Por Ricardo Daher.
El reclamo del Presidente de la república de que las empresas públicas realicen un mayor aporte a Tesorería, es interpretado como un cuestionamiento a las políticas de inversiones realizadas por las mismas en el periodo pasado. Una apreciación que ignora que el equipo económico del expresidente José Mujica, es prácticamente el mismo que el equipo que hoy conduce la política económica del gobierno.
La diferencia está en todo caso en que la situación económica regional se ha deteriorado, que el repunte que se esperaba de la economía europea es más lento de lo esperado y que la locomotora mundial, China, si bien sigue creciendo a tasas muy altas de 7% anual, es más baja que las tasas anteriores. Además, el repunte de la economía norteamericana está provocando un cambio en el flujo de capitales hacia ese país y conlleva un fortalecimiento del dólar.
De esta manera, el gobierno busca reducir el déficit fiscal con una redistribución y coordinación interna de los recursos, y ajustar las prioridades de las inversiones.
Las críticas a los resultados fiscales de las empresas públicas en los últimos dos años pierden de vista la necesidad de realizar inversiones para asegurar la viabilidad de las mismas y corregir carencias que se venían arrastrando desde hace muchos años.
Por ejemplo, la inversión de Ancap en la planta desulfurizadora era un reclamo medio ambiental y necesario para garantizar un combustible útil para los nuevos vehículos. Sin esa inversión la refinería de La Teja pasaría en poco tiempo a ser un montón de chatarra.
La empresa invirtió también en la renovación de las plantas de cemento, que ya estaban dando pérdidas y construye plantas de cal para aprovecharse de las reservas de piedra caliza y abrir una corriente exportadora hacia Brasil.
Además el ente debió invertir en renovar vagones para el transporte de combustible, en barcazas para su traslado por río entre otras obras de infraestructura tras décadas sin inversiones. La mayor inversión de Ancap había sido en la década del 50 en la planta de cemento de Lavalleja.
Además en conjunto con UTE, Ancap concretó la licitación para la construcción de la planta regasificadora que una vez que se concrete permitirá ahorrar combustible y puede transformar los hábitos de consumo de los hogares y hasta del transporte cuando se generalice el consumo de gas.
Otro de los entes que ha invertido para transformar la matriz energética ha sido UTE. Un país que quiera desarrollarse e industrializar parte de su producción necesita contar con energía suficiente y no tan cara. Además del impulso a la generación de energía eólica por privados, UTE ha desarrollando parques propios y construyendo la central de ciclo combinado en Punta del Tigre.
Al mismo tiempo el ente extendió la red eléctrica al interior y con cooperación europea llevó la electricidad (con energía solar) a las escuelas rurales que aún no tenían.
La empresa de las telecomunicaciones desarrolló también su infraestructura de cara al futuro, allanando el camino a un país con conexión de Internet del primer mundo. El desarrollo de la fibra óptica y la extensión de un cable de fibra óptica directo desde Estados Unidos que permitirá vender servicios de Internet a la región.
Al mismo tiempo la empresa resolvió la construcción de un datacenter en el polo tecnológico de Pando, una especie de disco duro gigante que brindará seguridad a las empresas. También invirtió en la renovación de las comunicaciones inalámbricas hasta abarcar todo el territorio nacional.
Otra inversión importante y muy cuestionada, fue la construcción del Antel Arena que servirá como plataforma al desarrollo de contenidos y a las empresas privadas que se dedican a las tecnologías de la información y comunicación.
Las mayores inversiones de estas tres empresas, Ancap, Antel y UTE, comenzarán a rendir sus frutos en los próximos años y las mismas podrán desarrollar sus actividades sin sobresaltos ni necesidad de realizar inversiones urgentes para no quedar atrasadas ni tener que aumentar en términos reales las tarifas.
Al mismo tiempo, la Administración Nacional de Puertos, otro de los organismos convocados a mejorar sus resultados para volcarlos a Rentas Generales, también debió hacer frente a grandes inversiones para descongestionar y hacer más rápida la operativa de los principales puertos del país, enfrentando además las medidas restrictivas de Argentina a nuestros puertos.
De la misma manera OSE ha invertido en el desarrollo del saneamiento para todo el país, en especial después de la aprobación de la ley que hace obligatoria la conexión de los hogares a la red de saneamiento.
Así se ha llegado a la concreción del saneamiento en Maldonado y Punta del Este y la Ciudad de la Costa en Maldonado, como las obras más emblemáticas, pero al mismo tiempo el desarrollo de las redes de saneamientos en las capitales departamentales y otras ciudades del interior.
Al mismo tiempo debe hacer frente a inversiones para mantener el abastecimiento de agua potable ante los problemas detectados en las cuencas de abastecimiento por contaminación de los ríos.
En el quinquenio pasado se invirtió por varios miles de millones de dólares por parte de las empresas públicas sin afectar el desarrollo de la economía, sin endeudar al país y habilitando el normal desarrollo de esas empresas en los próximos años.
De todas maneras habrá que ir pensando que el avance del consumo de combustible, por mayor parque automotor, y mientras que el gas no sea una alternativa real, puede provocar la necesidad de ampliar la refinería de Ancap, ya en una producción cercana al consumo.
El nivel del déficit fiscal está en el centro de las preocupaciones del gobierno. Es lógico que así sea, ya que se ubica en el 3,4% del PIB en una coyuntura caracterizada por un nivel de crecimiento más moderado que en el pasado reciente.
El crecimiento esperado, por debajo del 3% para los dos próximos años implica una restricción importante para abatir el desequilibrio financiero de las cuentas públicas, ya que la recaudación futura de impuestos también crecerá a menor ritmo. De ahí los mensajes del Ministro de Economía hacia la prudencia que debe tener el próximo presupuesto. Y también en el énfasis que se puso en el desempeño de las Empresas Públicas (EE.PP.), cuyo resultado global ha sido deficitario en los últimos cuatro años.
Es claro que no pueden ser permanentemente deficitarias, ya que brindan un servicio muy importante en varias áreas fundamentales para la población, que debe otorgarse con la mayor calidad y eficiencia. Todo ello requiere de inversiones permanentes cuya fuente natural de financiamiento es el propio desempeño de las EE.PP. Si pierden dinero no generan el ahorro suficiente para financiar las inversiones e innovaciones necesarias para llevar a cabo su cometido principal.
A su vez, el desempeño global de las EE.PP. contribuye al resultado global del sector público, por lo que una mejora en su resultado ayuda a reducir el déficit. Pero estrictu senso, un desempeño financiero positivo de las EE.PP. no contribuye a financiar el gasto del gobierno (los tres poderes, organismos de seguridad social y educación), sino a las propias empresas. La particularidad que tienen éstas es que son públicas. En tal sentido la contribución que hacen al financiamiento del gasto público proviene de los aportes que realizan a modo de dividendos a sus propietarios, e indirectamente a través de los impuestos que pagan, los que evolucionan de acuerdo a su desempeño.
El tema de los aportes está en el debate en la actualidad. El ministro de Economía señaló que se encuentran en un nivel inferior al de años atrás, dando a entender que el gobierno procura que aumenten. Sin entrar en discusión de cuál debe ser el nivel adecuado de aportes (un aumento desmedido puede esconder un aumento impositivo vía tarifas), lo cierto es que han caído en los últimos años. El Gráfico N° 1 es muy ilustrativo al respecto. Se muestra allí la evolución del resultado global de las EE.PP. y sus aportes al gobierno. Se ve que ambas variables tienen una evolución similar, lo que es lógico, ya que si no hay ganancias, no hay capacidad de realizar aportes.
Pero de esa misma observación se desprende la importancia de un desempeño positivo de las EE.PP., que les permita pagar mayores impuestos (IRAE y Patrimonio) y realizar mayores aportes. A principios del presente siglo los aportes equivalían al 1% del PIB, porcentaje que fue cayendo al 0,4% en la actualidad. Allí hay margen para crecer, pero siempre teniendo en cuenta que debe resultar de un mejor desempeño y no de un aumento desmedido de las tarifas, que deben reflejar los costos operativos y una ganancia razonable que le permita financiar sus inversiones.
En el Gráfico N° 1 se observan claramente tres períodos en los cuales el resultado global de las EE.PP. fue negativo en más de un punto del producto en los últimos doce meses. A fines de 2008-09, cuando el precio del barril de petróleo trepó a US$ 140 e internamente se resolvió no trasladar al precio de los combustibles ese aumento.
En 2012, cuando la sequía incrementó sustancialmente los costos de generación de UTE, con elevados precios del petróleo y nuevamente se resolvió no trasladar esos mayores costos a tarifas, temiendo su impacto en el IPC. El abultado déficit registrado a mediados del pasado año tiene una connotación distinta. Por un lado un la desaparición de una ilusión contable. A principios de 2013 Ancap paga su deuda con Pdvsa obteniendo un descuento importante que se registró como un ingreso. Ese efecto desapareció en 2014 y los números de la empresa registraron su verdadero desempeño. Atentó contra ello un largo desfasaje entre el valor del barril de crudo incluido en la paramétrica usada para ajustar los combustibles y el verdadero valor en el mercado global. Incidió también el desempeño de Antel, con un fuerte aumento en sus inversiones y en sus compras.
Hay que mencionar los aportes de UTE a la Tesorería. Como en 2012 hubo sequía no se efectuaron. Con la mejora del clima a partir de 2013 mejoró el resultado de la empresa, que entre julio y agosto de ese año aportó US$ 150 millones al Fondo de Estabilización Energética (FEE), lo que redujo su resultado de caja
A junio de 2014 el déficit global de caja de las EE.PP. se ubicó en el 1,3% del PIB. A marzo del presente año el rojo cayó al 0,2% del PIB, un ajuste de más de un punto en menos de un año. Varios factores explican esa mejora. Primero, desapareció el efecto FEE, lo cual automáticamente mejoró el resultado de caja de UTE en los últimos doce meses (como contrapartida volvieron los aportes normales al gobierno que no se efectuaron durante la sequía).
Pero el factor que más contribuyó a la mejora fue la caída en el precio del petróleo y el comportamiento de las inversiones. Las compras de Ancap cayeron más de un punto del PIB desde junio a la fecha y las de UTE en 0,7%. En el caso de Ancap los ingresos acompañaron esa evolución, pero en UTE lo hicieron en menor medida, lo que le permitió mejorar su resultado en 0,4 puntos del PIB.
Las inversiones totales de las EE.PP. disminuyeron en 0,5% del PIB en ese período debido fundamentalmente a Ancap y en menor medida a UTE.
La que no ayuda a mejorar el desempeño global es Antel, cuyo déficit se ubica en el 0,5% del PIB. En este caso se constata un aumento de los gastos y una aceleración de las inversiones en los últimos meses a contramarcha con las restantes, tal cual se muestra en el Gráfico N° 2.De hecho, en los dos últimos trimestres la mitad de las inversiones no petroleras de las EE.PP. le correspondieron a Antel. Esta evolución preocupa a las autoridades y seguramente se ajustará de futuro, a tono con las restantes empresas.
Pero debe tenerse muy presente que el abatimiento del déficit del sector público no pasa solamente por las EE.PP. Desde junio a la fecha éstas mejoraron su resultado en más de un punto del PIB pero el déficit global prácticamente no cambió. Es a nivel del gobierno donde hay que hacer los mayores esfuerzos.