Por Roberto Aguirre - El spot de campaña muestra un mapa de Neuquén y sobre él se dibuja la silueta de Vaca Muerta. Desde el costado de la pantalla salen unas manos que pretenden llevarse ese pedazo. Una voz en off advierte: "Esto es lo que quieren hacer con Vaca Muerta". Pero rápidamente otras manos aparecen del mismo lugar y vuelven a empujar esa figura para que el mapa luzca otra vez completo. El nombre de Omar Gutiérrez resuena al final de la publicidad como el artífice de ese rescate: la defensa de los recursos, advierten, es la bandera del Movimiento Popular Neuquino.
Con Gutiérrez ya consagrado como el próximo gobernador neuquino, la consultora Poliarquía difundió una encuesta realizada en la provincia en los días previos a los comicios. Para el 65% de la población consultada, los beneficios económicos de la formación shale deberían ser para la provincia, el 24% cree que tendrían que ir a los municipios y sólo un 9% a Nación.
El MPN, el partido que mejor se apropió de la "neuquinidad", ahora busca hacer lo propio con Vaca Muerta. "Es nuestra" dicen y "estamos para defenderla".
Pero, más allá del discurso, está la praxis política. ¿Qué hará la renovada gestión del partido provincial con la formación estrella? Desde los más elementales trámites burocráticos hasta algunos grandes trazos de la política energética, como la extensión de concesiones, dependerán ahora de la firma de Gutiérrez.
"Estamos tranquilos, leemos una continuidad del gobierno de Sapag", aseguraron desde una operadora local. "Sabemos que Gutiérrez entiende el negocio y no tiene propuestas descabelladas como aumentar las regalías o subir impuestos", se sinceró la fuente bajo reserva de identidad, pretendiendo acaso empezar a marcar la cancha.
El tiro por elevación fue para Ramón Rioseco, candidato del FpV, cuyo discurso nunca terminó de cuajar en el sector. Ni siquiera lo hizo en las usinas de YPF, aun cuando la empresa haya colaborado orgánicamente en la campaña al producir una foto con Miguel Galuccio en la Torre Madero.
Aunque no conocen a Gutiérrez, en el sector dan por descontado que en las cuestiones macro no habrá cambios con la nueva gestión emepenista. Es más, leen con entusiasmo algunas palabras del futuro gobernador, que pide estabilidad económica y políticas antiinflacionarias. Como buen contador, y habiendo manejado las riendas de un banco, Gutiérrez mira la economía desde una perspectiva ortodoxa. Es un canto para los oídos de muchos empresarios, sobre todo de aquellos más críticos al gobierno kirchnerista, al cual el ministro -al igual que sus pares del gabinete- suele cuestionar en reuniones privadas.
"Omar conoce muy bien las cuestiones financieras. En la actualidad del mercado es más importante eso que saber de petróleo o gas", sentenció otro ejecutivo petrolero que sí mantiene algún contacto con el mandatario electo.
Cuando visitó a YPF durante la campaña llamó la atención su avidez por conocer datos finos del negocio. Quizás sea una señal de que busca llevar la agenda de idéntica forma que su antecesor y mentor, Jorge Sapag: el ministro de energía neuquina, en la práctica, es el propio gobernador.
Gutiérrez asumirá su cargo el próximo 10 de diciembre. Vendrán ahora ocho meses de una campaña subterránea entre aquellos que aspiran a ocupar un puesto en el gabinete. Y con Vaca Muerta, el Ministerio de Energía cotiza en alza.
El actual titular de la cartera, Alejandro Nicola, tiene intenciones de mantener el cargo. De a poco se mete en el fango del petróleo y el gas, sector que conoce de forma lateral ya que proviene del mundo eléctrico.
En una reunión que el entonces candidato Gutiérrez mantuvo en el IAPG con representantes petroleros locales, se lo vio con el exdiputado Jorge Brillo, cada vez más interesado en temas energéticos. Hombre histórico del partido, se alineó en el último tiempo con el gremialista Guillermo Pereyra y es conocida la distancia que mantiene con Jorge Sapag. A su vez, es cercano a Mario Pilatti, economista y electo diputado, y una de las personas de consulta de Gutiérrez.
La danza de los candidatos, aun en el terreno de la suspicacia, obliga a poner la mirada en Gabriel López, subsecretario de Minería e Hidrocarburos. Con los pies en el barro burocrático, es uno de los que más conocen el negocio y quien lleva las riendas de la relación con las empresas. Más técnico que político, muchos creen que López seguirá siendo importante en la mesa chica energética.
El halo de Guillermo Coco aún sobrevuela ese ministerio. El exfuncionario, de fuerte vocación gerencial, le imprimió en la segunda etapa de la gestión Sapag un sello personalista. Supo concentrar poder a tal punto que su palabra, al menos en materia petrolera, era la del gobernador.
La salida de Coco, quien por estas horas realiza un curso de posgrado en Estados Unidos, le bajó gravitación a la cartera.
La formación y el origen de Gutiérrez hacen prever que su gabinete será más técnico que político. El "estilo Coco", entonces, podría dar paso a un área más expeditiva que reserve las grandes cuestiones al propio gobernador.
Sin arriesgar demasiado, sin embargo, podría decirse que la agenda energética tiene un nombre "puesto". Jorge Sapag, que aspira a ser una suerte de embajador neuquino, no se quedará sentado en el sillón de su casa. Es uno de los hombres que más saben de política energética en el país y su apellido abre puertas ya no sólo en Buenos Aires sino también en Houston.
Aunque no ocupe un cargo formal, el actual gobernador será una pieza clave de la próxima gestión a la hora de pensar los grandes temas vinculados con Vaca Muerta.
El MPN no sólo ganó en la provincia, sino que también realizó una demostración de poder en el corredor petrolero.
En Añelo, Darío Díaz renovó su gestión por un abultado margen y casi sin oposición.
En Rincón de los Sauces comanda el petrolero Marcelo Rucci, que en septiembre buscará y muy probablemente conseguirá su reelección. El resultado del domingo pasado ofició como una encuesta: en la tierra del oro negro Gutiérrez superó el 63% de los votos.
La pata petrolera del MPN, encabezada por Guillermo Pereyra, sigue vigente y amplía su poder. La fugaz rivalidad en la interna con el futuro gobernador se terminó tan rápido como su alianza con el gobernador Jorge Sobisch. Pereyra puso toda la carne en el asador para que gane Gutiérrez, a tal punto que hasta amenazó con un inédito paro un domingo para que los trabajadores que estaban en el campo fueran a votar. Todo indica que el sector gremial, aun con su relativa autonomía, apoyará a la futura gestión.