Por TATYANA SHUMSKY
Las malas noticias son buenas noticias para los que apuestan al alza del cobre.
Tras estar deprimidos durante años por la desaceleración de la demanda en China, los precios del metal industrial han repuntado en las últimas semanas debido a una serie de calamidades, desde inundaciones y aludes en el norte de Chile —que hasta ahora han cobrado 26 vidas— hasta una falla eléctrica en Australia.
Estos sucesos imprevistos han paralizado las operaciones de minas de cobre y causado perturbaciones severas en la producción mundial del metal, que se usa en incontables productos que van desde electrónicos de consumo hasta aire acondicionado y tuberías de agua. Debido a la reducción de la oferta, los precios del cobre se dispararon en el mercado de futuros, que mueve US$87.500 millones.
Es improbable que las minas sean capaces de recuperar el tiempo perdido, lo que lleva a los inversionistas y analistas a reducir sus expectativas del suministro total para este año. Antes de la reciente serie de trastornos, muchos expertos proyectaban que la producción de cobre de las minas superaría la demanda en 2015 por primera vez en seis años. Ahora, algunos están pronosticando un déficit en anticipación a obstáculos adicionales en la producción.
Tras apostar contra el cobre durante 23 semanas al hilo, los gestores de dinero en conjunto se volvieron optimistas sobre los futuros y opciones del cobre a principios de marzo, según la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas de Estados Unidos.
El pronunciado incremento en el precio del cobre, que acumula un alza de 13% desde que llegó a un mínimo de cinco años en enero, es un ejemplo más de la volatilidad que se ha propagado por los mercados financieros en las últimas semanas. El aumento ocurre después de que un desplome de los precios de los metales que comenzó en 2011 obligó a los mineros a reducir sus inversiones, lo que dejó la oferta mundial más vulnerable a trastornos.
“El mercado es mucho más sensible a pequeños cambios simplemente porque las condiciones de la demanda y la oferta están mucho más ajustadas”, afirma Francisco Blanch, director de investigación de commodities de Bank of America Merrill Lynch.
Bank of America Merrill Lynch pronosticó en noviembre un superávit de 15.000 toneladas en 2015, pero ahora prevé un ligero déficit de oferta, indica el analista de metales Michael Widmer.
Trabajadores portuarios controlan cargamentos de cobre con destino a Asia en el puerto de Valparaíso, al noroeste de Santiago.
Tres días de lluvias torrenciales a finales de marzo causaron aludes de lodo e inundaciones en Chile, el mayor productor y exportador de cobre. El aguacero inundó minas y cortó las comunicaciones en las zonas desérticas de Atacama y Antofagasta, en las que abunda el cobre. Un funcionario lo describió como el peor desastre de lluvia en 80 años.
Una semana antes, trabajadores en Indonesia bloquearon las calles por una disputa salarial, lo que obligó a la segunda mayor mina cuprífera del mundo a suspender su producción durante cinco días.
Esto se sumó a la presión sobre el suministro que ya se estaba acumulando desde el comienzo del año. Entre una serie de problemas, manifestaciones en torno a preocupaciones medioambientales obligaron a Antofagasta ANFGY +0.18% PLC el mes pasado a recortar su previsión de producción de cobre en su mina más grande, ubicada en Chile. En febrero, BHP Billiton Ltd. BHP +0.02% señaló que los daños a un molino que tritura el mineral de cobre en partículas más pequeñas reduciría en un tercio la producción de la mayor mina de cobre de Australia este año. El año pasado, BHP Billiton revisó a la baja su pronóstico de la producción de Escondida, que se encuentra en Chile y es la mayor mina de cobre del mundo, debido a la menor calidad del mineral.
“Con todas estas minas que están saliendo o están teniendo una producción mucho menor de la que esperábamos, nos encontraremos en un mercado con déficit este año”, afirma Daniel Belchers, gestor de un fondo de commodities en Columbia Threadneedle Investments en Londres, que tiene US$600 millones invertidos en materias primas.
Sin duda, la débil actividad fabril y las volátiles importaciones de China, el mayor consumidor de cobre, siguen siendo un foco central para muchos inversionistas y un motivo para ver con cautela la reciente racha alcista del cobre.
Los futuros del cobre caían ligeramente el miércoles, a US$2,73 la libra en la división Comex de la Bolsa Mercantil de Nueva York.
La economía del mayor consumidor de commodities del mundo se está ralentizando y los precios inmobiliarios en China también están descendiendo. Ello está generando temores de un retroceso en la construcción residencial y la manufactura, que impulsan la demanda de cobre de China.
“El panorama macro(económico) de China sigue débil”, dice Jeremy Baker, quien ayuda a gestionar el Vontobel Belvista Commodity Fund de US$600 millones en Zúrich. “Por tanto, hay riesgo de que el cobre pueda descender de nuevo”.
Aun así, algunos inversionistas creen que los déficits en la oferta de cobre están empezando importar más. Particularmente, el mercado de futuros está dando señales de que la oferta está bajo presión, al menos en el corto plazo. Los contratos para entrega en el mes más próximo están mostrando mayores precios que los contratos para meses posteriores. Esto es inusual debido a que los que poseen el metal tienden a cobrar más por entregas aplazadas para compensar por los costos de almacenamiento.
Esto ha persuadido a Nicholas Johnson, que ayuda a gestionar el Commodity Real Return Strategy Fund de US$10.750 millones de Pacific Investment Management Co., a apostar a que el cobre superará el desempeño de otros metales como el zinc, el plomo y el aluminio.
“Los precios en tres meses son menores porque el mercado prevé que estos problemas se resuelvan, pero el mercado no es muy bueno para predecir eso históricamente”, asevera Johnson.