Por GUY CHAZAN.
Los rumores de que Royal Dutch Shell quería comprar a BG Group circularon en el sector petrolero al menos durante los últimos 20 años. Ayer se volvieron realidad. Shell reveló sus planes para adquirir BG por u$s 70.000 millones excluyendo deuda, una prima de 50% al actual precio de la acción.
El CEO de Shell, Ben van Beurden, aseguró que BG "encajaba perfectamente" con la petrolera angloholandesa. "Es un movimiento audaz y estratégico que da una nueva estructura a la industria", agregó.
No hay duda de que la iniciativa de Shell es audaz. Al adquirir a su rival más chico, se convertirá en la petrolera extranjera más grande de Brasil, una de las provincias del crudo más preciadas del mundo; y además fortalece su posición como líder global en gas natural licuado (GNL), el combustible no contaminante cada vez más atractivo.
Los analistas de Jefferies afirman que para 2018, la combinación de Shell y BG producirá más petróleo y gas que ExxonMobil, que actualmente es el grupo petrolero no estatal más grande del mundo.
BG quizás estuvo en el radar de Shell durante décadas, pero durante mucho tiempo fue considerado un blanco demasiado caro. Todo eso cambió cuando el precio del crudo empezó a bajar el año pasado, lo que hundió las valuaciones de todas las energéticas del mundo, incluyendo BG.
Pero aún antes de eso, una serie de decepciones operativas, advertencias sobre baja en las ganancias y problemas en el management habían afectado el precio de su acción ubicándolo lejos de los máximos alcanzados a principios de 2012.
Así fue como van Beurden llamó al presidente del directorio de BG, Andrew Gould, un ex CEO de la compañía de servicios petroleros Schulumberger, el 15 de marzo para proponerle la fusión. En unas semanas diseñaron una de las operaciones de petróleo y gas más grandes de la historia.
Van Beurden hizo hincapié en el efecto del precio del crudo cuando se habló con algunos periodistas. La idea de una unión con BG siempre tuvo sentido, pero "en los últimos meses se convirtió en una operación irresistible desde la perspectiva del valor", contó.
La operación es transformacional para Shell. Sus reservas aumentarán en un 25% y su producción subirá 20%. Tendrá acceso a los grandes descubrimientos de gas offshore que hizo BG frente a Tanzania, y también a su enorme proyecto de GNL Queensland Curtis en Australia.
Pero Brasil es el premio clave para Shell. Van Beurden aseguró que la producción del grupo fusionado en Brasil sería de 550.000 barriles diarios a fines de la década, cuatro veces más ahora.
El acuerdo también fortalecerá el dominio que tiene Shell del negocio de producción, exportación y comercialización de GNL. Para 2018, Shell-BG controlará la venta de 45 millones de toneladas anuales de GNL, lo que fácilmente lo convertirá en el mayor vendedor de combustible del mundo.
Shell trató a duras penas de recalcar las fortalezas financieras de la compañía fusionada. Habría ahorros de u$s 2.500 millones anuales para 2018, y el grupo ampliado se desharía de activos por u$s 30.000 millones entre 2016 y 2018.
Pero para los accionistas de Shell, según Jason Gammel de Jefferies, hay un inconveniente: la operación será dilusiva en términos de ganancias por acción en 2016 y 2017, y la posición de deuda neta de Shell subirá a u$s 61.000 millones tras el acuerdo.
Van Beurden reconoció que Shell enfrentará cuestiones de competencia en Australia, Brasil, China y Bruselas, si bien la compañía hasta ahora no identificó ningún problema "insuperable".
Por Rafael Esparza
Las petroleras no querían ser tan grandes desde el año 2000, cuando otra caída del crudo dio lugar a gigantes como Exxon, Chevron o BP.
Royal Dutch Shell, la tercera del mundo, compra por 62.269 millones la antigua British Gas, tercera energética británica.
La angloholandesa quiere crecer, sí, pero también acceder a reservas de gas de primera calidad para competir con Exxon Mobil y Chevron.
Shell no ha acertado con el ‘fracking’ en EEUU y quiere volver, de la mano de BG, a grandes proyectos en alta mar.
La británica opera en 24 países y tiene activos rentables de crudo y gas en Brasil y de gas natural licuado en Australia.
El acuerdo entre Royal Dutch Shell para adquirir por 62.269 millones de euros BG Group tiene dos lecturas, una simple y otra compleja, como prefieran. Es simple porque el objetivo no es otro que creer, ser más fuerte: BG es la tercera energética británica y la angloholandesa Shell, la tercera petrolera del mundo. La otra lectura, más interesante, está en los entresijos mismos de una industria, la de hidrocarburos, en fase de trasformación por efecto de la caída de los precios del petróleo.
Aparte de crecer, por tanto, la operación permitiría a los dos grupos europeos recortar la superposición de costes (en exploración, por ejemplo) para compensar el impacto en sus resultados de la caída del crudo y del gas. Las sinergias generadas por la fusión superan los 2.100 millones de euros. Hay, además, otro factor a tener en cuenta: es la unión de una gran petrolera y una compañía gasista, antes conocida como British Gas.
Esa combinación daría a acceso a Shell a reservas de gas de primera calidad para competir con sus grandes rivales como Exxon Mobil, la mayor del mundo, y Chevron.
Y en medio de todo este proceso es interesante no perder de vista el fracking (fractura hidráulica), que ha cambiado las reglas del juego en la extracción de petróleo y gas, sobre todo en Estados Unidos. En esa pelea, Shell -también una de las grandes compañías de gas natural- no acertó en su estrategia: compró activos de gas de esquisto pero con resultado decepcionante. Volvería así, de la mano de BG Group, a grandes proyectos en alta mar, más rentables.
BG Group opera en 24 países, entre ellos varios hispanoamericanos, como Honduras, Colombia, Brasil, Bolivia y Uruguay. El grupo británico también daría acceso a Shell a rentables activos de petróleo y gas en aguas de Brasil, el este de África y un amplio proyecto de gas natural licuado (GNL) en Australia. También la división de venta y marketing de gas natural de la británica encaja con la cartera de gas de la americana y su experiencia en el negocio de gas natural licuado.
La operación es la de más envergadura desde hace más de una década. Fue, en concreto, en 2000 cuando se vivió una situación parecida a la actual por la caída de precios del crudo, lo que dio lugar a grandes operaciones como la compra por BP de Amoco y la fusión de Chevron y Texaco. En aquel momento nacieron los grandes gigantes actuales como BP, Chevron o ExxonMobil.
Una vez más, el pez grande se come a uno más chico: la capitalización bursátil de Shell es de 202.000 millones, frente a los 46.000 millones de BG, cuyos accionistas, según el acuerdo, serán los propietarios del 19% del grupo resultante.
Por Nieves Amigo.
Los analistas, internacionales y nacionales, empiezan a valorar ya este miércoles la que, de aprobarse finalmente, será la decimocuarta fusión más grande de la historia, la unión de Royal Dutch Shell y BG Group. Esto es lo que opinan:
Mark Kimsey, operador senior de Accendo Mercados: “El descenso en el precio del petróleo en el último año ha maltratado algunas acciones que ahora mismo están claramente atractivas. En el último año, las acciones de BG han caído un 30%, las de Tullow Oil un 65%, las de Premier Oil hasta un 55% y las de Petrofac un 20%. En comparación, gigantes del sector como BP o Royal Dutch Shell sólo han caído un 10% en el mismo periodo dejándoles en una posición de depredadores en busca de presa”. - See more at:
Natalia Aguirre, de Renta 4: “Esta noticia debería animar las cotizaciones del sector petrolero, en tanto en cuanto es una muestra clara de que se aprecia valor en el sector de cara al medio plazo”. Esta experta destaca la prima pagada (superior al 50%) y recalca que es especialmente positivo para Repsol porque BG es su más directa comparable en el sector.
Sara Carbonell, de CMC Markets: "Creo que es una unión que generará sinergias positivas, especialmente para Shell , ya que la ayudará a competir con las grandes como Chevron o Exxon a través de diversificación geográfica en países como Latinoamérica o Australia y aumento de la producción (también de las reservas). El momento de mercado (bajos precios del petróleo) no puede ser más propicio para 'ir de compras', (como ya hizo Repsol en Canadá); el sector está sufriendo las consecuencias de la postura de la OPEP (liderados por Arabia) de mantener la producción , pero creo que en el medio plazo (finales de año) los precios se estabilizarán y estas operaciones incrementarán el posicionamiento de las compañías que las han liderado".
Victoria Torre, de Self Bank: "Con la mejoría de la economía, en los últimos meses hemos asistido a un resurgir de las operaciones corporativas (fusiones, compras, salidas a bolsa…). No obstante, el sector petrolero parecía estar quedándose al margen de esta actividad, en parte por el delicado momento que atraviesa debido a la caída de los precios del crudo, que afectan directamente a su cuenta de resultados.
En este contexto, muchas compañías han acometido recortes de costes para paliar la reducción de ingresos. La caída de los precios del crudo ha supuesto también que las petroleras se replantearan inversiones y movimientos corporativos, por lo que la operación de compra de Shell sobre BG puede ser un punto de inflexión, tanto por la operación en sí como por el tamaño de la misma.
El precio de la operación ronda los 70.000 Mn$ (a pagar en efectivo y acciones), lo que la convierte en una de las más grandes de la historia. Con la compra Shell se afianzaría en el mercado gasista y acercaría su tamaño al de ExxonMobil. Además, se espera que con la operación genere sinergias anuales de 2.500 Mn$ y que mejore la rentabilidad de la compañía".
En este momento tenemos a los títulos de la petrolera BG Group disparándose un 39% hasta los 1.261 peniques tras la oferta de compra por parte de la angloholandesa Royal Dutch Shell por un importe de 70.000 millones de dólares, o lo que es lo mismo unos 63.000 millones de euros. El precio de oferta de compra supone una prima del 52% sobre el precio de la cotización media de los últimos 90 días.
Desde el punto de vista del análisis técnico lo que tenemos es un fortísimo movimiento alcista que por el momento parece haberse frenado, al tick, en la resistencia que presenta en el último máximo decreciente (1.300 peniques). La compañía lleva negociados más de 22 millones de títulos. Desde los máximos del verano pasado, cuando dio comienzo el desplome del crudo, los títulos de BG Group se han dejado por el camino un 40% y tras las subidas de hoy volvemos a tener a la cotización en los niveles previos a la gran corrección en el “oro negro”.
El acuerdo de compra por parte de Royal Dutch Shell de su rival menor BG Group creará un poderoso actor en la floreciente región subsal de Brasil, con el dinero y la tecnología necesarios para sacar adelante proyectos con su complicado socio, la estatal Petrobras.
La compra de BG convertirá a Shell en el segundo mayor productor de petróleo en Brasil por lejos, con una posición dominante en uno de los proyectos de extracción de crudo en alta mar más prometedores del mundo.
Los analistas estiman que BG producirá cerca de 500,000 barriles de petróleo y gas equivalentes en Brasil para 2020.
El desarrollo de la zona subsal en las profundidades marinas, publicitada como el mayor descubrimiento de petróleo en décadas cuando fue hallada hace ocho años, ha decepcionado por sus retrasos y los aumentos de costos.
Esto afectó el flujo de caja de BG en los últimos años, haciéndole vulnerable al tipo de adquisición anunciada este miércoles.
"BG ha luchado por sacudirse la percepción de que, en países como Brasil y Australia, mordió más de lo que podía masticar", dijo el analista de Investec Neill Morton en una nota a sus clientes.
Shell, como la segunda compañía petrolera mundial, tiene ciertamente dentadura para masticar y tragarse los activos de BG en Brasil, pero el reto será su relación con Petróleo Brasileiro SA, nombre oficial de Petrobras.
"El truco (en este acuerdo) es que Shell sería el socio no operativo de Petrobras, actualmente en problemas", señaló Iain Reid, analista de BMO Capital Markets, en una nota.
La situación parece destinada a empeorar antes de que mejore, por la implicación dePetrobras en un gran escándalo de corrupción que ha salpicado a ejecutivos, políticos y a las mayores constructoras de Brasil.
Los problemas ya han empezado para sus socios. La portuguesa Galp Energia anunció el mes pasado que cuatro de sus principales proyectos petroleros en alta mar serán aplazados al menos un año por la investigación por corrupción.
Gracias a su cartera diversa y un flujo de caja saludable, Shell puede ser paciente, pero también tiene el tamaño y la experiencia para sacar la situación adelante.
"Shell tiene una larga historia en Brasil. Sabe en qué se está metiendo", aseguró una fuente que trabaja con la compañía en el país
Rio de Janeiro.- El acuerdo de compra por parte de Royal Dutch Shell de su rival menor BG Group creará un poderoso actor en la floreciente región subsal de Brasil, con el dinero y la tecnología necesarios para sacar adelante proyectos con su complicado socio, la estatal Petrobras.
La compra de BG convertirá a Shell en el segundo mayor productor de petróleo en Brasil por lejos, con una posición dominante en uno de los proyectos de extracción de crudo en alta mar más prometedores del mundo.
Los analistas estiman que BG producirá cerca de 500,000 barriles de petróleo y gas equivalentes en Brasil para el 2020.
El desarrollo de la zona subsal en las profundidades marinas, publicitada como el mayor descubrimiento de petróleo en décadas cuando fue hallada hace ocho años, ha decepcionado por sus retrasos y los aumentos de costos.
Esto afectó el flujo de caja de BG en los últimos años, haciéndole vulnerable al tipo de adquisición anunciada el miércoles.
"BG ha luchado por sacudirse la percepción de que, en países como Brasil y Australia, mordió más de lo que podía masticar", dijo el analista de Investec Neill Morton en una nota a sus clientes.
Shell, como la segunda compañía petrolera mundial, tiene ciertamente dentadura para masticar y tragarse los activos de BG en Brasil, pero el reto será su relación con Petróleo Brasileiro SA, nombre oficial de Petrobras.
"El truco (en este acuerdo) es que Shell sería el socio no operativo de Petrobras, actualmente en problemas", señaló Iain Reid, analista de BMO Capital Markets, en una nota.
La situación parece destinada a empeorar antes de que mejore, por la implicación de Petrobras en un gran escándalo de corrupción que ha salpicado a ejecutivos, políticos y a las mayores constructoras de Brasil.
Los problemas ya han empezado para sus socios. La portuguesa Galp Energia anunció el mes pasado que cuatro de sus principales proyectos petroleros en alta mar serán aplazados al menos un año por la investigación por corrupción.
Gracias a su cartera diversa y un flujo de caja saludable, Shell puede ser paciente, pero también tiene el tamaño y la experiencia para sacar la situación adelante.
"Shell tiene una larga historia en Brasil. Sabe en qué se está metiendo", aseguró una fuente que trabaja con la compañía en el país.
BG Group, la empresa que será adquirida por Royal Dutch Shell, se encuentra entre las 15 compañías más grandes que cotizan en la Bolsa de Valores de Londres.
BG Group fue creada en 1997 en Reino Unido cuando British Gas plc se desprendió de Centrica y se convirtió en BG plc. Dos años después se reorganizó como BG Group y es considerada el rival europeo de Shell.
La británica cuenta con recursos por 18,000 millones de barriles de petróleo y 5,200 empleados, según su sitio de Internet.
En 2014, sus ganancias retrocedieron 8%, a 4,035 millones de dólares, de acuerdo con su más reciente reporte de resultados.
La empresa -al igual que Shell- se vio afectada por el fuerte deterioro de los precios del petróleo desde la segunda mitad de 2014, aunque espera que sus proyectos en Brasil y Australia incrementen su producción.
La absorción de BG por Royal Dutch Shell se suma a una creciente lista de grandesoperaciones en el sector como consecuencia del impacto en la industria del desplome de precios del petróleo en un patrón que se asemeja a lo registrado a finales de los años 90, coincidiendo con otro período de precios especialmente bajos del crudo que dio origen a los actuales gigantes del sector como BP, Chevron o ExxonMobil, indicó el portal Europa Press.
La oferta de Shell debe ser examinada y aprobada por accionistas de ambas empresas en sendas asambleas generales. Se trata de la mayor adquisición de la compañía luego de la fusiónpor 41.700 millones entre la rama holandesa y británica.