El Gobierno británico ha puesto la venda antes de la herida y ha manifestado a la directiva de BP su voluntad de bloquear cualquier intento de compra de la petrolera por parte de una compañía extranjera. Según han especificado, Londres quiere que BP siga siendo una empresa británica con presencia en todo el mundo.
Así lo recoge el Financial Times citando a fuentes oficiales del Ejecutivo de Reino Unido, que han asegurado que está dispuesto a intervenir para prevenir cualquier acercamiento corporativo de fuera de las fronteras de Reino Unido hacia una empresa que considera estratégica.
"Va en el interés de Reino Unido que las empresas británicas compitan y tengan éxito en el país y en el extranjero", recoge el diario.
Esta declaración de intenciones del Gobierno británico llega unos días después de que la petrolera anglo holandesa Royal Dutch Shell acordase la compra de su competidora británica BG por 47.000 millones de libras (unos 64.000 millones de euros) en efectivo y en acciones. De hecho, las citadas fuentes aseguran que el Gobierno británico se mantendrá "reacio" a una oferta de compra, incluso aunque provenga de Royal Dutch Shell (con origen británico) porque quiere que el país tenga grandes "dos grandes petroleras multinacionales", en referencia a BG y BP.
En este sentido, los funcionarios gubernamentales reconocen que Londres tiene pocos poderes formales para bloquear una oferta, aunque desde la City aseguran que el hecho de que haya expresado de una forma tan clara su postura podría funcionar como arma disuasoria ante un posible inversor.
El escenario en el sector está cambiando, en un contexto de caída de precios, tanto de crudo como de gas, y según los expertos podría favorecer más operaciones como la que recientemente anunció Royal Dutch Shell. Y es que esta macrooperación se enmarca en un escenario en el que los precios del petróleo han caído a la mitad desde mediados del año pasado debido al auge del petróleo no convencional en EEUU y a la decisión de Arabia Saudí de no reducir la producción.
Este panorama es similar al visto a principios de la década de 2000, cuando se produjeron varias grandes fusiones. En aquel entonces, BP compró Amoco y Arco, mientras que Exxon adquirió Mobil y Chevron se fusionó con Texaco.