Asegurar el suministro energético futuro en Magallanes es uno de los objetivos en los que trabajan el gobierno y la estatal Enap, y la opción podría estar en el potenciamiento del gas y las energías renovables no convencionales (ERNC) en la matriz regional.
Según un estudio encargado por el Ministerio de Energía y realizado por la Universidad de Magallanes, lograr la seguridad energética de largo plazo en la región demandará inversiones hasta por US$1.200 millones, las que serían complementarias a las que tiene proyectada Enap para el desarrollo de la exploración y producción de gas y petróleo en la zona, las que -según proyecciones de la estatal- le permitirían en 2017 dejar de comprar gas a privados para cubrir la demanda del sector residencial.
El estudio señala que el resultado de las campañas de exploración de gas en Magallanes presentan ciertas incertidumbres respecto de sus reservas, por lo que es necesario desarrollar alternativas que permitan hacer frente al incremento de la demanda de las comunas que hoy cuentan con abastecimiento de gas natural, haciéndose cargo del 90% del consumo de energía de la zona.
Las alternativas
El estudio establece dos posibles matrices energéticas para Magallanes, aunque en ambas la mayor disponibilidad de gas es el elemento central.
Los modelos consideran el uso de gas sintético a partir de la gasificación de carbón que se obtendría en la zona o la introducción de gas natural licuado (GNL) -liderada por Enap-, el que podría ser transportado en barco desde otras regiones.
A esto se sumaría el desarrollo de parque eólicos y plantas fotovoltaicas en comunas como Punta Arenas, Provenir y Puerto Natales. Esto tendría un costo de inversión de unos US$ 1.046 millones.
Otras opción contempla elementos similares en el caso de las ERNC, pero sustituye la gasificación de carbón por la instalación de una planta de respaldo de gas en base a propano-aire, como forma de asegurar el suministro de este hidrocarburo, con un costo estimado total de unos US$1.227 millones.
"Para la matriz térmica se debe favorecer la incorporación de un combustible fósil en forma de gas, que pueda actuar como complemento al gas natural que se consume actualmente (...) Este debe disponer de la posibilidad de crecer en función de la situación de oferta y demanda futuras. Las únicas alternativas que cumplen son la introducción de GNL o bien gas natural sintético a partir de la gasificación de carbón", señala.
Respecto de las ERNC, apunta que su presencia en la generación eléctrica debe ser relevante, aunque su introducción se debería hacer en dos etapas: implementar las tecnologías hoy factibles, como la eólica, solar y biomasa; e investigar el potencial de otras a través de proyectos piloto para casos como la mareomotriz o geotermia.