El presidente del país, Evo Morales, ha anunciado que su Gobierno invertirá 618 millones de dólares para impulsar la industria de litio en su país, concretamente, en el Salar de Uyuni, considerada la mayor reserva mundial de ese material, clave para las baterías de teléfonos y automóviles eléctricos.
Tras no lograr un acuerdo con empresas extranjeras que estaban interesadas en la explotación de ese elemento -a las que les exigía la construcción de usinas y la transferencia de tecnología- el Gobierno de Bolivia ha decidido lanzarse por sí mismo a la explotación industrial del litio.
El elemento, considerado el metal más liviano de los naturales, es clave para la construcción de baterías de celulares, ordenadores portátiles y autos eléctricos. Vehículos que usan esa tecnología, además de no contaminar, pueden alcanzar 450 kilómetros de autonomía a una velocidad de 100 km/h, han demostrado experiencias recientes.
Otros estudios han demostrado también que una próxima generación de baterías podrá poner en movimiento guinchos, grúas y remolcadores y existen proyecciones de que el mercado de baterías de litio moverá alrededor de 150.000 millones de dólares hacia 2030.
El país sudamericano financiará la iniciativa con un crédito del Banco Central, dijo el mandatario, que fue reelecto el año pasado para un tercer período en el cargo, en el que lleva ya 9 años.
Morales ya había firmado un decreto para iniciar la industrialización del mineral el 1 de abril de 2008. Desde entonces, el estado boliviano invirtió 115 millones de dólares en el proyecto, que prevía el inicio de la fabricación local de baterías en 2014.
Sin embargo, diversos contratiempos no permitieron cumplir con el cronograma, lo que ha llevado al ministro de Minería, César Navarro, a declarar que los planes sufrieron un "retraso considerable".
Morales anunció el nuevo plan en Potosí, una ciudad de alrededor de 200.000 habitantes ubicada al sur del país. Allí se encuentra el Salar de Uyuni, el mayor y más alto desierto de sal del mundo: 180 kilómetros de largo por 80 de ancho a 3.900 metros de altura sobre el nivel del mar.
La estatal Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) estima que la reserva contiene 10.000 millones de toneladas de sal y 140 millones de toneladas de litio.
El Servicio Geológico de Estados Unidos, en tanto, relativiza esas cifras, afirmando que el yacimiento representa un 35% de las reservas mundiales, contra más del 70% que afirma el Gobierno de Morales.
Tras sostener con insistencia que no existía empresa extranjera o país que pudiera ser un socio adecuado en la industrialización del metal, el exlíder cocalero dijo en 2010 que el único país que poseía un "amplio conocimiento científico para ser socio de Bolivia" era Irán.
La declaración ?que llegaba después de negociaciones frustradas con empresas de Francia (Bollore), Japón (Mitsubishi y Sumitomo) y Corea del Sur (LG y Kores)? no se convirtió en un hecho y el Salar de Uyuni continuó como un gran espejo de sal en el que Bolivia proyecta su aspiración de ser "la Arabia Saudita del litio".
Por el momento, las actividades se limitan a la extracción de la materia prima para abastecer a los Países Bajos, Rusia, Estados Unidos, China, Reino Unido y Alemania. Las empresas extractoras son Totoya, Mitsubishi y Magna.