Las empresas estadounidenses están comenzando a mirar a bitcoin con otros ojos.
En medio de una ola de acuerdos que involucran a conocidas firmas de finanzas y tecnológicas se pueden ver señales de que las empresas estadounidenses están explorando usos corporativos innovadores para las divisas digitales. Están haciendo apuestas tempranas y tentativas a que la llamada tecnología blockchain, que representa el núcleo de bitcoin, podría llegar a transformar la forma en la que los bancos, negocios e incluso electrodomésticos inteligentes circulan dinero, activos y datos sensibles por todo el mundo.
El interés es más evidente en Wall Street, en donde hay una sensación de que los caminos centralizados y dominados por los bancos a través de los cuales transitan las finanzas internacionales están más que listos para adoptar los ahorros de costos propiciados por Internet que han afectado a otras industrias.
“El precio de gestionar pedazos [de datos] ha bajado por un factor de 10.000 en la última generación. Es hora que el costo del procesamiento de pagos caiga por un factor de al menos dos”, dijo el ex secretario del Tesoro de EE.UU. Lawrence H. Summers. “Bitcoin ofrece la posibilidad de una disrupción necesaria e importante en las finanzas, para el beneficio de los compradores y vendedores en vez de los financistas e intermediarios”.
La mayoría de los consumidores son reacios a usar una divisa de seis años de antigüedad que muchos asocian con drogas ilícitas, fluctuaciones extremas de precio y riesgos de seguridad. Pero lo que se dice ahora es que el potencial de bitcoin se haya en ser un fenómeno financiero tras bambalinas en vez de un medio masivo de intercambio.
La idea es que los registros de blockchain, que son verificados, actualizados y mantenidos por una red descentralizada de computadoras de propiedad independiente, permiten por primera vez que la gente y los negocios confíen entre sí en intercambios de activos, dinero e información en línea. La teoría dice que al deshacerse de los intermediarios, esta tecnología podría recortar costos, el tiempo que toma realizar la transacción y reducir los riesgos de cesación de pagos.
“Es una oportunidad para que Wall Street simplifique algunas operaciones que son bastante anticuadas”, dijo Duncan Niederauer, el ex presidente ejecutivo de NYSE Euronext, quién recientemente se convirtió en asesor de TeraExchange, la primera plataforma de derivados de bitcoin regulada por la Comisión de Corretaje de Futuros de Commodities.
Aún hay muchos obstáculos por superar. Además de la seguridad, la criminalidad y la volatilidad de precios, no se sabe si la red de bitcoin podrá aumentar su escala al nivel necesario. Las transacciones diarias de bitcoin actualmente rondan los US$50 millones, una fracción de los más de US$5 billones (millones de millones) que se mueven en los mercados de divisas.
No obstante, con los reguladores en EE.UU., el Reino Unido y otros países creando reglas para las divisas digitales que buscan proteger a los usuarios y alentar la innovación, las compañías exploran las posibilidades. Esto marca un gran cambio frente al año anterior, cuando bitcoin era visto como una idea extraña de los entusiastas de la computación y los libertarios que se oponen a las divisas emitidas por los gobiernos.
En enero, la Bolsa de Nueva York, USAA Bank, el conglomerado español Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA y el ex presidente ejecutivo de Citigroup Inc. C +1.25% Vikram Pandit compraron participaciones en el mercado y proveedor de servicios de bitcoin al consumidor Coinbase. USAA y la división de capital de riesgo de Citigroup también están trabajando como mentores con startups en un acelerador de empresas dirigido por el Plug and Play Tech Center de San Francisco.
Varios proyectos nuevos pretenden ofrecer un ambiente de corretaje de bitcoin más robusto, regulado y accesible para Wall Street, creando oportunidades para inversionistas que de otra manera no podrían o estarían dispuestos a participar en los volátiles sitios web que han administrado a bitcoin hasta ahora. Digital Currency Group, del emprendedor neoyorkino Barry Silbert inició recientemente el corretaje público en su Bitcoin Investment Trust. Ese fondo podría enfrentar competencia pronto si los gemelos Tyler y Cameron Winklevoss obtienen la aprobación de la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. para un fondo que cotice en bolsa.
Con estos nuevos instrumentos de corretaje, las firmas fundadoras buscan crear oportunidades para un conjunto más amplio de inversionistas, incluyendo a aquellos con la perspectiva estratégica de que los nuevos usos de blockchain que no están relacionados con divisas, generarán una demanda significativa por bitcoin. Incluso si esos usos no involucran necesariamente pagos en la divisa digital, se cree que bitcoin será necesario como la fundación de las transacciones, lo que elevaría su precio.
Ampliar el conjunto de inversionistas también podría calmar la notoria volatilidad de bitcoin, lo cual la podría hacer más atractiva como divisa. En 2013, el precio de bitcoin pasó de cerca de US$13 en enero aun cenit de US$1.150 a finales de noviembre, sólo para caer 85% durante los 13 meses siguientes. Desde entonces el precio de la divisa se ha estabilizado en cerca de US$250, según un índice producido por el servicio de noticias Coindesk.
Las grandes tecnológicas también están ingresando en este mundo International Business Machines IBM +1.42% tiene un proyecto para investigar cómo la tecnología de blockchain podría permitir que aparatos conectados a la red intercambien datos, dineros y contactos en la “Internet de las cosas” del futuro. El fabricante de chipsQualcomm Inc. QCOM +2.77% se ha unido a una serie de inversionistas de capital de riesgo para invertir un total de US$116 millones en una startup llamada 21 que desarrolla productos que usan blockchain.
No obstante, aún quedan muchos escépticos. El profesor de Boston University Mark T. Williams, uno de los principales críticos de bitcoin, dice que la regulación necesita ser más estricta para proteger a los consumidores. “Lo que complica las cosas es que es una divisa sin país”, dijo. “¿Qué organismos regulatorios deberían ser responsables por ella?
“No solo no es una amenaza, es potencialmente una oportunidad”, dice Niederauer. “Si el tren se está yendo de la estación, es mejor subirse y ser el conductor a verlo desde la plataforma”.