Por Javier Blanco.
El poder balsámico sobre las expectativas y la marcha de la economía que el Gobierno asigna al "dólar ahorro" quedó a la vista ayer en curiosas circunstancias, al trenzarse funcionarios y posibles sucesores en una polémica sobre la utilidad que debería tener este sistema. Polémica que, en realidad, fue consecuencia de un malentendido.
Jugado a tratar de recomponer su caudal electoral, el Gobierno volvió a aplicar este año la receta que tanto rédito le dio en 2011. Apostó nuevamente al atraso cambiario para tratar de mantener contenida la inflación y poder seguir mostrando estadísticas que ubiquen los salarios y las jubilaciones en un nivel de "envidia regional" medidos en divisas (gracias a ese rezago), pero mucho menos opulentos cuando se traducen en poder de compra cotidiano.
Es decir, puesto a administrar la escasez de dólares, esta vez el Gobierno priorizó a los ahorristas por sobre la demanda de las empresas, lo que tracciona a la baja el nivel de actividad, pero alienta al consumo. La apuesta, admiten los analistas, puede ser rendidora en el corto plazo. Pero resulta inviable en el mediano y largo plazo, aunque eso será problema de quien llegue en diciembre.
Tal vez esa expectativa de sucesión -potenciada por la mejora que habría registrado Daniel Scioli en los sondeos- es la que llevó anteayer a su principal asesor económico, el consultor Miguel Bein, a proclamar que no está dispuesto a "regalar el abastecimiento industrial del país a 10 millones de tipos que quieren llevarse el Banco Central a la casa", en una entrevista con Canal 26.
Bein lo dijo tras señalar su orden de prioridades a la hora de actuar en este contexto de escasez de divisas. En primer lugar mencionó al pago de "insumos, materias primas y bienes de capital que aseguren el abastecimiento del país"; en segundo lugar, la normalización del giro de dividendos de las empresas al exterior (en el marco de una negociación con ellas), y dejó en un tercer orden la oferta de dólares para ahorristas.
Este giro fue traducido luego en algunos portales como una propuesta para eliminar la opción del dólar ahorro.
Lo llamativo fue que esa interpretación decidió al presidente del Banco Central (BCRA), Alejandro Vanoli, a recurrir a la red social Twitter para desalentarla. "Las opiniones de Bein son respetables, pero es importante que siga el dólar ahorro. Hay que dar certidumbre y tranquilidad", escribió el funcionario, que seguidamente reivindicó su idea de que "los rendimientos en pesos superen a los que se obtengan en moneda extranjera", para dar "certidumbre y tranquilidad".
La estrategia de Vanoli, que parece abrevar en la tablita cambiaria de los primeros años de la gestión de Martínez de Hoz, busca convencer a los agentes económicos de que la devaluación oficial no superará la tasa que rinda un plazo fijo. Y tiene por objetivo evitar nuevos episodios de corrida contra el peso.
Al contrapunto se sumó luego la ministra de Economía de la provincia de Buenos Aires, Silvina Batakis, quien terció en favor del criterio de Vanoli. "La política del gobierno nacional con respecto a las reservas es la correcta, ya que está administrando de forma inteligente los recursos, atendiendo a la demanda tanto de los sectores productivos como de los ahorristas", sostuvo en un comunicado, en el que coincidió además en que el dólar ahorro "brinda certidumbre y tranquilidad a los ahorristas, ayuda a reducir la brecha cambiaria y va a permitir aumentar las exportaciones y atraer inversiones", en un tono optimista.
El futuro del cepo es uno de los debates de la campaña. Mientras desde las filas del massismo se habla de levantarlo "en los primeros 100 días de gobierno" y desde el macrismo se insiste es decirle adiós desde el "primer día", para saber la idea del sciolismo habrá que dilucidar ahora si vale la palabra de quienes vendrían en un futuro gobierno con Scioli o de quienes ya están con él.
"Mal que les pese, hay que apuntar al dólar ahorro. Yo no voy a regalar el abastecimiento industrial del país a 10 millones de tipos como vos y como yo que quieren llevar el Banco Central a su casa", le dijo Miguel Bein, el economista asesor de Scioli al periodista Maximiliano Montenegro.
La frase generó polémica en el oficialismo. Era obvio que Alejandro Vanoli, respaldase su propia política, alineada unilateralmente, claro está, con el Ministerio de Economía y saliese al cruce de los dichos de Bein. Lo más sorprendente fue el respaldo que recibió Kicillof de la ministra de Economía de Scioli, Silvina Batakis.
Bein, luego, dijo que sus dichos fueron malinterpretados. De todas formas, más allá de las interpretaciones lo cierto es que de lo que nadie habla es del tipo de cambio, el verdadero motivo de la polémica ¿De hecho, cuándo vale el dólar, 8,89 pesos o 12,38?
El dólar que supo ser muy competitivo y sirvió para recuperar la diezmada economía post devaluación de 2002 y mantener unos cuantos años los superávits gemelos, se fue perdiendo con el tiempo gracias al retraso en el tipo de cambio. El Gobierno lo sabe, pero eligió un camino diferente al que eligieron otros gobiernos a la hora de remediar los males: en vez de devaluar impuso aranceles a las compras en el exterior, restringió la venta de dólares lo máximo posible y sumó un impuesto a los autos de lujo. Todo lo hizo en función de frenar el goteo de reservas. El año pasado cuando decidió abrir el grifo para los dólares ahorro, le hizo un guiño a la clase más pudiente de la sociedad, la misma que se beneficia comprando dólares baratos en desmedro, según se desprende de los dichos de Bein, del resto de la economía.
El precio del dólar cerró a la baja este lunes, rompiendo una racha de tres sesiones consecutivas de avances, debido a toma de ganancias que contrarrestaron la caída del precio del cobre, principal envío del país.
La moneda estadounidense terminó las operaciones a $616,08 comprador y $616,86 vendedor comparado con $619,98 comprador y $620,48 vendedor del cierre anterior.
Operadores dijeron que el retroceso del precio del cobre y un avance externo de la divisa estadounidense llevó al tipo de cambio a superar los $623, lo que fue aprovechado por inversionistas para salir a vender y permitir la recuperación de la moneda local.
El cobre se cotizaba a la baja en Londres, golpeado por datos de comercio exterior de China, el principal comprador mundial del metal, que no cumplieron con las expectativas.
Las exportaciones de China se contrajeron un 15% interanual en marzo, mientras los analistas esperaban una contracción de sólo un 12%.
Las transacciones electrónicas en el mercado cambiario local llegaron a US$1.510 millones contra los US$1.652 millones negociados en la jornada anterior.
La cotización del tipo de cambio cerró la primera jornada de la semana con un nuevo máximo de seis años ante una fuerte demanda de dólares por parte de inversores foráneos ante el avance global del dólar.
El tipo de cambio se disparó a S/.3,123, un aumento de 0,10% respecto a los S/.3,120 del viernes. Este es su mayor nivel desde el 2 de abril del 2009, cuando llegó a S/.3,126.
Durante la sesión cambiaria, el Banco Central de Rserva (BCR) vendió US$177 millones en el mercado al contado a un tipo de cambio promedio de S/.3,1236 para atenuar el incremento del dólar.
Al inicio de la jornada, a las 10:00 hora local (1500 GMT) el tipo de cambio interbancario abrió a S/.3,13, cifra superior a los S/.3,12 del viernes.