En los últimos dos meses, PetroPerú, la empresa más grande del país por ingresos, ha estado en el ojo de la tormenta. Medidas contradictorias de las autoridades a cargo sugieren que la empresa carece de una estrategia empresarial definida. “En política petrolera, estamos en el limbo”, señala Aurelio Ochoa, expresidente de Perupetro.
Pese a las críticas de algunos sobre la pertinencia de que exista esta empresa pública, dado el rol subsidiario del Estado, la estrategia inicial del gobierno de Ollanta Humala fue repotenciar PetroPerú bajo el modelo de empresa petrolera estatal fuerte. “PetroPerú participará en la explotación de los lotes petroleros que se sacarán a licitación a través de Perupetro, tanto en aquellos contratos que están venciendo como en los nuevos lotes por licitar”, declaró el presidente Ollanta Humala en su primer discurso como presidente, en el 2011. Los dos referentes regionales de petrolera estatal ‘exitosa’ que el gobierno quería seguir eran la brasileña Petrobras y la colombiana Ecopetrol, según Ochoa.
Ritmo brasileño
Petrobras, la petrolera estatal de Brasil, es la empresa brasileña más importante de ese país, con más de 60 años en el mercado. Inicialmente, se enfocó en exploración de lotes petroleros ‘en tierra’(on shore) en Brasil, y evolucionó hasta llegar a trabajar en lotes marítimos (offshore) y explorar en diferentes países del mundo. Una de las principales piezas en el desarrollo de la empresa fue la inversión en investigación y desarrollo (I+D). Su presupuesto promedio anual en ese rubro es de US$2,500 millones.
La empresa siguió el modelo de integración vertical completa –su negocio abarca desde la exploración y extracción hasta la comercialización del petróleo– e incorporó al capital privado, que concentra cerca de la mitad del accionariado de la empresa.
Por varios años, la participación de privados y sus agresivas inversiones en Brasil y en otros países eran la prueba de todo lo que se puede lograr combinando la propiedad pública con la privada. Petrobras se consolidó tanto a nivel local como internacional. Hoy en día su capitalización bursátil alcanza los US$45,186 millones. De hecho, fue uno de los referentes de largo plazo del gobierno peruano.
Sin embargo, en los últimos años las ineficiencias con las que operaba y los casos de corrupción han golpeado a la brasileña. La caída del precio del petróleo ha terminado por hundir a la acción de Petrobras, que se ha reducido a casi la mitad (de R$20.4 a inicios de octubre a R$10.7 a principios de abril). La empresa ha perdido su calificación de grado de inversión y podría, ante un default,profundizar la crisis económica de Brasil.
La petrolera Ecopetrol es también la empresa más importante de ese país, con una capitalización bursátil de US$33,023 millones. Tomó como punto de partida el modelo peruano de contratación de los setenta y la ley orgánica de hidrocarburos de los noventa. “Colombia adecuó lo que el Perú había hecho en los setenta y noventa. En 10 años, pasaron de ser importadores netos a exportadores netos”, señala Ochoa.
A la reorganización de la estructura de la empresa se diseñó, al igual que en el caso brasileño, una política petrolera de Estado, y la empresa se integró verticalmente. “La rentabilidad está en la integración vertical, porque el negocio de refino solo agrega márgenes entre 4% y 5%”, añade Ochoa. Ecopetrol también integró al capital privado: actualmente cerca del 13% de la compañía está en manos privadas, y la legislación permite que aumente hasta 20%.
Sin embargo, la empresa colombiana tampoco ha estado libre de acusaciones de corrupción: cuatro ejecutivos de la empresa recientemente fueron detenidos por presuntamente recibir sobornos.
Petroperú se ha visto afectado por los vaivenes en la línea ideológica del gobierno cambió drásticamente, no sólo durante las elecciones –el plan de gobierno inicial, llamado La Gran Transformación, fue reemplazado por La Hoja de Ruta–, sino a medida que avanzaba su gestión. Los cambios no fueron lineales : primero la explotación de lotes petroleros fue puesta en suspenso, luego se consideró comprar los activos de Repsol en el Perú, luego se retomó la incursión en la explotación, decisión que recientemente fue reevaluada.
Esta volatilidad ha incorporado más ruido que soluciones a la situación de la empresa. En el 2014, Petroperú registró pérdidas por primera vez desde al menos el 2010, año en que comenzó a publicar sus estados financieros. Las pérdidas alcanzaron S/.112 millones. La estatal aún padece de un gobierno gobierno corporativo inestable —en los últimos cuatro años, se han cambiado a cuatro presidentes del directorio— y una ausencia de política de largo plazo que trascienda a los cambios gubernamentales. Sin rumbo claro, los empresa podría continuar registrando resultados financiero