Si bien Perú y Chile abastecen hoy el 40% del cobre que consume el mundo, el suministro de ese metal rojo a nivel global va a comenzar a declinar a partir del 2016 y caerá de 21 a 19 millones de toneladas métricas finas (TMF) al año 2023, según un estudio de Wood Mackenzie.
En ese escenario, propiciado por los bajos precios del cobre y los crecientes costos de capital de inversión en esa actividad, los mercados van a demandar dentro de ocho años unos 6 millones de toneladas adicionales a las 21 millones que se producen hoy.
Ante ese panorama, Jorge Merino, ex ministro de Energía y Minas, advirtió que el problema para atender esa proyectada demanda, en el caso del Perú, es que -además de los conocidos proyectos cupríferos en cartera desde hace varios años, no hay nuevos proyectos para descubrir y explotar cobre, que puedan abastecer la nueva demanda estimada.
Ante este panorama, indicó que Wood Mackenzie ha previsto que de esos 6 millones de TMF de cobre, unos 3 millones se abastecerán con material recirculante (chatarra).
Desafío
El ex ministro señaló que, si bien están avanzando proyectos como Toromocho, Cañariaco, Las Bambas, la ampliación de Cerro Verde, aún si se pusieran en marcha los proyectos Tía María, Río Blanco, entre otros conocidos, no vamos a poder atender esa creciente demanda.
Por tal razón, señaló que el reto del país es privilegiar las exploraciones en nuevos proyectos, como una prioridad nacional, considerando además que, en el último PDAC realizado en Canadá, se advirtió que Perú ha venido perdiendo posiciones como país atractivo para búsqueda de nuevos yacimientos.
Más que resolver los trámites burocráticos que demoran la puesta en marcha de proyectos, el principal reto, según dijo, es resolver la conflictividad social, con mayor presencia del Estado y de sus entes reguladores, y con mesas de desarrollo.
Remarcó que, en momentos como los actuales en que los aumentos en costos de capital reducen los costos de realización del cobre debemos ser promotores y facilitadores de estas inversiones.