*Por Luis Palma Cané.
El PBI mundial aumentó en 2014 un 3,2%, levemente por debajo del promedio de largo plazo del 3,5%. Para 2015 se espera que el crecimiento global alcance dicho valor, continuando su tendencia creciente para 2016 (3,8%). A partir de este escenario ¿cuáles son las perspectivas para el petróleo, los commodities agrícolas e industriales y el oro?
Respecto al petróleo, lo más relevante ha sido la fuerte caída de su precio. En efecto, el mismo se ha derrumbado en los últimos meses nada menos que un 50%; cotizando a la fecha el West Texas Intermediate (WTI) en el orden de los 50 dólares por barril. A nuestro juicio, la caída se debe a dos causas: la entrada al mercado de producción marginal proveniente de la extracción hidráulica y el mantenimiento del volumen de producción por parte de la Organization of the Petroleum Exporting Countries (OPEC).
En relación al primer punto es bien conocido el cambio que recientemente -a partir de la implementación del esquema de extracción por inyección hidraúlica se ha producido en la industria. En particular, EE UU ha tomado la delantera y -en los últimos tres años- ha incrementado su producción en 2,5 millones de barriles por día (b/d); lo cual llevó la oferta diaria mundial a un total de 92 millones de barriles versus una demanda que relantizó su dinámica y que, a la fecha, apenas alcanza los 90 millones.
En los últimos años, cuando se producían estos desequilibrios por excesos de oferta, la OPEC -conformada por 12 países miembros que generan el 60% del total de las exportaciones- a los efectos de evitar la caída de los precios reaccionaba limitando su producción. Sin embargo, en esta última oportunidad, la organización hizo exactamente lo contrario; esto es: mantuvo su nivel de producción, con lo cual el mercado ajustó por precio.
La pregunta clave es: ¿porqué la OPEC cambió su tradicional política de corregir por cantidad? A nuestro juicio los motivos serían dos: uno geopolítico y otro económico. El primero consistiría en deteriorar la economía de sus tradicionales "enemigos" Irán y Rusia (petróleo dependientes), mientras que el segundo tendría como objeto disminuir la competencia en el mercado.
Asimismo, es dable de advertir que ambos objetivos podrían haberse acordado con EE UU, especialmente en el aspecto geopolítico; en cuyo caso se podría puede agregar dentro del rubro "enemigo" a otros países, especialmente a Venezuela.
A partir de este escenario, esperamos volatilidades en el corto plazo y una recuperación gradual a partir del segundo semestre. En este sentido, las proyecciones ubican un nuevo precio de "equilibrio" de mediano plazo dentro del rango de los 60/70 dólares por barril.
En lo que hace al resto de las commodities -tanto agrícolas como industriales- estimamos una tendencia hacia el mantenimiento e, incluso, hacia la baja respecto a los actuales niveles de precios; debido -en general- a excesos de oferta y al aumento en el valor del dólar.
Respecto a las agrícolas, en el caso particular de la soja -nuestro principal producto de exportación- la situación general anterior se agrava por la existencia de inventarios mundiales por encima de los considerados como "normales". Con este escenario, todo indica que para esta oleaginosa -factores climáticos aparte- lo más probable sería que en el mediano plazo el precio se mantuviera en los niveles actuales (325 dólares por tonelada) o que, incluso, pudiera profundizar su tendencia a la baja. En este sentido, los pronósticos indican que el piso podrá hallarse dentro del rango de los 300 dólares por tonelada.
En relación a las materias primas industriales, su principal referente -el cobre- presenta un escenario similar al resto; esto es: exceso de oferta, pero en este caso por un exceso de capacidad instalada; producto del fuerte incremento de las inversiones en el sector en los últimos años. Respecto al precio, su valor máximo fue de 9700 dólares por tonelada y se verificó en enero del 2011; siendo su precio actual del orden de los 6100 dólares por tonelada (-38%). Para el corto y mediano plazo, y por lo menos hasta que el crecimiento de la demanda absorba la capacidad de producción excedente, el escenario más probable es que continúe la tendencia a la baja; aunque a un menor ritmo. En este sentido, se estima que el eventual piso podría estar en el rango de los 5700/5800 dólares por tonelada.
Finalmente, en lo que hace al oro es necesario recordar que -en general- su precio presenta una alta correlación con inestabilidades políticas mundiales, bajas tasa de interés, inflación creciente, pérdida de valor del dólar y caída de la actividad económica global. En un mundo con inflación en baja, tasas de interés en valores mínimos, revaluación del dólar y crecimiento mundial del orden del 3,5%, resulta claro que el único factor que jugaría a favor de una suba en el precio del oro podría ser una mayor inestabilidad geopolítica mundial, especialmente en el Medio Oriente. Por ahora, la fuerte baja producida desde su precio máximo en septiembre del 2011 de 1925 dólares al actual de 1200 dólares (-35%), estaría indicando que los factores a la baja están superando a las expectativas de eventuales agravamientos de los conflictos geopolíticos. En este sentido, todo indica que -al igual que para las materias primas- en el mediano plazo se daría un escenario de estancamiento del precio en los valores actuales o, incluso. una mayor pérdida de valor. En este sentido, los pronósticos estarían indicando un piso del orden de los 1100 dólares por onza.
En síntesis, los escenarios de mayor probabilidad para el mediano plazo serían: recuperación y gradual suba del precio del petróleo a partir del segundo semestre de este año y estancamiento o bien, incluso, leves bajas para los precios de las materias primas y del oro.
*Economista, especialista en mercados internacionales