Debía ser un partido, terminó siendo un escándalo. Una situación inadmisible oscureció el encuentro entre Boca y River en la Bombonera y obligó a la suspensión del duelo tras el entretiempo, después de que los jugadores de River fueran atacados con gas pimienta en la manga que debían recorrer para regresar desde el vestuario hacia el campo de juego.
Tras el descanso, los jugadores del conjunto de Núñez ingresaron al campo discutiendo a los gritos con el personal de seguridad, con los ojos sumamente irritados y las camisetas con manchas anaranjadas. Los más afectados por la agresión fueron Leonardo Ponzio, Gonzalo Martínez y Sebastián Driussi, aunque también fueron alcanzados por el gas Ramiro Funes Mori, Leonel Vangioni y Matías Kranevitter, que sufrieron irritación no solo en el rostro sino también en los hombros y la espalda.
En medio del caos, el presidente de River, Rodolfo D'Onofrio, y el vice, Matías Patanian, ingresaron al campo para dialogar acaloradamente con el árbitro Darío Herrera. Rodolfo Arruabarrena, visiblemente ofuscado, se cruzó con los dirigentes, como así también con Marcelo Gallardo.
La posibilidad de la suspensión empezaba a tomar forma, ante la evidencia de las dificultades que los futbolistas visitantes tenían para continuar jugando. "Vamos a tomarnos un tiempo prudencial para que se recuperen", explicó entonces Herrera.
Para sumar una pizca más de tensión a la noche, mientras los jugadores de River intentaban recuperarse, un dron, que llevaba atada una tela blanca, que simulaba un fantasma, y tenía una letra be roja, sobrevoló el campo de juego.
"Esto es una locura, no se puede creer", alcanzó a decir Ponzio. "Hay cuatro jugadores afectados, no es justo que se siga jugando así", sostuvo Pedro Hansing, uno de los médicos de River. "No pueden seguir jugando, tienen quemaduras de primer grado", explicó el médico responsable del control antidóping, de apellido Argento, tras revisar a los futbolistas.
Después de largas deliberaciones con representantes de la Confederación Sudamericana, dirigentes de los clubes y autoridades de la Policía Federal, y 70 minutos después de la agresión, Herrera dispuso la suspensión del encuentro.
¿Qué pasará con el partido? Aún no se sabe, aunque ya empezaron a correr los rumores. Dependerá lo que diga el informe del veedor de la Conmebol y lo que disponga la entidad. Pero pueden pasar dos cosas: que el partido se reanude o que no. Si se juegan los 45 minutos que faltan se especula con un estadio a puertas cerradas. En cambio, si se considera que Boca es responsable del ataque a los jugadores de River podrían darle el partido por perdido y automáticamente River quedaría clasificado a los cuartos de final donde espera el Cruzeiro de Brasil.
Cualquier equipo por cuya responsabilidad se determine el resultado de un partido se considerará como perdedor por 3-0". El artículo 23 del Reglamento Disciplinario de la Conmebol es claro, pero en las próximas horas tendrá diferentes observaciones. La principal: se podría aplicar si consideran a Boca como responsable del ataque con gas pimienta a la manga de los futbolistas de River. De no ser así, y con el partido suspendido antes de que empiece el segundo tiempo, el cotejo podría continuar.
La clave para el futuro del superclásico por los octavos de final de la Copa Libertadores estará en los informes del árbitro Darío Herrera y del veedor boliviano Roger Bello, de Conmebol.
Nadie entendió la actitud del plantel de Boca tras la suspensión del superclásico . Es que, una vez que el árbitro Darío Herrera tomó la decisión, los futbolistas xeneizes, por orden de Arruabarrena , se formaron en la cancha como para jugar, mostrando su disconformidad con la decisión.
Ante esa actitud, Marcelo Gallardo se acercó a Arruabarrena para reprocharle la falta de solidaridad de los jugadores.
Más tarde llegó algo más insólito todavía. Los jugadores de River no podían salir de la cancha porque la hinchada local les tiraba proyectiles, y los jugadores de Boca , en vez de ayudarlos, se quedaron mirando sin hacer nada.
Y el broche final, para que no quedaran dudas de la pésima actitud del mundo xeneize, se produjo tras la salida de los jugadores de River . Una vez afuera del campo de juego, los futbolistas xeneizes saludaron y aplaudieron a los violentos que quedaban en las tribunas, y salieron.
El presidente de Boca , Daniel Angelici , mostró toda su pesadumbre por lo ocurrido en el entretiempo en la Bombonera con la agresión a los jugadores de River y reconoció que lo vivido constituyó "un papelón mundial".
"Es lamentable todo lo que ocurrió, es un papelón mundial. Quiero identificar a esos diez inadaptados", se quejó el máximo dirigente de la entidad xeneize, una hora después de que el partido había sido interrumpido y todavía no había definición respecto de la continuidad o no del encuentro.
"Le pedí disculpas a (Rodolfo) D'Onofrio . No lo puedo creer", dijo el titular de la entidad de la Ribera, que también aclaró que, en turno vespertino, "la gente de seguridad recorrió nuestras oficinas, no había nada", aseguró.
Sin embargo, Angelici no quiso admitir culpa alguna en la responsabilidad que le cupo como dirigente de la entidad organizadora por haber permitido que un drone sobrevolara el campo de juego con un Fantasma de la B en alusión al descenso que vivió la entidad adversaria en la temporada 2011.
Una persona trabajando directamente con la manga. Otra siguiendo todo desde más abajo. La imagen del ataque de dos hinchas de Boca a la manga River fue capturada por la TV y ya da la vuelta al mundo. Justo cuando los millonarios regresaban al campo de juego para disputar el segundo tiempo, un hincha xeneize lanzó gas pimienta entre el alambrado y la manga y le provocó quemaduras e irritación en los ojos a, por lo menos, cinco futbolistas visitantes. Tras una hora y diez minutos, el superclásico por los octavos de final de la Copa Libertadores fue suspendido.
Una vergüenza. La trilogía de Superclásicos terminó de la peor manera. En realidad quedó en suspenso. El segundo tiempo en la Bombonera quedó detenido en el tiempo por culpa de los violentos que aparecieron en la manga de River, cuando los jugadores visitantes se dirigían al campo de juego y les arrojaron gas pimienta.
Antes, se jugaron 45 minutos mediocres, con poco juego y pocas situaciones de gol. Fue River, que salió a jugar con la tranquilidad de saberse clasificado con el 0-0 el que se plantó mejor en el campo de juego y se aprovechó del nerviosismo de Boca, obligado a marcar por lo menos un gol.
Apenas 47 segundos tardó Darío Herrera, el árbitro del partido, en sacar la primera amarilla y bajar un mensaje claro: el juego brusco no iba a estar permitido. A Daniel Osvaldo se le fue larga una pelota que recuperó Sánchez, el delantero de Boca bajó a su rival desde atrás y fue amonestado. Los primeros diez minutos fueron de nerviosismo puro, mucho roce y apenas un par de centros que cayeron en el área de Barovero que la defensa de River supo controlar.
El equipo visitante, con el guiño del resultado, se paró mejor. Anticipaban siempre sus centrales y ganaba el medio porque cuatro jugadores (Sánchez, Ponzio, Kranevitter y Driussi) siempre son más que tres (Pérez, Gago y Meli). River esperaba, no lo lastimaban y cortaba cada intento del local. Boca cayó en pelotazos. Y recién logró patear al arco a los 25 minutos: Osvaldo tiró una pared con Pavón y sacó un zurdazo al medio que controló Barovero.
Después de esa jugada Boca vivió un veranito. Pero era previsible en la salida: siempre Díaz para Gago y Gago para... a Boca le faltaba juego y recién pudo quebrar el bloque defensivo de River cuando Carrizo apareció por el medio y con una finta desacomodó a sus rivales. Pavón habilitó a Osvaldo y se metió en el área, pero su zurdazo lo tapó Mammana. Apenas eso para el local, apenas eso para el equipo que había ganado todos los partidos de la fase de grupos.
El primer tiempo -el único que se jugó- se fue con un River bien plantado en el campo (más preciso) y con un Boca descontrolado (a sus jugadores les rebotaba la pelota). Encima vieron la amarilla Pablo Pérez y Pavón -ya estaba amonestado Gago-. El volante por tirarle una patada a Mammana (había bajado a Carrizo y también fue amonestado) y el delantero por no dejar jugar un lateral del rival. Después, el escándalo.
Racing se clasificó a los cuartos de final de la Copa Libertadores. Es verdad que sufrió en el final, ya que un gol de su rival lo eliminaba, pero sostuvo con solidez el resultado y festejó en Avellaneda. La victoria por 2 a 1 anteMontevideo Wanderers (en la ida había salido 1 a 1) le dio al equipo de Cocca el pasaje a la siguiente instancia, en la que se medirá ante Guaraní.
Los goles de la Academia los hicieron Camacho y Bou, mientras que Olivera descontó a un minuto del final y le puso dramatismo al epílogo.
El próximo jueves, Racing se medirá ante Guaraní, en Paraguay, por la ida de los cuartos de final. La semana siguiente definirá otra vez en Avellaneda, y luego vendrá el receso por la Copa América.
