Por Jéssica Esturillo O.
En 2009 la brasileña pagó US$ 500 millones por las estaciones de Esso en Chile.
Hasta ahora habían sido sólo bloques de exploración de hidrocarburos los activos de los cuales Petrobras se ha desprendido, en el marco del plan de desinversión que anunció y que ronda los US$ 9.000 millones.
Sin embargo, este proceso también considera que la firma de origen estatal enajene su negocio de distribución en varios países de la región, entre ellos Chile, donde tiene la tercera posición en el mercado, tras Copec y Enex (Shell y Terpel).
Conocedores del proceso comentaron que las otras operaciones serían las de Paraguay, Colombia, Argentina y Uruguay.
La petrolera inició este proceso hace un par de meses y le encargó la venta de sus estaciones de servicio en estos países al banco Itaú.
Quienes han accedido a detalles de esta operación, que hasta ahora ha sido manejada con muy bajo perfil por la firma, que en los últimos meses ha estado marcada por un escándalo de corrupción, que ha complicado su acceso a financiamiento, comentaron que la materialización de un negocio sería inminente, considerando que la presentación de ofertas estaría prevista para este lunes 20 de abril.
A partir de ese momento se constituiría una lista corta de potenciales compradores con los que desarrollaría tratativas directas para el traspaso de las poco más de mil ubicaciones que, de acuerdo con datos de la propia Petrobras, constituyen su red de estaciones en estos cinco países, excluyendo a Brasil, donde maneja más de siete mil puntos.
Potenciales compradores
En la industria comentan que las características del plan de venta fijado por la brasileña limitarían a unas cuantas opciones la lista de potenciales compradores de las estaciones de servicio.
Lo anterior porque la intención de la firma es enajenar todas estas operaciones como una unidad y no cada país o un grupo de estos por separado.
Lo anterior impediría la participación de compañías que en algunos de estos países tengan niveles importantes de participación de mercado, pero pudieran estar interesados en ingresar o aumentar su participación en algunos de los otros mercados que Petrobras dejará disponibles.
En el caso de la red de estaciones de la brasileña en Argentina se ha especualado la opción de que pudiera quedar en manos de capitales locales, como ya sucedió hace algunas semanas con sus activos de exploración en ese país, que fueron comprados por la Compañía General de Combustibles, ligada al empresario Eduardo Eurnekian.
Más allá de eso, quienes tuvieron acceso a información del proceso en desarrollo apuntan a una firma de capitales panameños como una de las más entusiastas en esta carrera por las operaciones de distribución minorista de combustible de Petrobras en América Latina.
Se trataría de Petróleos Delta, que es el principal actor de este segmento en ese mercado, compañía de la que no fue posible obtener una versión.
Seis años
En agosto de 2008 y tras un largo proceso de búsqueda que incluyó la instalación un par de años antes de una oficina comercial en el país, Petrobras logró entrar al mercado chileno tras al hacerse con los activos de Esso Chile, firma ligada a Exxon Mobil.
La operación ascendió a US$ 500 millones y se selló durante el primer trimestre del año siguiente con el traspaso oficial de la operación que en este momento consideraba una red de 230 estaciones más las actividades de distribución industrial y para aviación.
A estas alturas y según datos de la brasileña, superarían las 300 estaciones.
Petroleras deciden salir del negocio minorista
Como una tendencia que ha estado marcada por los bajos márgenes que tradicionalmente ha tenido la distribución minorista de combustibles, versus los mejores desempeños que este segmento tendría en la parte alta de la cadena de producción, desencadenó una tendencia en la industria.
Es así que en los últimos años las grandes petroleras decidieron replegar sus actividades, saliéndose paulatinamente del negocio de las estaciones de servicio para concentrarse en la exploración y extracción de hidrocarburos, donde -de la mano de las técnicas no convencionales de producción- las grandes empresas han visto un mejor escenario financiero.
En la industria comentan que en este proceso América Latina se ha visto especialmente marcada con la retirada de grandes operadores, como Texaco, Shell, Exxon o Repsol, lo que dio pie a un reordenamiento de las fuerzas en esta zona, permitiendo el ascenso de actores locales, como el grupo Romero, la colombiana Terpel o bien la propia Petróleos Delta, de Panamá, que en su momento adquirió los activos de Gulf.
En el caso de Chile, hace casi una década comenzó este proceso de recambio, que al mismo tiempo produjo un reordenamiento de los actores, pues manteniendo el liderazgo el grupo Angelini, a través de Copec, se vio rodeado de nuevos competidores, como Petrobras, Terpel o el grupo Luksic tras la salida de Shell.