River ganó y ganó bien. Fue 1-0 sobre Boca en el Monumental con un gol de Carlos Sánchez, de penal, a nueve minutos del final y sacó una ventaja clave de cara a la revancha en la Bombonera dentro de siete días, que será el cierre de una llave que está abierta. Aunque los de Rodolfo Arruabarrena quedaron complicados ya que un gol fuera de casa de los de Marcelo Gallardo obligará a Boca a ganar por dos tantos de diferencia.
Quedó en evidencia la idea de Boca: tener la pelota, triangular en el medio a través de la técnica de Gago, Pérez y Lodeiro. Le duró muy poco. El equipo de Arruabarrena cayó en un pozo cargado de nervios y tensión. A los 10, cuando Pérez se preparaba para comandar una contra, Pavón se lo llevó puesto y la pelota le quedó servida a Kranevitter, que se metió en el área y cruzó un centro que conectó Teo por el segundo palo. Cerca.
A partir de ahí, Ponzio y Kranevitter se comieron al medio de Boca. Entonces todo fue muy simple para River que empezó a generar peligro con Teo Gutiérrez por la izquierda. Jugaba a espaldas de Marín y obligaba la salida de Díaz. El visitante cortaba con faltas o cedía tiros de esquina (se sucedieron uno tras otro durante todo el primer tiempo) y el local llenó de centros el área de un Orion que respondió siempre sobrio y bien.
Fue intensa la marca de River en el medio, y a veces al límite: Vangioni le fue feo a Gago y se ganó la amarilla. Pero fue abrumadora la presión sobre Pérez y Lodeiro que se perdieron en el partido. La pelota nunca le llegaba a Calleri y cuando Gago lograba habilitar a Pavón, el pibe que fue héroe el domingo se convertía en villano ante cada participación. Encima, el Cata Díaz tuvo que salir por una lesión en el hombro y le dejó su lugar a Guillermo Burdisso
River fue mucho más en un primer tiempo que tuvo pocas situaciones de gol. Apenas un cabezazo débil de Teo a los 25, que Orion contuvo sin problemas. Y una volea de Funes Mori cerca del cierre del primer tiempo que paralizó corazones propios y ajenos. El primer tiempo se fue sin goles. El mejor negocio para un Boca perdido, aunque tal vez un gol hubiese sido demasiado premio para un River que luchó mucho y jugó poco.
Cambió la actitud Boca para el segundo tiempo y lo dejó claro de entrada. Calleri quedó mano a mano y definió cruzado, pero no fue gol por un milagro y porque la pelota le pegó en la pierna derecha a Barovero. De ese tiro de esquina, Colazo capturó un rebote en la puerta del área y sacó un zurdazo que se fue besando el ángulo superior izquierdo. Enseguida, a los 5, respondió Mora con una chilena defectuosa que derivó en Sánchez y tocó para Teo Gutiérrez que remató desviado. Un arranque electrizante.
Se fue quedando sin piernas River y Boca por fin podía -aunque fuera por un rato- tocar en el medio. Cuidar la pelota y tratar de generar peligro a partir del juego de sus volantes. Durante el primer cuarto de hora, Boca amenazó pero nunca golpeó. Debió irse expulsado Funes Mori por un planchazo sobre Pérez, pero Delfino vio una falta de amarilla. Y más tarde nadie vio un puñetazo de Sánchez en la nuca de Gago. El uruguayo también mereció la roja.
Gallardo leyó que su equipo se caía y mandó a la cancha a Gonzalo Martínez en lugar de Driussi a los 26. Y enseguida Camilo Mayada reemplazó a Ponzio, que estaba amonestado. El Pity le dio juego a un equipo sin ideas y el uruguayo aire a un medio sin nafta. Parecía el momento de Boca, pero sin encontrar el camino y la paradoja del encuentro la protagonizó Gago que habilitó a River para abrir el marcador.
Faltaban nueve minutos y Gago entregó mal un pase hacia el medio, para que Kranevitter cortara y tocara para Martínez sobre la izquierda, con Boca saliendo, abierto. El Pity enganchó para el medio y Marín le cometió penal. Inobjetable. Carlos Sánchez lo ejecutó cruzado y engañó a Orion. El 1-0 de River era la ventaja justa para el local, sobre todo por lo realizado en la primera mitad.
Federico Carrizo ya había ingresado por Pavón y en desventaja Arruabarrena mandó a Daniel Osvaldo a la cancha por Calleri. Apurado, Boca fue a buscar el empate y el gol de visitante que tanto influye en los cruces directos de Copa Libertadores. Para el final quedó la tonta expulsión de Teo Gutiérrez por una patada contra Burdisso. El colombiano, de flojo segundo tiempo, será el gran ausente en la revancha.
Racing rescató un empate con sabor a victoria del Parque Central de Montevideo. Wanderers estaba en ventaja por un gol de Matías Santos, pero el equipo de Diego Cocca reaccionó a tiempo y a tres minutos del cierre encontró el 1-1 en la cabeza de Brian Fernández para conseguir una igualdad clave de cara a la revancha en el Cilindro, el próximo jueves. La derrota parecía inevitable, pero de un cabezazo Racing mató dos pájaros de un tiro: evitó perder y consiguió marcar fuera de casa por lo que un empate sin goles en casa lo depositará en cuartos de final.
Racing tiene por delante dos semanas que definirán buena parte de su temporada. Y el primer paso fue esperanzador para los de Avellaneda que tienen tres partidos clave por delante: River, Wanderers y el clásico ante Independiente.
Cocca pensó en un equipo que combine juego con lucha, un 4-4-2 con Marcos Acuña y el paraguayo Oscar Romero por los costados, más Gustavo Bou y Diego Milito en la delantera. El capitán, a pesar de los dolores en la rodilla izquierda que le impiden estar en plenitud, decidió arriesgar para empezar la seguidilla de partidos clave que Racing afronta.
Fueron de estudio los primeros minutos, con mucha fricción en el medio. Empezó mejor el local, hasta que la visita se acomodó en el campo y empezó a merodear el área del arquero Leonardo Burián. Sin embargo, lo más claro fue un remate de Acuña sencillo para el arquero a los 19 y un remate cruzado de Bou que se fue lejos, a los 26.
Se fue diluyendo Racing y también el partido. Y el local empezó a empujar contra el arco de Saja a través de la pelota parada. Con pocas ideas Montevideo Wanderers contó con la mejor situación de gol de la primera mitad. A los 40, Santiago Bellini capturó un rebote en el área y sacó un zurdazo que tenía destino de red, pero Saja -a puro reflejo- desvió el remate con un manotazo. Esa jugada sacudió a Racing, que reaccionó de manera positiva con un taco de Bou que habilitó a Acuña en el área por izquierda: remate cruzado y gran reacción de Burián para que el primer tiempo se vaya sin goles.
En el segundo tiempo, el local rompió rápido con la monotonía del partido. Mientras Racing se había quedado en el vestuario, Montevideo Wanderers se puso 1-0 a los 9 minutos. En una salida en falso de Pillud, Gastón Rodríguez desbordó por izquierda y envió un centro rasante al área. Bellini provocó un rebote en Nico Sánchez que derivó en Albarracín que de espaldas al arco, tocó para la llegada de frente de Matías Santos. El derechazo cruzado del volante fue imposible para Saja y la serie se abría para los uruguayos.
El entrenador de Racing buscó mover el banco y hacer reaccionar a un equipo que jugaba con el freno de mano puesto. A los 18, Santiago Nagüel reemplazó a Oscar Romero, pero a pesar de volcar su juego contra las bandas a la visita le faltaba profundidad. A los 22, Milito no aguantó más y en su lugar ingresó Brian Fernández.
El delantero ex Defensa y Justicia le devolvió sorpresa al equipo de Cocca. Rápido y encarador, empezó a generar espacios en la defensa de Wanderers que se acobijaba junto al arquero Burián y buscaba lastimar con una contra que nunca llegó. El partido se iba y ya todos apostaban a la revancha, menos Bou y Fernández. El goleador armó la jugada por derecha y envió un centro preciso al corazón del área para su compañero de ataque que con un frentazo que besó el travesaño selló el 1-1. Sobre el cierre, Bou tuvo el triunfo ante una defensa que había pasado a quedar descolocada, pero su disparo de derecha fue a las manos de Burián. El empate quedó instalado y Racing vuelve a Avellaneda con la sensación de tener entre las manos medio boleto a los cuartos de final.