Al llegar ayer en la mañana a La Moneda, el renunciado ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, se bajó de su automóvil, hablando por celular.
Mientras caminaba, sin despegarse de su iPhone gris, sólo hizo un movimiento de cabeza en señal de saludo a la prensa que los esperaba en la puerta de calle Morandé 80. Más tarde el ministro sostuvo una larga reunión con la Presidenta Michelle Bachelet.
La pregunta de Don Francisco que desató la respuesta sorpresiva de Bachelet, aludía precisamente al jefe de gabinete. En el mundo político interpretaron que la respuesta de Bachelet, con voz quebrada, era una señal de que en el ajuste saldrá el titular del Interior y todo el equipo político, integrado por Ximena Rincón (DC), Alberto Arenas (PS) y Álvaro Elizalde (PS).
Ayer la jefa de gabinete presidencial, Ana Lya Uriarte, fue la encargada de iniciar un sondeo de nombres con los presidentes de la Nueva Mayoría. A ellos, Uriarte les avisó también que hoy la Mandataria tomará contacto para informarles detalles del cambio de ministros. Luego de eso, el anuncio del nuevo gabinete se realizaría pasado el mediodía.
En este escenario, el mismo Peñailillo, según cercanos, ha transmitido que si la Presidenta decide removerlo, no necesita ser compensado con otra designación.
La preocupación por la eventual salida definitiva del ministro fue admitida ayer por el presidente del PPD, Jaime Quintana. “Sería doloroso para el PPD, no lo puedo negar. Por lo que representa el ministro, por su identificación con la Nueva Mayoría, por su lealtad al programa y la Presidenta (...) Al ministro Peñailillo no hay que juzgarlo por las últimas semanas, sino por los 14 meses de su gestión”, dijo Quintana.
Pero las críticas del PS Osvaldo Andrade, y de otras figuras socialistas cercanas a Camilo Escalona por las asesorías de Peñailillo a Giorgio Martelli -un conocido operador político y recaudador de fondos para campañas- habrían mellado de forma irreversible la imagen del ministro y su sitial de priviligio.
Por esa razón, en el PPD argumentan que sería una señal negativa que Bachelet termine cediendo la cartera de Interior a quienes lideraron esa “campaña”. Ahí las miradas apuntan al subsecretario Mahmud Aleuy.
Alternativas a Peñailillo
Fuentes del PPD sostienen que si bien están resignados a la salida de Peñailillo, disputarán el derecho de permanecer en la jefatura del Interior. El principal nombre que proponen es el de Nicolás Eyzaguirre, actual titular de Educación. Para ese cargo también postulan al canciller Heraldo Muñoz.
Diversos sectores de la DC también están interesados en recuperar la jefatura de gabinete, que fue ejercida por miembros de la Falange en el primer gobierno de Bachelet. Algunos grupos DC postulan al actual ministro de Defensa, Jorge Burgos, aunque otros prefieren al diputado Aldo Cornejo, quien en 2008 y a fines del año pasado, era dado como carta segura para asumir como ministro de La Moneda, en Interior o la Secretaría General de la Presidencia (Segpres).
En la Falange también se menciona a Edgardo Riveros, hoy subsecretario de RR.EE., como nuevo titular de la Segpres. Otros dirigentes de la DC abogan por apostar a la cartera de Hacienda. No obstante, el PPD ya advirtieron al gobierno que sería un retroceso del punto de vista del programa si Hacienda es asignada a un DC.
En tanto, en el PS, conscientes de su margen de acción, están llanos a la salida de Arenas desde Hacienda, pero apuestan por mantener la jefatura económica con el titular de Energía, Máximo Pacheco. Para esa cartera también suenan el DC José de Gregorio, Mario Marcel (PS) y una vez más, Eyzaguirre.
Otro socialista, eso sí para la Segpres, es el actual senador Carlos Montes, cuyo nombre es promovido por cercanos a la futura presidenta PS, Isabel Allende.
La noticia de que la Presidenta había pedido la renuncia a todo su gabinete, y las consecuentes apuestas y teorías sobre los ministros que llegarán, saldrán o se cambiarán de cartera, marcaron las conversaciones que se desarrollaron ayer en el mundo político y sus alrededores.
"Mi polla es (Carlos) Montes, (Felipe) Harboe y (Javiera) Blanco al equipo político", le dijo un connotado abogado constitucionalista al senador Montes (PS) -a modo de broma-, en el coffee break de un seminario.
A medida que avanzaban las 72 horas autoimpuestas por la Presidenta, la ansiedad y la incertidumbre fueron elevando la cantidad de nombres, cruces y análisis acerca de la decisión que adoptará la Presidenta. De hecho, al ser mencionada, Soledad Alvear publicó en Twitter que no iría al gabinete, para despejar dudas.
Las versiones más conservadoras volvieron a las elucubraciones que existían en 2014, antes de que la Presidenta designara al gabinete. En este grupo se habló de que Jorge Burgos (Defensa) o Edgardo Riveros (subsecretario de RR.EE.) ingresarían al equipo político, a la Segpres, más probablemente, o incluso a Interior. O que habría un enroque entre los ministros Álvaro Elizalde y Javiera Blanco, pasando el primero a Trabajo y la segunda a la Segegob.
Estas voces situaban también a Nicolás Eyzaguirre o a Máximo Pacheco -Educación y Energía, respectivamente-, en Hacienda, o tal vez en Interior y la Segpres.
Otros fueron un poco más allá, y apuntaron a que se sacaría a alcaldes, parlamentarios e intendentes de sus cargos para trasladarlos a La Moneda. Así fue que surgió con fuerza la idea de que Carolina Tohá -cercana a Bachelet, PPD- podría renunciar a la alcaldía de Santiago para asumir Interior. Y los comentarios de que Claudio Orrego abandonaría la intendencia para asumir Desarrollo Social.
Desde el Congreso se recordó el nombre del ex presidente de la Cámara, Aldo Cornejo, quien sonó como una fuerte carta para sumarse al equipo político, por ser uno de los democratacristianos más cercanos a Bachelet.
En una conversación telefónica entre dirigentes de la DC y del PPD surgió la tesis de que dos senadores de sus filas y potenciales presidenciables -Ignacio Walker y Ricardo Lagos Weber- podrían trasladarse al Ejecutivo. Con esto, pensaron, podrían además evitar una voz crítica dentro del oficialismo (Walker), y abrir un cupo senatorial para el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo (Lagos).
Incluso ayer se comentó que la jefa de gabinete de la Mandataria, Ana Lya Uriarte, habría hablado con el embajador PPD José Goñi para informarle que estaría dentro del gabinete.
Igualmente se ha comentado que el actual subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy -también cercano al "escalonismo"-, podría liderar la cartera.
Todo el país quedó perplejo. La Presidenta Michelle Bachelet hacía un inesperado anuncio:le pidió la renuncia a todos sus ministros y se daba un plazo de 72 horas para decidir quiénes se van y quiénes se quedan.
¿Pero qué pasa con aquellos que presentaron su renuncia y son ratificados en sus cargos? La presidenta del Colegio de Abogados, Olga Feliú, dijo a La Tercera que "la Presidenta puede hacer dos cosas, simplemente botar la renuncia o responder "recházese la renuncia".
"La renuncia produce sus efectos, cuando son presentadas y aceptadas. En este caso de personas que son de confianza exclusiva, los ministros tienen el derecho a ejercer su función mientras tengan la confianza de la autoridad", dijo.
Es por esto que "si siguen siendo de confianza, la Presidenta podría romper las renuncias de los ministros que no quiere remover y seguir en plenitud con sus facultades".
Feliú afirma que siempre se tiene que pedir la renuncia al ministro, en el caso de que se quiera nombrar a otro en su lugar, "aunque sea una hora antes de que se nombre a su reemplazo, porque tengo que declarar vacante el cargo y para eso tengo que pedir la renuncia".
Ante este escenario, los ministros no están renunciados, ya que para eso la Mandataria debe aceptar la renuncia.
Amplia acogida expresó el mundo empresarial ante el anuncio de la Presidenta Michelle Bachelet de realizar un cambio de gabinete, aunque hubo voces críticas sobre el plazo de 72 horas que se fijó para cristalizarlo.
“Estos eventos son absolutamente normales en todos los países del mundo. No veo por qué este cambio de gabinete en particular vaya a producir algo diferente en esta ocasión", declaró el presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, quien añadió que "debemos verlo simplemente como parte de un proceso en una democracia y que pasa, insisto, en todos los países del mundo”.
En tanto, Segismundo Schulin-Zeuthen, presidente de la Asociación de Bancos (Abif) ,estimó que “esto no afecta. Va a ser algo positivo, porque había demasiados cuestionamientos". Luego opinó "que la Presidenta haya tomado la decisión, pienso que todo el mundo lo valora (…). Se ha dicho que antes del fin de semana va a estar resuelto y no veo ningún cambio en la estabilidad”.
“Todo gobierno necesita, a lo largo de su administración, hacer ajustes. Es de público conocimiento que hay que hacer algunos cambios para mejorar algunas áreas (…)", opinó Jorge Mas, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC). Desde su perspectiva, el cambio de gabinete no incidirá mayormente en su gestión. "Nosotros estamos trabajando en diversas áreas, en obras públicas, en energía, en vivienda. Seguimos trabajando con quien sea el ministro”.
Conceptos similares expresó Guillermo Pickering, presidente de la Asociación de Telefonía Móvil: “Nosotros vivimos en una democracia y en las democracias son comunes este tipo de decisiones. Esta industria ha firmado hoy un acuerdo (público-privado), independiente de cualquier contingencia política que pueda existir”.
Por su parte, el presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Ricardo Mewes, declaró que "la Presidenta tiene todas las atribuciones para hacer los cambios que estime convenientes. En ese sentido, tenemos que esperar y ver quiénes van a permanecer en el gabinete". Al respecto, agregó que "nosotros nos vamos a centrar, más que en el hecho político propiamente tal, en que las autoridades tengan el eje principal en el crecimiento y en el fortalecimiento de la alianza público-privada, potenciando un plan de inversiones importante que a Chile le hace mucha falta”.
Una mirada optimista del cambio de gabinete también la dio el presidente de la Asociación de Exportadores de Manufacturas (Asexma), Roberto Fantuzzi, quien sostuvo que “va a ser positivo. Siempre que hay este tipo de crisis en nuestro país, cambiar las caras produce, de alguna manera, un cambio interior de optimismo. Estamos terriblemente negativos".
"Me preocupan dos cosas, eso sí", advirtió. "Una es que en el Ministerio de Economía (si se produce la salida de Luis Felipe Céspedes), exista algún grado de continuidad dentro de las comisiones que se habían constituido porque ya se estaban resolviendo muchos problemas en el sector productivo. La segunda es la reforma laboral, dado que es difícil cambiar el jinete en la mitad del río (se refiere a la ministra Javiera Blanco)”.
Para Hernán de Solminihac, ex ministro de Minería y de OO.PP. en gobierno de Sebastián Piñera y director de Cruzados, “cuando a todos los ministros se les ha solicitado la renuncia y se espera mucho tiempo, obviamente la actividad que ese ministro puede hacer es un poco más lenta". Desde su visión, la Presidenta Bachelet debería acelerar el nombramiento del nuevo gabinete. "Hay que esperar que lo nombre lo antes posible para que se retome la actividad nuevamente (…) Esperar 72 horas es una situación compleja para todos, incluso para la ciudadanía”, puntualizó.
“Creo que es una decisión que ha sido dura", opinó Lorenzo Constans, ex presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC). Dijo que Bachelet "pidió un tiempo y hay que dárselo, en este sentido hay que pensar que es una cosa que en la opinión pública estaba todos los días". Manifestó, además, que "probablemente, la forma a algunos no les gusta, a otros sí. Pero hay que esperar tranquilo las 72 horas y que esto sea por el bien del país”.
Para Gastón Escala, empresario y ex presidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), el fondo y la forma del anuncio de la Presidenta no fueron apropiados. “No puede anunciar un cambio y decir que lo va a pensar en 72 horas. Eso es inaudito. No puede ser (…). Hacer algo tan importante como pedir la renuncia a todos los ministros en un programa de televisión, encuentro que no es el estilo que tenemos como país, el estilo serio y presidencialista que hemos tenido en toda la historia de nuestro país”.
Horacio Pavez, socio de Sigdo Koppers, le restó dramatismo. “Nosotros, los empresarios, trabajamos con el gobierno que esté y con los ministros que se designen”, afirmó.
Por último, Nicolás Imschenetzky, dueño de Valmar y socio del casino Marina del Sol de Concepción, comentó que “un cambio de gabinete, en este minuto, era necesario. La Presidenta así lo sintió y por eso tomó esa decisión. Ahora, que generen inestabilidad, creo que es todo lo contrario. Si uno ve que hay cosas que no se estaban haciendo bien, lo que hay que hacer es precisamente cambios, y creo que la Presidenta apuntó a eso”.
Como un plazo "razonable" calificó el ex Presidente Ricardo Lagos el anuncio de la Mandataria Michelle Bachelet de dar a conocer dentro de las próximas 72 horas qué ministros se quedan y quienes se van del gabinete.
Lagos aseguró que en ese plazo "no se queda en una situación de incertidumbre porque los ministros siguen en sus cargos hasta en tanto no se les acepte las renuncias. Los ministros siguen funcionando normalmente".
"No tiene que haber ningún tipo de incertidumbre, salvo la curiosidad normal que tienen ustedes los periodistas y nosotros los ciudadanos de ver cuál va a ser el nuevo equipo", dijo el ex Mandatario tras participar en un seminario sobre la Nueva Constitución.
LAGOS TAMBIÉN PIDIÓ LA RENUNCIA A TODO SU GABINETE EN 2004
Tal como publicó hoy La Tercera la fórmula de Bachelet no es nueva. En 2004 Ricardo Lagos pidió la renuncia a todo su gabinete. Pese a esto, sólo salieron las ministras presidenciables: Soledad Alvear y la propia Bachelet, quien se desempeñaba como titular de Defensa.
El 8 de enero de 2008 Bachelet citó a todos sus ministros a presentar su renuncia, pasando uno por uno por su despacho. Sólo a 5 ministros se les aceptó la renuncia y el resto fue ratificado.
La situación había llegado al límite. Desde comienzos de la semana, especialmente cuando el episodio de los informes del ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, comenzó a enredarse, no había dos opiniones en cuanto a que la única forma de enfrentar la crisis de confianza, era con un fuerte golpe de timón de la presidenta Michelle Bachelet.
Fue lo que hizo. Pero ni siquiera quienes afirmaban con cierta certeza que era una decisión que la mandataria tenía prácticamente tomada al menos desde el martes, imaginaron el momento ni la forma en que se concretaría.
Considerando el panorama que enfrentaba el gobierno, el anuncio que hizo el miércoles en la noche cuando informó que le había pedido la renuncia a la totalidad de su gabinete no fue tan sorprendente, aunque sí la oportunidad que eligió. Tanto es así que después de aparecer en el programa de Don Francisco, de inmediato se recordó que hace menos de un mes, cuando en TVN se le preguntó por el cambio de ministros, su respuesta no descartó que lo estuviera pensando, aunque precisó que nunca lo haría en una entrevista.
Pese a ello, Bachelet consideró que ésta era la ocasión, aunque no necesariamente porque tuviera listo el diseño de su equipo, puesto que simultáneamente manifestó que se daría 72 horas para conformarlo, lo que no fue tan bien recibido como el anuncio de cambiar al gabinete, porque podía implicar una suerte de paralización del país durante tres días. En esa línea, lo más cuestionado fue la situación en que quedaba el canciller Heraldo Muñoz, en medio de los alegatos en la Haya, al punto que desde La Moneda lo primero que se debió aclarar fue que él estaba confirmado.
La duda, entonces, es por qué el apresuramiento si, como ella misma afirmó, no había tenido el tiempo para decidir quiénes se quedarían o abandonarían sus cargos.
La razón de su determinación, de acuerdo a lo que se afirma tanto en La Moneda como en el mundo político, habría sido que la Presidenta no quiso esperar más luego de conocer los resultados de la encuesta Adimark, donde aparecía tanto ella como el gobierno con baja adhesión y altos grados de rechazo, a lo que se sumaba que el día siguiente aparecería el sondeo del CEP confirmando el peor momento del gobierno.
Como era un hecho que los magros resultados del CEP aumentarían la presión para que Bachelet asumiera que no podía seguir sin tomar alguna decisión, optó por adelantarse mostrando que asumiría su liderazgo para enmendar el rumbo del gobierno.
El factor Peñailillo
En momentos en que los cuestionamientos a Peñailillo aumentaban al mismo ritmo que se iban conociendo más antecedentes acerca de sus polémicos informes a la empresa de Giorgio Martelli, las dos encuestas dieron cuenta de que el fenómeno que más afecta a la propia mandataria como a su gobierno, es la falta de credibilidad que experimenta caídas importantes.
Un problema que se asumió que era serio, porque indica que más que los escándalos en sí mismos, como pudo haber sido el caso Dávalos o ahora el de las boletas a SQM, lo que ha mermado la confianza en las autoridades es que no se les creen sus explicaciones, como ocurrió con la Presidenta cuando afirmó que se había enterado de la situación de su hijo por la prensa, que ahora es lo que sucede con las respuestas que ha dado el ministro del Interior para justificar sus boletas e informes.
Es por eso que nadie desconoce que factor Peñailillo habría sido determinante para gatillar el anuncio presidencial con el que golpeó en Canal 13. Es cierto que Bachelet no lo explicitó en la entrevista, pero lo dio a entender claramente emocionada, al limitarse a responder la pregunta de si él se iba, que había ella tomado la decisión de cambiar a sus ministros.
Es que tal como admiten desde La Moneda, lo que confirman incluso cercanos al propio ministro, su performance llegó a un límite que impidió que pudiera afirmarse, luego de que con su arremetida dando a conocer parte de los informes - que incluso después sugirieron un plagio- no hizo sino aumentar el problema de credibilidad en el gobierno.
Lo que más se le cuestionó fue el intento por defenderse solo, dando explicaciones que en cosa de horas eran desmentidas, sin medir el efecto que ello podría producir, con lo que de paso mostró falta de experiencia para manejar situaciones complejas.
En un cuadro en que continuaban apareciendo informaciones que lo comprometían, como las boletas entregadas a la empresa de Harold Correa durante la recta final de la campaña, fue quedando claro que su situación era imposible, porque seguiría permanentemente conminado a dar explicaciones en cada oportunidad que se enfrentara a la prensa, lo que atentaba contra el ejercicio de su cargo.
Quienes conocen a Bachelet o saben lo que ha estado pensando últimamente, indican que ella tenía claro el problema, sin perjuicio de lo que podía costarle, especialmente en lo humano, deshacerse de quién es considerado su hijo político.
Pero como ella misma afirmó, su cargo no está para ese tipo de consideraciones, por lo que, pese a que además la salida de Peñailillo implica un fracaso en la apuesta por una generación de recambio que hizo con él, las circunstancias no permitieron otra opción.
Horas de incertidumbre
Es sabido que, fiel a su estilo, la presidenta Bachelet tomó su decisión en solitario, la que sólo compartió con su jefa de gabinete Ana Lya Uriarte -que en el último tiempo es de las figuras más empoderadas de su equipo- además de su jefa de prensa Haydeé Rojas, porque incluso los ministros, entre ellos el propio Peñailillo, solo se enteraron a última hora, poco antes de que Bachelet partiera al canal.
Es por eso que, fuera de la segura partida del jefe de gabinete, o la confirmación del canciller Muñoz, es poco o nada lo que se sabe, aunque sí mucho lo que se especula.
En primer lugar se da por sentado de que si efectivamente lo que busca Bachelet es un golpe que tenga efecto, el cambio abarcaría a todo el equipo político de La Moneda, que es el encargado de la cuestionada conducción del gobierno. Por eso se presume que también abandonarían sus cargos, tanto la ministra de Segpres, Ximena Rincón - quién no logró posicionarse como se esperaba en la relación con el Congreso- como el vocero Álvaro Elizalde, quien considerado dupla con Peñailillo, se ceñía a libretos que en el último tiempo perdieron toda credibilidad.
Por el contrario, entre quienes se estima que se mantienen firmes, está el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre – quien está a cargo de una de las reformas emblemáticas como lo es la educacional - el de Energía, Máximo Pacheco, por estar bien evaluado, al punto que podría ser biministro, o Javiera Blanco, que es responsable de la reforma laboral, aunque también se la menciona como vocera.
Entre los otros ministros más importantes del gabinete, existe la duda de qué pasará con el titular de Hacienda, Alberto Arenas, aunque todo indica que la Presidenta optaría por mantenerlo, porque aparte de la cercanía que tiene con él, ella misma respaldó la gestión económica en el mismo programa.
Lo que genera más incertidumbre es quién podrían llegar a Interior, donde el único indicio que ha dado Bachelet es que no recurriría a quienes no estén completamente comprometidos con sus reformas, lo que excluiría a personeros identificados solo con la antigua Concertación que han sido críticos de algunos aspectos del proceso reformista.
En este contexto, entre lo que se especula es que podría haber un enroque, que harían que el actual ministro de Defensa, Jorge Burgos fuera nominado como cabeza del gabinete, luego de que no prosperaran otros nombres como el del diputado DC Aldo Cornejo. En todo caso, existe la idea de que Bachelet mire al Congreso para conformar su nuevo equipo, con parlamentarios que o han tenido cargos en el gobierno, o han sido considerados en otras ocasiones. Tampoco se descarta que recurra a figuras menos conocidas, que podrían ser algunas del perfil de integrantes de la Comisión Engel, dado el reconocimiento de Bachelet al trabajo que realizó ese grupo.
Pero a estas alturas, en que solo corren horas de incertidumbre, nada parece estar completamente definido, aunque tampoco puede saberse con certeza dado el hermetismo con que actúa Bachelet e impone a quienes confidencia sus decisiones.
Como sea, la apuesta de quienes están atentos al proceso, es que nomine a un equipo que tenga la suficiente potencia como para poder realizar una gestión que le permita iniciar con fuerza la segunda fase de su mandato, lo que implicaría empoderarlo para que incluso puedan reordenarse las prioridades de la agenda, de manera que logre recuperar la confianza en el gobierno, que la ciudadanía no ha perdido solamente después de los últimos escándalos.
Los partidos de la coalición que le dan sustento al gobierno de Michelle Bachelet se llevaron una tremenda sorpresa con el anuncio del cambio de gabinete que la mandataria hizo en el marco de una entrevista en Canal 13. Ello se debe -y así lo admiten dirigentes políticos del sector- a que no fueron consultados por Bachelet para elaborar este nuevo diseño.
"Hace algunas horas le pedí la renuncia a todos los ministros. Me voy a dar 72 horas para tomar la decisión de quiénes se quedan y quiénes se van", contó la mandataria de golpe, pero también visiblemente emocionada. Y si bien todo el mundo político venía pidiendo hace meses -y con mayor énfasis en el último tiempo- un cambio en el equipo de gobierno no se esperaban no ser considerados en la medida.
En el pacto oficialista estaban conscientes hace mucho tiempo de que la mandataria debía hacer un ajuste entre sus colaboradores, pero también creen que el hecho de que el jefe de gabinete, Rodrigo Peñailillo, se viera involucrado en los casos de boletas presumiblemente falsas habría sido lo que detonó la decisión.
Sin embargo, todo lo que puedan decir los máximos representantes del oficialismo son presunciones, dado el poco nivel de interacción que hay entre ellos y la mandataria. En ese cuadro a los presidentes de partido no les ha quedado más alternativa que asegurar su respaldo a un paquete cerrado que les va a entregar la Presidenta.
El timonel del partido de Bachelet, diputado Osvaldo Andrade -quien ha mantenido una fuerte disputa con su par del PPD, a raíz del ministro de Interior-, desde que se enteró del cambio de gabinete ha repetido como mantra que "lo que ella determine contará con nuestro respaldo". Lo mismo otros representantes del PS y de los otros partidos. Así la Nueva Mayoría cerró filas tras la mandataria, pese a la conmoción que provocó la nula consideración de Bachelet con los partidos a la hora de tomar las definiciones del caso.
A diferencia de lo que ocurrió para el primer gabinete, la mandataria pidió a los jefes de partido sugerencias de nombres para los distintos cargos. Esta vez ni siquera les avisó que estaba diseñando el cambio, como lo confirma el secretario general del PPD Oscar Santelices quien dijo que su partido no ha propuesto nombres para integrar el gobierno.
Por su parte, el timonel del PPD, Jaime Quintana -férreo defensor del titular de Interior-, enfatizó que la tienda "va a respaldar la decisión que la Presidenta tome después de estos 3 días" y destacó que con su decisión ella demuestra "que se hace cargo del complejo momento por el que atraviesa el mundo político".
Asimismo y fiel a la defensa de la figura de Peñaililllo, Quintana reiteró los puntos fuertes del ministro, cuando en la NM se da por hecho que el brazo derecho de la jefa de Estado vive sus últimas horas a la cabeza del gabinete. Ello, porque, entre los rumores que se tejen en medio del clima de incertidumbre que ha provocado el que no se haya consultado a los jefes partidarios, se da por segura la salida del ex hombre fuerte del gobierno.
"Contará con nuestro respaldo en cualquier función que esté, dentro del gabinete o fuera del gabinete. (...) Lo importante es juzgar a las personas por lo que han hecho y creemos que en estos 14 meses, claramente, el ministro Peñailillo ha puesto un sello importante en materia de control de las emergencias, en conducción política, en trabajo legislativo. En los principales logros legislativos del 2014, claramente está la mano del ministro Peñailillo por encargo de la presidenta Bachelet, por lo tanto, el balance no puede ser más favorable", dijo Quintana.
En tanto, la vicepresidenta de la DC, senadora Carolina Goic, destacó del anuncio de la mandataria "la importancia de que quienes entren al gabinete -de acuerdo a la decisión que tome la Presidenta- sean efectivamente personas comprometidas con los cambios".
Intendentes en vilo
Mientras tanto, el senador PS Fulvio Rossi, sumándose a la postura de su partido, destacó que el mensaje de la mandataria constituye una "señal muy potente de que este gobierno va a experimentar un giro", y adicionalmente deslizó que estaría en marcha también un cambio de intendentes al sostener que la jefa de Estado "va a hacer todos los ajustes que sean necesarios tanto en el gabinete como a nivel de regiones".
Aunque otro senador de la NM, advirtió que la idea de cambiar intendentes "estaba en el primer diseño de hace dos días, pero ya no".
Una caída de 9 puntos porcentuales tuvo la aprobación al gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet en la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP)
De acuerdo al sondeo, un 29% aprueba la forma en que Bachelet conduce su gobierno, mientras que un 56% desaprueba, lo que implica un alza de 13 puntos porcentuales.
"Este sin lugar a dudas es el peor registro de evaluación que se haya tenido" en sus dos gobiernos, sostuvo el coordinador de Políticas Públicas del CEP, Ricardo González.
La cifra es además la tercera mayor desaprobación que haya tenido un gobierno en 15 años, solamente siendo superado por el 62% obtenido por Sebastián Piñera en noviembre-diciembre del 2011 y el 59% que registró en abril de 2012.
De acuerdo al sondeo, un 55% piensa que Bachelet está gobernando "peor" de lo que esperaba. Un 22% piensa que el gobierno ha actuado con firmeza y un 72% piensa que ha actuado con debilidad.
En cuanto a los atributos de la Mandataria, un 30% la percibe como cercana y 66% lejana; 33% le da confianza, 62% no le da confianza. La desconfianza hacia la Mandataria sube 15 puntos entre noviembre y abril, meses marcados por el caso Caval, donde se vio involucrado el hijo y la nuera de Bachelet.
"Ha sido muy duro porque la gente no me creyó", sostuvo ayer Bachelet en entrevista con Canal 13.
El aumento al rechazo del gobierno coincide con la caída en la evaluación de Michelle Bachelet, en tanto figura política: las valoraciones positivas cayeron a un 35% (15 puntos menos), mientras que las menciones negativas llegaron a un 40%.
"Nunca fue tan baja como ahora, desde hace 13 años desde que se la ha medido", sostuvo González.
GOBIERNO SACA NOTA ROJA EN ÁREAS
El sondeo pidió poner nota a la gestión del gobierno en determinadas áreas. Empleo (3,3), Educación, Transporte y Salud fueron cifradas con un 3. Delincuencia promedió un 2,9 y un 2,8 en materia de inflación.
Evaluación primer año de gobierno por áreas (en notas): promedio un 3,3 en empleo, educación y crecimiento económico; un 3,0 en transporte y salud; un 2,9 en delincuencia; y un 2,8 gestión de la inflanción.
EVALUACIÓN DE COALICIONES POLÍTICAS
La encuesta CEP dio cuenta de la desafección con los partidos políticos. Si bien un 36% dice que son "indispensables" para la democracia, el sondeo muestra una crítica visión de los principales bloques.
Apenas un 15% aprueba labor de la Nueva Mayoría y un 46% la desaprueba. En el caso de la Alianza, un 12% la aprueba y un 47% la rechaza.
Respecto de la identificación política: 11% simpatiza con la Alianza, 17% con la Nueva Mayoría, 60% no se identifica con ninguna coalición
La pregunta que rondó ayer en todos los seminarios y foros empresariales fue la que tan brevemente despliega el informe de BanChile: ¿removerán en este cambio de gabinete al ministro de Hacienda, Alberto Arenas? Incluso la primera pregunta que debió enfrentar José de Gregorio como expositor en uno de estos encuentros fue si estaba disponible para ocupar el cargo en Teatinos 120. Por supuesto el ex presidente del Banco Central no respondió.
Pero lo cierto es que hasta ayer el futuro de Arenas era totalmente incierto, tanto que a pesar de estar en Nueva York para una eventual colocación de un bono que servirá para financiar el programa este año, no fue ratificado por la Presidenta, a diferencia de su par de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, que lidera los alegatos ante La Haya, quien es el único ministro seguro.
La figura de Arenas no es bien evaluada en el sector privado, donde le ha costado mucho crear vínculos. En la encuesta CEP divulgada ayer, el ministro recibió sólo un 18% de evaluación positiva versus un 44% de visión negativa, en un universo de menos de 50% de conocimiento (sólo 31%).
Partió con el pie izquierdo con la discusión de la Reforma Tributaria, donde lo acusaron de tozudez y poco diálogo, lo que si bien fue remendado con los meses y terminó en un amplio acuerdo, trizó irreparablemente las relaciones con el empresariado e hipotecó su credibilidad en ese mundo. Se le responsabiliza de las modestas cifras de crecimiento y de empecinarse en proyecciones “irrealmente optimistas” que no se cumplen. También se le critica el no poner el freno al programa de reformas de Bachelet cuando éstas se cruzan con el crecimiento.
Este último punto, no obstante, según fuentes bien informadas, sería el principal capital de Arenas para mantenerse en Hacienda, porque Bachelet ha sido muy enfática en que no retrocederá en su programa, por lo que necesita alguien que empuje sus reformas y no que coloque obstáculos. Y los roces con el mundo privado serían evaluados como menos importantes porque hay conciencia de que cualquier ministro de Hacienda se enfrentará con ese mundo si insiste en el programa.
Además, dicen cercanos a las negociaciones de La Moneda, el gabinete se cambia por problemas en el manejo político, no por lo macroeconómico.
La mayoría de las fuentes coinciden en que para Bachelet, Arenas tiene un estatus de imprescindible porque conoce al dedillo su programa, por lo cual no se desestima que decida llevarlo a Palacio para que impulse las reformas desde la Secretaría General de la Presidencia, Segpres. Dedos para este piano tendría porque englobaría manejo de cifras presupuestarias, diálogo y amplio conocimiento de los parlamentarios.
Posibles sucesores
Si se diera este segundo escenario, en el mercado ya están rondando los nombres para suceder a Arenas.
En términos políticos, como este es un ministerio socialista se ha mencionado que el actual titular de Energía, Máximo Pacheco asuma en Teatinos 120 debido a la cercanía y buena imagen que tienen dentro del sector privado. Ayer en la tarde, también el nombre de Mario Marcel, hoy en el Banco Mundial, empezó a aflorar como una buena carta.
En la DC, es conocido el interés del presidente Ignacio Walker -que ayer nuevamente criticó el manejo económico- de instalar a José de Gregorio en esa silla.
Por el lado PPD, algunos hablaron de un enroque con el titular de educación, Nicolás Eyzaguirre, pero un nombre que aparecía ayer como “muy apropiado” era el del presidente de BancoEstado, Rodrigo Valdés. “Si Valdés llegara a Hacienda, y Jorge Burgos a Interior, aunque siguieran con el mismo programa reformista sería una inyección de ánimo en el corto plazo”, comentaba un privado.