Por ELIZABETH PEGER.
Con el desafío de anunciar esta misma semana el cierre en bloque de un conjunto de paritarias clave en un tope en torno al 27%, el Gobierno redoblará hoy la presión para destrabar las negociaciones en la industria metalúrgica, donde el gremio de la UOM, que conduce el jefe de la CGT oficialista, Antonio Caló, se resiste a avalar la pauta oficial e insiste con un piso mínimo del 28% para el aumento salarial en esa actividad.
En los últimos días se multiplicaron los contactos entre la conducción de la UOM, las cámaras empresarias del sector y funcionarios nacionales, pero hasta ayer la discusión seguía empantanada y Caló mantenía firme la decisión de concretar el paro de 36 horas dispuesto a partir del jueves. "Seguimos igual, no hay avance. Si mañana (por hoy) la situación no cambia, habrá paro, la gente no puede seguir esperando", aseguró a este diario un dirigente de la cúpula del gremio, quien ratificó que la UOM no aceptará una suba inferior al 28%, además de la garantía de un piso salarial de $ 8.500. "Que lo dibujen cómo quieran, pero eso es innegociable", remarcó.
La resistencia de Caló supone una dificultad importante para los planes del Ejecutivo de evitar que la referencia salarial de este año supere el 27%. Si bien esa estrategia prosperó en los últimos días en tres sectores relevantes por la cantidad de trabajadores que involucran (construcción, comercio y estatales de UPCN), en esas actividades advierten que la definición de sus respectivas paritarias está sujeta al previo cierre de la negociación metalúrgica. "No vamos a salir a anunciar nosotros que firmamos un 27% mientras el propio jefe de la CGT oficial hace un paro contra ese aumento", afirmaron desde uno de esos gremios.
Ya desde el jueves pasado el acuerdo entre la Uocra, que lidera Gerardo Martínez, y la Cámara de la Construcción está prácticamente resuelto con una suba escalonada del 27,7%, parámetro similar al que UPCN está dispuesto a suscribir en la paritaria de la administración pública nacional. A su vez, el titular del sindicato mercantil, Armando Cavalieri, y las entidades empresarias de comercio volverán a reunirse esta tarde en el Ministerio de Trabajo para destrabar los últimos detalles de un acuerdo del 27% en dos tramos, además del pago de dos sumas fijas no remunerativas.
En ese marco, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, volvió ayer a salir al cruce de los cuestionamientos sindicales contra la intención del Ejecutivo de imponer un tope a los aumentos y remarcó que "es la economía la que le pone freno" a las subas de salarios.
“Si ese incremento (de sueldos) va a impactar más allá de lo que permite la economía y eso se va a los precios, termina perjudicando al resto los trabajadores, entonces es la economía la que les pone el freno”, analizó el funcionario.
Su explicación fue criticada por Juan Carlos Schmid, el titular de la Confederación de gremios del transporte (CATT) que llamó a un nuevo paro general para junio, quien sostuvo que “hay una actitud mentirosa del Gobierno cuando dice que no hay tope y la negociación no es libre”. El sindicalista remarcó que la combinación de “inflación más presión tributaria desnaturaliza la negociación colectiva”.
Por: Mariano Martín.
La pauta salarial del 27% propuesta por el Gobierno para los aumentos de este año tendrá hoy una doble prueba de fuego: la negociación del sector mercantil y la de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Las discusiones se harán bajo la amenaza del gremio metalúrgico de ir el jueves a un paro de la actividad, justo cuando organizaciones sindicales opositoras disponen una huelga nacional para los primeros días de junio.
La falta de acuerdo en la UOM, que lidera el también jefe de la CGT oficialista, Antonio Caló, generó una corriente de aparente lealtad entre sus pares de la central más afín a Cristina de Kirchner. Hasta no concretar el acuerdo metalúrgico, dirigentes como Gerardo Martínez (albañiles, UOCRA) no firmarán sus propias paritarias. Un mecanismo encubierto, además, de incorporar adicionales a un aumento que deberá respetar en lo nominal la pauta del ministro Axel Kicillof y tendrá así la clave en su letra chica.
Los mecanismos de aplicación del 27 por ciento consagrado como guía y corset salarial pasaron a ser los protagonistas de la negociación de esta semana. Los empresarios, tanto los metalúrgicos como los mercantiles y los de la construcción, parecieron establecer un frente común para resistir el porcentaje planteado por los gremios para la primera cuota del incremento. El modelo, que presentaron los mercantiles de Armando Cavalieri y los albañiles de Martínez prevé un pago inicial e inmediato del 17%, retroactivo a abril, y completar el aumento con un 10% antes de fin de año.
Ante ese reclamo, la Cámara de Comercio y la Confederación de la Mediana Empresa (CAME) llegaron a sugerir que hubiera un rebalanceo del 15 y un 12 por ciento. Algo similar a lo expuesto por los empresarios de la Cámara de la Construcción (Camarco), siempre con el objetivo de "adelgazar" la primera cuota para mitigar su impacto sobre el aguinaldo de mitad de año.
Pero la letra chica no es sólo un arma para los ejecutivos. En la vereda sindical, Cavalieri sorprendió en la última reunión, la semana pasada, al reclamar la incorporación de un descuento mensual forzoso de $ 100 a cada empleado de comercio con destino a la obra social, un ítem que en otros años el gremio logró aplicar por un plazo no mayor a dos meses. Ese ítem pasó a ser el principal obstáculo para la firma del acuerdo. Las partes, en cambio, coincidían en el pago de dos sumas no remunerativas de $ 1.500 cada una durante la aplicación del convenio. Hoy a las 15 se reunirán en el Ministerio de Trabajo.
En el caso de la UOCRA, el detalle por el lado gremial es decisivo. A diferencia de las otras paritarias en proceso de negociación, Gerardo Martínez planteó que la segunda cuota fuese acumulativa respecto de la primera. Es decir que, para calcular el 10% que completa el acuerdo, la base de cálculo será el sueldo incrementado en abril con la primera suba del 17 por ciento. Cerca de Martínez afirmaron que esa variable eleva apenas al 27,7% el incremento final, pero otros cálculos llevan el promedio de suba a casi 29 por ciento.