La economía chilena no pasa por buenos tiempos. En 2014, el Producto Interno Bruto (PIB) apenas creció 1,9%, el peor desempeño en cinco años, y en lo que va de 2015 las cosas no andan mejor. En marzo, mes que tradicionalmente se comporta dinámico por el retorno a la vida laboral tras el período estival, la actividad doméstica logró un repunte de sólo 1,6%, el más bajo desde marzo de 2010. En esa ocasión, eso sí, los datos se vieron drásticamente castigados por el desastre tras el terremoto del 27/F.
A sabiendas de que la mayoría de los expertos están viendo con preocupación el curso y ritmo actual de la economía chilena, el gobierno plantea que más que los datos mensuales, lo más relevante es el desempeño trimestral. El problema es que en eso tampoco estamos mejor: entre enero y marzo de este año la actividad interna se expandió 2,2%, el registro más bajo desde la caída de 3,3% observada en igual período de 2009.
¿Qué viene entonces para la economía chilena? Desde el punto de vista de la inversión, al menos, el panorama no es muy alentador, según se desprende del último catastro anual que elabora la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa). El informe muestra que a diciembre de 2014 se contabilizaron 750 proyectos activos por US$ 178.855 millones. El 64% de la inversión está contemplada para el quinquenio 2014-2018. La cartera total, sin embargo, tiene una cuantía menor en un 9,3% respecto de la de un año antes.
En el gremio atribuyen dicha caída principalmente a las dificultades para seguir avanzando con algunas iniciativas, sobre todo en el área energética, minera y también industrial. Las diferencias con la autoridad en materia regulatoria, los efectos del debate y concreción de la reforma tributaria, y la judicialización de algunas iniciativas por razones medioambientales estarían detrás del fenómeno.
Al cierre del catastro se contabilizaron 51 proyectos detenidos, por una inversión de US$ 76.232 millones. El monto es 7,6% mayor que el apuntado a diciembre de 2013. El análisis de los datos revela que como consecuencia de las distintas trabas y restricciones que enfrentan, el 48,3% de las iniciativas está en calidad de postergada, el 31,9% como paralizada y el 19,9% es calificada como desistida, es decir, sus gestores no las retomarán. El 70,6% del capital proviene del sector privado, mientras que un 19,4% es de origen público y el 9,9%, de fuente mixta.
“El sorprendente y vigoroso crecimiento de las inversiones durante los últimos años ha dado paso a un nuevo escenario, más conservador, de más exigencias y con un alto nivel de incertidumbre. El catastro de proyectos de inversión de 2014 no sólo identificó aquellas iniciativas que actualmente se encuentran activas y sin contratiempos, sino que, además, registró aquellas que durante el período de análisis han presentado un alto grado de dificultad en su realización”, señala la entidad.
Lo que viene no es mejor
A mediados de 2014, reanimar la actividad privada se convirtió en una prioridad del equipo económico del gobierno. Tanto así que en diciembre el Ejecutivo decidió ampliar de seis a nueve los ministros del comité del área económica, instalando el concepto de una “alianza público-privada” que trabajaría en medidas para inyectar dinamismo a la economía.
Los datos sugieren, sin embargo, que ni eso ni los llamados a la calma por parte del gobierno respecto de su compromiso con el crecimiento han logrado sacudir la mala racha que atraviesa la inversión en Chile. El Banco Central espera que este año el PIB nacional crezca en un rango de 2,5% a 3,5% y el Ministerio de Hacienda proyecta un 3%. En su escenario base, el instituto emisor considera una expansión de 2,5% en la demanda interna y de 1,2% en la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF), uno de los dos componentes claves del gasto en inversión de empresas y gobierno (el otro es la variación de existencias). También que la FBCF real alcance al 23,7% del PIB.
Pero el catastro de la Sofofa apunta en otra dirección, debido a que los proyectos de inversión potenciales también cayeron. Según el documento, al cierre de 2014 esas iniciativas, que ya fueron anunciadas, pero que todavía no ingresan al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (Seia) o a concesiones, totalizaban US$ 36.473 millones e involucraban 67 emprendimientos. Además, dichas inversiones disminuyeron un 28,1% respecto de diciembre del año anterior.
“Esta tendencia a la baja, que es la segunda que se registra desde 2008, se explica principalmente por el cambio de clasificación que recibieron algunas iniciativas que, desde la medición anterior a la actual, pasaron de ‘potenciales’ a ‘por ejecutar’, o bien de ‘potenciales’ a proyectos ‘detenidos’, sin ser compensados con el ingreso de nuevos registros”, explica el informe. En todo caso, en 2013 ese portafolio también cayó, en 20,7%, respecto del ejercicio previo.
El documento desglosa que de la inversión total calificada como activa, el 58,4% o 557 son proyectos por ejecutar e involucran US$ 104.400 millones. El 21,2% o 126 iniciativas se describen como en etapa de construcción y suponen US$ 37.982 millones. El 20,4% restante se califica como potenciales.
El norte y el aluvión
Los datos del estudio sitúan a Antofagasta, Atacama y Coquimbo como las regiones que concentran el 54% de la inversión activa para el quinquenio 2014-2018, totalizando US$ 96.080 millones. De este monto, el 16,5% está en plena construcción y el 59,6%, por ejecutar. El 23,9% son proyectos potenciales.
¿Cuánto afecta este escenario el desastre que dejaron los aluviones en las tres regiones? Desde la Sofofa estiman que la catástrofe no debería poner en jaque el escenario previsto y en el cual las iniciativas a largo plazo están principalmente asociadas a las comunas de Vallenar, Diego de Almagro y Copiapó.
En la entidad, sin embargo, reconocen que la catástrofe sí podría tener un efecto -que debiera mostrarse en el catastro 2015- en la inversión que está en etapa de construcción en la Región de Atacama, la que a diciembre pasado alcanzaba los US$ 860 millones.
La Región de Valparaíso se suma a la lista de las más atractivas para los inversionistas y se lleva el 10,5% de los recursos activos proyectados para el quinquenio, con US$ 18.841 millones. De éstos, el 10% está en construcción y el 69%, por ejecutar. El 21% restante son potenciales.
La Región Metropolitana sigue en las preferencias, con el 9% del total de inversión activa, por US$ 16.721 millones. El desglose indica que el 32% está ya en etapa de construcción, el 60,4% tiene calidad de por ejecutar y el resto son potenciales.
Los que mandan en la torta
Lo que viene en inversión es que energía y minería son los sectores que ayudarían a empujar el carro de la economía chilena para enfrentar una desaceleración que no cede.
El catastro -elaborado por la Gerencia de Estudios de la Sofofa- ubica al sector energético como el mayor captador de las inversiones activas, con un 42,5% de la torta, aunque en su portafolio no contempla los proyectos de mayor envergadura. De hecho, se destaca al proyecto hidroeléctrico Alto Maipo, que impulsan en conjunto las empresas AES Gener y Antofagasta Minerals, como el más relevante del área y que está en plena construcción. Con una inversión de US$ 1.367 millones, a través de dos unidades (Alfalfal II y Las Lajas) debiera generar en conjunto 531 MW de potencia.
La minería le sigue con el 30% de los montos involucrados en el quinquenio, de los cuales la cuprera estatal Codelco es responsable del 12% del total de la inversión activa. Pero por parte de los privados un proyecto destacado en el análisis es el de minera Cerro Centinela, de propiedad de Antofagasta Minerals, del grupo Luksic. Aunque todavía en etapa potencial, considera una inversión de US$ 4.350 millones y prevé integrar dos nuevos rajos: Esperanza Sur -con un cronograma esperado de inicio para 2019, por US$ 2.700 millones- y Encuentro Sulfuros, que considera un yacimiento, cuyo plazo de operación se proyecta para 2024, con US$ 1.650 millones. La Sofofa estima que el proyecto beneficiaría a las localidades de Sierra Gorda, María Elena y Michilla, con un peak de 9.000 empleos durante su construcción y 2.900 en su operación.
En la lista le sigue infraestructura, sector que se lleva el 16,5% de los recursos. En esta área destacan la construcción del Corredor Bioceánico Aconcagua, iniciativa binacional público-privada impulsada en el Programa de Concesiones del Ministerio de Obras Públicas. Contempla US$ 4.000 millones y se basa en levantar un sistema de transporte ferroviario de 205 km entre Luján de Cuyo (Argentina) y Los Andes, que permitirá la circulación de un ferrocarril eléctrico a 80 km/h y en sólo cuatro horas.
El otro prospecto en carpeta, aunque en calidad de potencial, es el denominado Puerto Gran Escala en Valparaíso, que busca construir una infraestructura para triplicar la capacidad de los principales terminales marítimos del país: Valparaíso y San Antonio. La inversión estimada es de US$ 3.000 millones.
Los restantes sectores son marginales en participación: industria (3,3%), servicios (2,6%), comercio (2%), telecomunicaciones (2%) y turismo (1,3%).
Concesiones, sin novedad
Un total de US$ 12.006 millones están en el Programa de Concesiones del MOP. De ese total, el 65% son recursos que permanecen en agenda y el 18,5% se encuentra en proceso de adjudicación. El documento detalla que el 10,6% está en licitación y el restante 6% se destinó para proyectos en precalificación.
Los datos muestran que el 53% de la inversión en el área de infraestructura está por ejecutar y equivale a US$ 15.574 millones. De esos, el 68,3% corresponde a proyectos incluidos en el programa del MOP.
El catastro recuerda que la Agenda de Infraestructura, Desarrollo e Inclusión Chile 30-30” para el período 2014-2020 reúne iniciativas por un total de US$ 11.090 millones. De este monto, el 14,5% son proyectos que se licitarían durante 2014, comenzando con la segunda licitación del aeropuerto Arturo Merino Benítez, por US$ 633 millones. A eso se agrega Embalse La Punilla, con una inversión de US$ 387 millones, y el nuevo Puente Industrial sobre el río Biobío, por US$ 214 millones. Todos están ya en proceso de licitación.