Desde el 17 de diciembre, cuando Washington y La Habana anunciaron la reanudación de sus vínculos diplomáticos, la prensa internacional ha tendido a describir la VII Cumbre de las Américas como un encuentro “histórico”.
Aunque los mandatarios de Estados Unidos y Cuba ya se habían saludado espontáneamente durante el funeral del prócer sudafricano Nelson Mandela, el coreografiado apretón de manos que Barack Obama y Raúl Castro consumarán en Panamá este 10 de abril es percibido, de antemano, como el hito de una nueva era en el ámbito de las relaciones entre “el gran hermano del Norte” y los países al sur del Río Bravo.
Juan Carlos Varela, jefe del Estado panameño y anfitrión del evento de dos días, ha hecho todo lo posible para que nada arruine tan fotogénico momento. No obstante, algunos temen que el acercamiento cubano-estadounidense se vea ensombrecido por el incremento de las tensiones entre Washington y Caracas, aún después de que dos asesores de la Casa Blanca intentaran explicar este martes el sentido de las palabras que Obama usó el 9 de marzo para justificar la imposición de sanciones sobre funcionarios venezolanos presuntamente involucrados en actos de corrupción y violaciones de derechos humanos.
Los consejeros en cuestión aseguraron que, en realidad, Estados Unidos no considera a Venezuela como una amenaza para su seguridad nacional y el presidente Nicolás Maduro reaccionó positivamente a esas declaraciones; pero el impasse venezolano-estadounidense dejó de ser un asunto meramente bilateral hace semanas. El mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, advirtió que ni su Gobierno, ni la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), ni la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) dejarían pasar por alto el “faux pas” de Washington.
“Puede ser, pero Raúl Castro es quien maneja buena parte de la diplomacia latinoamericana y Obama está desesperado por dejar un legado como presidente. Ni Castro ni Obama van a permitir que otros asuntos empañen el principal tema de sus agendas: el restablecimiento de las relaciones entre sus países”, señala por su parte Ivo Hernández, de la Universidad de Münster.
Klaus Bodemer, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), opina que si Obama evita polemizar con quienes seguramente buscarán enfrentamientos, Estados Unidos puede salir airoso de la VII Cumbre de las Américas y convencer a muchos de los presentes de que realmente está interesado en sostener un nuevo tipo de nexo con América Latina y el Caribe, como lo demostró al aproximarse a Cuba. “Para que eso sea posible también es necesario que los Gobiernos moderados de la región dejen de hacerse los indiferentes frente a los desafueros del estamento chavista en Venezuela”, dice Bodemer.
“Esos Gobiernos deben tener claro que una cosa es la solidaridad circunstancial con un vecino y otra cosa es avalar prácticas reñidas con el Estado de derecho”, apunta el experto del GIGA, aludiendo a las detenciones arbitrarias de opositores venezolanos, a las deficiencias procesales de los juicios en su contra, a las condiciones inhumanas de su reclusión y a otras violaciones de derechos fundamentales. Lilian Tintori y Mitzy Capriles, las esposas de los dos presos políticos más prominentes de Venezuela –Antonio Ledezma y Leopoldo López, respectivamente– participarán en una “ágora social” antes de la inauguración de la cumbre.
El presidente Maduro llevará a Panamá las firmas de unos 9.000.000 de ciudadanos que piden el levantamiento de las sanciones estadounidenses contra funcionarios estatales venezolanos y veintiún exmandatarios iberoamericanos denunciarán una alteración del orden democrático en Venezuela. Pero, ¿qué hay de las otras delegaciones? Bolivia expondrá la demanda internacional que presentó en 2013 con miras a recuperar el acceso al océano Pacífico que perdió en su guerra con Chile en 1879. Argentina buscará apoyo para continuar forcejeando con Gran Bretaña por la soberanía sobre las islas Malvinas.
El Gobierno de Juan Manuel Santos presentará los avances de su proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. En el marco de la Alianza para la Prosperidad, El Salvador, Guatemala y Honduras exhibirán sus planes para fomentar el desarrollo socioeconómico en la zona norte de Centroamérica y frenar la emigración hacia Estados Unidos. Y en lo que respecta a las dos potencias de América Latina, Brasil y México no deberán esperar mucho para comenzar a discutir sobre las preocupantes perspectivas económicas del subcontinente, cuyo crecimiento se verá frenado por la continua caída de los precios de las materias primas.
Estados Unidos dejará de considerar a Cuba como un patrocinador de grupos terroristas. Cuba tendrá la atención del mundo cuando presente su nueva Ley de Inversión Extranjera y los avances de la Zona Especial de Mariel.
Era uno de los platos favoritos del día y el cubano devoró a la audiencia con un discurso que todos deseaban aquí. En el marco de la Cumbre de las Américas, centenares de empresarios de todo el continente escucharon al ministro de Comercio Exterior e Inversiones Extranjeras de Cuba Rodrigo Malmierca hablar en un idioma impensado tiempo atrás como un CEO de una compañía: en esta nueva etapa de deshielo con Estados Unidos, el funcionario comunista reconoció el “papel activo y fundamental” del capital foráneo en determinados sectores, ponderó las ventajas de invertir en la isla e invitó a las compañías estadounidenses a hacer negocios en Cuba.
Se habló de agronegocios, del sistema bancario y hasta disertó Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, de look informal en un mar de trajes oscuros. Pero aunque los temas de la jornada fueron variados en esta cumbre empresarial organizada por el Banco Interamericano de Desarrollo en el marco de la reunión de 35 mandatarios que comienza hoy, las nuevas oportunidades que se abren en la isla se colaron en casi todas las conferencias. En el mundo se mira con avidez a la isla, que acaba de iniciar un proceso de acercamiento con Estados Unidos y que necesita millones para reactivar su economía.
“En esta nueva etapa hemos ampliado nuestra visión sobre el rol de la inversión extranjera, reconociéndola como un papel activo y fundamental”, dijo el ministro Malmierca, en el auditorio más grande del encuentro, que estaba colmado de empresarios y periodistas. Es la primera vez que Cuba participa formalmente de este foro, que acompaña a la Cumbre de las Américas. Puso una cifra concreta a lo que la isla precisa: “US$2.500 MM de inversión extranjera anual” para garantizar un crecimiento económico sostenido.
El ministro ponderó las ventajas competitivas de Cuba, como el potencial científico, la mano de obra especializada, la ubicación privilegiada de la isla, así como también sus condiciones naturales con ventajas comparativas para el turismo. También dedicó buena parte de su discurso a hablar de las bondades del puerto y la Zona Especial de Desarrollo Mariel, que es una fuente de desarrollo. “Ha recibido el interés de más de 300 empresas de 30 países para radicarse allí”, contó. También destacó la nueva Ley de Inversión extranjera que es “clara y transparente”, dijo. Ese puerto va camino a convertirse en el mayor del Caribe para el movimiento de contenedores. E incluye una zona económica exclusiva.
Malmierca aseguró que todo ese panorama “forma parte de un ambiente socioeconómico que combina estabilidad con seguridad y con atracciones económicas atractivas para la inversión”. El ministro hizo un llamado concreto: “Invitamos a todas las compañías, grandes y pequeñas, presentes en la Cumbre, que se acerquen a la delegación cubana a ofrecer sus propuestas de inversión”. Resaltó, además, que “en los últimos meses hemos recibido delegaciones de empresarios estadounidenses, que han manifestado interés en explorar la nueva situación” tras la distensión entre Washington y La Habana. “No limitamos ni discriminamos a las compañías estadounidenses, las oportunidades están abiertas a su disposición”, aclaró.´
En los pasillos del foro, los empresarios hablaban de Cuba. El CEO deCitigroup para América Latina, Francisco Aristeguieta, señaló a Clarín que veía positivamente la nueva apertura. Y reveló que ya estaban analizando cómo su grupo podía entrar a operar en Cuba, cuando se den las condiciones. Poco antes, en una disertación sobre el sistema financiero, había contado que, paradójicamente, el Citi no había perdido su licencia para operar en Cuba en más de 5 décadas, algo que despertó las sonrisas del auditorio.
Los estadounidenses no habían perdido el tiempo y ya habían comenzado enNueva York a hablar del tema. Hace pocos días se celebró el encuentro “Oportunidades en Cuba”, organizado por la escuela de negocios Wharton y elConsejo de las Américas, en la sede del Nasdaq en Manhattan. Allí, 240 empresarios dedicaron un día completo a escuchar a altos funcionarios del gobierno de Obama y varios expertos sobre las posibilidades y los riesgos de invertir en la isla. En el mundo de los negocios, el que golpea primero gana.