso el pie en el freno en mayo de 2013. El Estudio de Factibilidad quedó a medio camino.
El mes pasado, Candente completó la colocación privada de acciones con el fin de hacer caja y recaudó US $750.000 (US$500.000 en el primer tramo y US$250.000 en el segundo). Parte de ese dinero fue destinado a propósitos corporativos generales, para cancelar algunas deudas, y el resto sería destinado a iniciativas comunitarias en Cañariaco.
Este reinicio de actividades alertó a las comunidades opositoras al proyecto, que ya dan por hecho que Cañariaco comenzaría a operar, y tomaron estas medidas de protestas para evitar que siga adelante.
La pregunta que algunos empresarios se hacen, es la misma que con Tía María o Conga. ¿No quieren minería o el problema es la empresa?
Lo cierto es que se viene otro conflicto serio, y que no es nuevo. La lentitud e inoperancia del Estado, ¿impedirá que continúen las inversiones mineras?