Por Jorge Castro*.
Las inversiones realizadas a través de compras y fusiones (M&A) superaron en EE.UU US$1,3 billones en los primeros tres meses del año, el mayor nivel desde 2007; y los acuerdos de gran tamaño (jumbo/+ US$5.000 millones) alcanzaron a 43% del total, la proporción más elevada de los últimos 15 años.
Las M&A constituyen la forma primordial de canalización de las inversiones transnacionales (más de 60% del total; el resto se destinan a nuevos equipamientos / greenfields); y son el principal instrumento de consolidación –crecimiento– de las cadenas globales de producción y distribución. Su primer objetivo es reducir costos, logro prioritario de toda fusión y etapa inicial –esencialmente negativa– del incremento de la productividad.
La fusión de Heinz con Kraft Foods (operación realizada por Warren Buffett asociado con 3G Capital) creó una nueva empresa valuada en US$100.000 millones, acompañada de una drástica reducción de costos (US$1.500 millones en los próximos dos años).
La razón del impulso extraordinario de las M&A (+ 30% en el primer trimestre del año) se revela en tres dimensiones: el costo del endeudamiento es bajísimo (1,5% / 3% anual); EE.UU se ha recuperado plenamente (+3% anual) y los precios de las acciones se encuentran en niveles récord (+ 15% / +20% en los últimos dos años).
El volumen de M&A superaría US$3,7 billones en 2015, que en valor representan US$4,5 billones o más. Esto implicaría dejar atrás el récord de 2007 (US$4,3 billones), y sería el segundo en la historia del capitalismo estadounidense.
El primero y más relevante ocurrió entre 1895 y 1905, cuando surgieron los gigantescos “trusts” de acero, petróleo y ferrocarriles (US Steel, Standard Oil, General Electric, Dupont, entre otros), a través de una ola de compras y fusiones que abarcó a 20% del PBI de entonces. A principios de siglo surgió la producción en masa de bienes homogéneos, incluida la industria automotriz (Ford, General Motors), sustento de la hegemonía de EE.UU. durante más de un siglo en el proceso de acumulación global.
La tendencia de M&A es nítida: 2014 fue el cuarto año consecutivo récord en las megaoperaciones de compras y fusiones, con un promedio en valor de US$3,7 billones anuales.
Los accionistas de las 500 empresas Standard & Poor’s (S&P500) recibieron en 2014 un retorno de US$1 billón; y 40% son fondos de inversión que recaudaron US$ 495.000 millones de capital agregado. Lo previsible es que a partir de 2015 se supere holgadamente el récord histórico de M&A de 2007 (US$4,7 billones), convertido en el nuevo piso de la expansión.
El sector de alta tecnología encabeza la tendencia. El año pasado, experimentó M&A por US$ 237.000 millones, el mayor nivel desde el estallido de la burbuja dot com (año 2000), con la particularidad de que la mayoría de sus acuerdos han sido de un rango menor (entre US$100 millones y US$ 1.000 millones), porque se orientaron a la compra de start-ups con tecnología específica o se convirtieron en una forma de incorporar personal altamente calificado.
Es imposible permanecer estático en la alta tecnología: se crece, o se es absorbido; y la multiplicación del número de M&A es una función de la celeridad de la nueva revolución tecnológica (“nube” o cloud computing). El nuevo ciclo de revolución tecnológica reduce drásticamente los costos de transacción y hunde los precios de los bienes de capital.
Todo depende ahora del auge de la inversión, y ésta es la variable que subordina crecientemente el alza de la producción y el aumento del intercambio internacional.
La direccionalidad de los capitales (inversiones) fija hoy, más que nunca, el ritmo y sentido de la época.
* ANALISTA INTERNACIONAL